Por Jorge C.A.
Casi un millón de hogares se quedaron sin electricidad este viernes en Irlanda y Escocia, azotados por la tormenta Eowyn y sus vientos sin precedentes, anunciaron las autoridades. En Irlanda, donde se levantó la alerta roja, un hombre murió después de que un árbol cayera sobre su automóvil, dijo la policía. Tras barrer Irlanda, Eowyn sopló con fuerza en Escocia. Aunque la alerta roja también se levanto en esta región, la agencia meteorológica británica, la Met Office, pidió a la población mantenerse vigilante.
Los vendavales más fuertes se registraron al sur de Glasgow, con 160 km/h. En Irlanda, poco antes, la borrasca batió récords, con ráfagas de 183 km/h cerca de Galway, en la costa oeste, superando los registros de 1945.
En la misma zona, la velocidad media del viento alcanzó los 135 km/h, una potencia sin precedentes, según la agencia meteorológica irlandesa. «Es una tormenta histórica», dijo el primer ministro irlandés, Micheal Martin, quien llegó al poder el jueves y mantuvo una reunión de crisis con los servicios de emergencia el viernes.
En previsión de la tormenta Éowyn, que tiene a Irlanda y Escocia en alerta roja y a Galicia ya en alerta naranja:
Mientras Irlanda, Escocia y el resto de Gran Bretaña se preparan para una ‘bomba meteorológica’ de fuertes vientos, lluvia, nieve y posiblemente incluso tornados, está claro que el clima del planeta se está volviendo más extremo e impredecible. Señores, esto es el cambio climático en acción.
Estas tormentas no son inevitables: son una llamada urgente a la acción y es hora de que quienes causan esta crisis se vean obligados a pagar el precio. No podemos resignarnos. Hay soluciones: luchar contra el cambio climático, adaptar nuestras ciudades y, sobre todo, responsabilizar a quienes contribuyen directamente a este problema, las empresas de combustibles fósiles, que deben asumir el coste real de su impacto.
Si bien aún está por verse cuánta devastación causará la tormenta Éowyn, está claro que las personas no deberíamos pagar la factura. Los Gobiernos deben implementar políticas para garantizar que los grandes contaminadores, como Shell, BP o Repsol, paguen por los daños que su búsqueda imprudente de ganancias está causando a las personas y al planeta.
El Maipo/Ecoticias