El litio es un recurso estratégico para la transición energética y nuestra región tiene una posición privilegiada en ese mercado global, señaló hoy en Chile la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El secretario ejecutivo de ese mecanismo de la ONU, José Manuel Salazar-Xirinachs, presentó aquí el documento “Extracción e industrialización del litio, oportunidades y desafíos para América Latina y el Caribe”.
Señala el texto que la naturaleza fundamental de este metal blando radica en sus posibilidades de contribuir al desarrollo económico de los países por medio de la creación de valor, aumento de las exportaciones, del empleo y de la recaudación fiscal.
En la actualidad el llamado “triángulo del litio”, formado por Argentina, Bolivia y Chile, al cual se suman en menor medida México, Perú y Brasil, concentra el 52 por ciento de las posibilidades mundiales de explotación en términos reales.
Chile tiene en este contexto una posición privilegiada, al contar con el 41 por ciento de las reservas totales del también llamado “oro blanco”.
Salazar-Xirinachs explicó que esto ocurre en un momento muy particular ante el compromiso asumido de enfrentar el calentamiento global sustituyendo del uso de los combustibles fósiles por otras energías no contaminantes.
Tal panorama ofrece una serie de posibilidades para los países ricos en estos recursos, pero también de desafíos y riesgos, puntualiza el texto de la Cepal.
Figura entre los beneficios el incremento notable del precio del litio, multiplicado casi nueve veces en los últimos años gracias a la expansión de la industria de baterías en base a ese mineral y la ampliación de la oferta de vehículos impulsados por electricidad.
Los desafíos incluyen pasar de ser extractores y exportadores a convertirse en productores de equipos con este material, en particular de baterías e, incluso, incorporarse a la industria de la electromovilidad, una actividad muy incipiente en la región.
No menos importante, precisa la Cepal, es enfrentar las cuestiones de carácter ambiental y social, sobre todo atender las demandas de las comunidades asentadas en los alrededores de los salares.
Entre los riesgos destaca la posibilidad del desarrollo de tecnologías alternativas con el propósito de sustituir las baterías de litio o el fortalecimiento de la industria del reciclaje para prolongar la vida de las actuales, lo que disminuiría la demanda.
Cada país debe, además, resolver temas puntuales, como el impacto de la extracción en el medio ambiente, sobre todo en el uso del agua, la oportuna consulta a la población y el establecimiento de un régimen fiscal adecuado para distribuir con equidad las riquezas obtenidas.
Como reiteró el secretario ejecutivo de la Cepal, no es tanto un problema de aplicar modelos mejores o peores, sino de la calidad de la gestión en el uso de estos recursos.
Fuente: El Maipo/PL