Varios mandatarios latinoamericanos y europeos participarán hoy en Chile en el acto oficial por la defensa de la democracia y los derechos humanos, a 50 años del golpe de Estado contra el gobierno de Salvador Allende.
A la ceremonia, convocada por el presidente Gabriel Boric, asistirán los gobernantes de México, Andrés Manuel López Obrador, de Colombia, Gustavo Petro, de Bolivia, Luis Arce, y de Uruguay, Luis Lacalle Pou, así como el primer ministro de Portugal, Antonio Costa, además de los expresidentes José Mujica y Juan Manuel Santos.
Mientras, Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, y Alberto Fernández, de Argentina, declinaron la invitación por razones de agenda.
De acuerdo con el programa oficial, a las 08:30, hora local, Boric ofrecerá un desayuno a las autoridades e invitados nacionales e internacionales en el Salón Montt Varas, del Palacio de La Moneda.
Ahí pondrá a disposición de los presentes la firma del Compromiso de Santiago, el cual plantea respetar la Constitución, las leyes y el Estado de Derecho, condenar la violencia y fomentar el diálogo y la solución pacífica de diferencias.
“Hacer de la defensa y promoción de los derechos humanos un valor compartido por toda nuestra comunidad política y social”, es otro de los puntos.
El documento fue rubricado por los expresidentes Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Ricardo Lagos, Sebastián Piñera y Michelle Bachelet.
A las 09:40, hora local, está previsto un recorrido por el interior del Palacio y luego un acto que contará con la participación de varios artistas y cerrará con un discurso del presidente de la República.
El golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 contra el gobierno de la Unidad Popular estuvo encabezado por Augusto Pinochet y provocó uno de los episodios más oscuros de la historia de este país.
Se estima en más de 40 mil las víctimas de ese régimen entre asesinados, detenidos desaparecidos y torturados, sin contar los más de 200 mil exiliados.
En homenaje a las víctimas, el Comité de Iniciativas Populares convocó para la noche de este lunes un acto en las afueras del Estadio Nacional, convertido en el principal campo de concentración durante el régimen militar.