Evelyn Matthei miente. Su padre, miembro de la Junta de Gobierno de la dictadura, aunque tardíamente, decidió asumir su culpabilidad por los asesinatos y torturas que sufrieron miles de chilenas y chilenos, defensores de la democracia. La candidata, a voz en cuello ha negado la participación de su progenitor como responsable de la Academia de Guerra Aérea, centro de torturas, dónde incluso algunos de sus propios camaradas de armas fueron crucificados.
Matthei mintió nuevamente, ante la periodista Consuelo Saavedra, en otra aparición pública. Negó categóricamente ser pinochetista, cuando fueron evidentes sus efusivos abrazos al general, cuando viajó a visitarlo en momentos de su detención en Londres.
Vuelve a mentir, cuando sostiene en un foro económico en Panamá que, con el gobierno de Boric, la economía chilena “está absolutamente estancada”; y, recientemente, en seminario sobre “La Ruta para el Crecimiento 2025” dice que nunca se creció tan poco y que existe una delicada situación macroeconómica, con alto gasto público y déficit fiscal.
Esos dichos resultan sorprendentes, en momentos que se conoce la cifra de 2,6% de aumento del PIB para el año 2024, superando todas las proyecciones. Al mismo tiempo, la candidata desconoce que en este mismo año hubo un récord de exportaciones, las que superaron los 100.000 millones de dólares, mientras las inversiones extranjeras alcanzaron un récord de 56.234 millones de dólares, lo que ha posicionado a Chile como uno de los países más atractivos para las empresas internacionales.
Con respeto a la macroeconomía y a la situación fiscal, basta remitirse a señalamientos recientes del Banco Mundial:
“Chile tiene una trayectoria de políticas macroeconómicas sólidas e instituciones robustas, lo que le permitió restaurar el equilibrio macroeconómico después de las disrupciones creadas por la pandemia y sus secuelas” (14-10-2024).
La propuesta de crecimiento de Matthei no sirve
La propuesta de Matthei sobre el crecimiento no hace más que repetir el eslogan conservador y, ahora, parece sentirse respaldada con las extremistas medidas económicas que ha impulsado el presidente de Argentina, Javier Milei.
“(Argentina) eligió a una persona que está dispuesta a romper esquemas y que va a lograr el crecimiento en bastante breve tiempo. Las medidas que hay que tomar están claras” (Foro en Panamá).
Sus medidas para hacer crecer la economía son reducir el gasto fiscal y bajar los impuestos al empresariado para ampliar, según ella, mayor espacio al sector privado. Pero esas medidas no sirven para el crecimiento económico.
La candidata Matthei no se da cuenta que el bajo crecimiento desde hace 10 años, con una tasa promedio de 2% anual, tiene su origen en razones estructurales, y que ello es independiente de signos políticos y de eventuales medidas de política económica de corto plazo. En efecto, ese bajo crecimiento ha estado presente con Piñera, Bachelet y ahora con Boric.
Chile debe cambiar de rumbo para crecer y sobre todo para desarrollarse. Para ello se requieren reformas estructurales, entre otras:
En primer lugar, no mejorará el crecimiento si no se impulsa una nueva estrategia de desarrollo productiva, que potencie nuevas industrias, porque las fundadas en recursos naturales tradicionales para la exportación han agotado su dinamismo.
Segundo. Solo una nueva estructura productiva diversificada, que incorpore mayor valor agregado a los bienes y servicios es la que permitirá nuevos espacios de inversión, aumentará el crecimiento, potenciara las Pymes y favorecerá un empleo permanente y de mejor calidad;
Tercero. En momentos de un avance tecnológico arrollador, el gobierno y el empresariado tienen que multiplicar las inversiones en ciencia, tecnología e innovación, acompañado con la instalación de centros tecnológicos en las distintas regiones del país.
Cuarto. Se requiere un esfuerzo nacional para mejorar radicalmente la calidad de la educación formal y la capacitación permanente de los trabajadores. Para todos y no solo para la clase alta. Nuevas tecnologías, máquinas y procesos exigen profesionales y trabajadores con formación sofisticada. Ello resultará en mayor productividad, más calidad en el empleo y mejores salarios.
Quinto. La política sobre inversiones extranjeras debiera incorporar como requisito de desempeño para las empresas internacionales la transferencia de tecnologías, como lo hicieron los chinos con las multinacionales.
Sexto. Un nuevo camino productivo exige al Estado una política económica que entregue incentivos a los agentes económicos en nuevos campos productivos; disponga de mayores recursos para inversiones en ciencia, tecnología, educación y capacitación de los trabajadores; y, con mayores iniciativas de fomento a las pymes.
La reducción de impuestos al empresariado y la austeridad fiscal, que propone la candidata Matthei mantendrán el extractivismo, sin valor agregado. Y no se contará con los recursos indispensables para las nuevas tecnologías ni para el mejoramiento de la calidad formativa en las escuelas, las universidades y fábricas. Las desigualdades persistirán y no habrá progreso en las condiciones de vida de chilenas y chilenos.
Las medidas propuestas por Evelyn Matthei no sirven para potenciar el crecimiento ni menos el desarrollo. No le sirven al gran empresariado ni a las pymes y tampoco a los trabajadores.
Columna publicada Le Monde Diplomatique el 20.03.2025
Roberto Pizarro Hofer, Economista, ex decano de la Facultad de Economía Política de la U. de Chile, ex Ministro de Desarrollo Social y Familia, colaborador permanente de elmaipo.cl
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