Sábado, Julio 27, 2024

La unidad, un debate ideológico. Por Pablo Inzunza.

Compartir:

El golpe de Estado en Chile y el posterior fracaso de los llamados Socialismo Reales marcó un punto de inflexión en el desarrollo de la izquierda mundial y en particular de la chilena. La forma histórica de ser socialista estaba en profunda crisis y el proyecto político de socialización de las riquezas producidas por la humanidad parecía extinto. Este suceso origina un proceso de reconfiguración ideológica en los distintos partidos y organizaciones que se sentían parte del amplio movimiento socialista. En nuestro país la experiencia más notable de reflexión al respecto se produce al alero de los llamados socialistas renovados, quienes proponen una nueva forma de ser socialista, agregando a su matriz ideológica la idea de la democracia como un elemento fundamental para el desarrollo de un socialismo sano y también incluyendo la noción de que la revolución socialista no tiene fin, es decir, no existe algo como un estado perfecto de las cosas, sino que por el contrario el quehacer socialista es un proceso de constante lucha contra las distintas opresiones que las sociedad imperfectas crean sobre hombres y mujeres. Desgraciadamente en este interesante proceso de renovación ideológica la presencia del mercado se coló con poca reflexión, generado esquemas políticos que en pos de mantener la convivencia democrática, el solucionar los asuntos de la pobreza extrema y la búsqueda del aumento de la cobertura de los servicios básicos otorgó al mercado poderes que superan al de la democracia misma.

En particular esta última situación hace originar en nuestro país una serie de pequeñas expresiones políticas críticas al respecto, con particulares reparos al rol que el mercado, con poca definición ideológica de su rol en la sociedad, juega en la vida de las organizaciones de izquierda. Estas pequeñas organizaciones se asentaron fundamentalmente en el movimiento estudiantil pero también existieron gérmenes en el movimiento barrial, el movimiento feminista, los movimientos de los pueblos originarios y en el movimiento ambientalista. El ir y venir de esta, los constantes acuerdos y conflictos entre ellas mismas y con las fuerzas dominantes de la política chilena constituyen lo que podríamos llamar la Nueva Izquierda chilena.

El surgimiento de la Nueva Izquierda tiene como corazón el debate de la re configuración ideológica del campo de la izquierda socialista y como en todo proceso ideológico, el debate sobre la forma de organización de estas expresiones políticas siempre ha estado presente. Las primeras discusiones de este sector político estuvieron marcados por la pregunta si configurarse como partidos políticos o no, de hecho si rastreamos más en el pasado algunos de los dirigentes que hoy forman parte de partidos políticos discutían si era necesario organizarse como movimientos o bastaba con una coordinación mínima de individualidades que se sentían ideológicamente y políticamente en el mismo lugar. La constitución de la herramienta política para la nueva izquierda chilena es una discusión de larga data dentro del sector, el actual debate sobre la unificación de todas las fuerzas del actual Frente Amplio en un solo partido se enmarca indudablemente en esta larga historia de reflexiones, es más, varios de los actuales partidos que conforman el actual Frente Amplio son producto de reconfiguraciones de fuerzas y uniones de pequeñas organizaciones.

El proceso de unificación no está exento de dificultades, el aumento exponencial de la militancia Frenteamplista dificulta la conducción de las prácticas militantes, cayendo compañeras y compañeros en errores que son costosos tanto para ellos de forma personal como para el colectivo partidario al que representan y también para la identidad común que hemos forjado como Nueva Izquierda chilena. Pero no debemos dejar que el árbol tape el bosque, el principal riesgo que corremos es que el proceso de unidad se aleje de su carácter intrínsecamente ideológico y se convierta en la defensa de pequeñas cuotas de poder y en una unificación instrumental con interés netamente electoral, por supuesto que estas variables son fundamentales, la política es irrealizable sin defender lo propio y aspirar a aumentar la capacidad propia en el corto plazo (de nada sirve tener la razón sin tener la capacidad de concretarla) pero es imprescindible comprender y defender el carácter que juega este proceso de unidad en la reconfiguración ideológica del tipo de Socialismo representado por la Nueva Izquierda chilena.

Para El Maipo: Pablo Inzunza, Ingeniero Civil.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial El Maipo.

spot_img

Lo más leido

spot_img

Más Noticias

La traición de Daniel Ortega. Por Roberto Pizarro Hofer

Este 19 de julio se cumplieron 45 años de la revolución popular sandinista. Fue un día de recuerdos...

Con la cárcel no basta. Por Roberto Pizarro Hofer

Es cierto que se requieren mejores políticas represivas para enfrentar en lo inmediato la delincuencia y el crimen...

Puente Pio Nono. Por Pablo Varas Pérez

En algún momento se habló de reformar carabineros, para que se asegure la vida de los reclamantes en...

América en peligro. Por Roberto Pizarro Hofer

Milei se pelea con su vicepresidenta, Victoria Villarruel, porque ésta defendió los cánticos racistas de la selección argentina, en...