En el debate político reciente ha circulado la hipótesis de que existiría un voto oculto de centro o centroizquierda que se estaría inclinando hacia la candidatura de Evelyn Matthei. Esta interpretación sugiere que sectores moderados del oficialismo —eventualmente decepcionados por la conducción del gobierno o por la falta de una alternativa competitiva— estarían dispuestos a respaldar a una figura de la derecha, vista como pragmática o “gestora eficiente”. Sin embargo, un examen detenido de la evidencia disponible permite descartar razonablemente esa lectura.
La lista de 100 adherentes recientemente publicada en apoyo a Matthei es reveladora en ese sentido. En ella no se identifica a ninguna persona que haya respaldado a Carolina Tohá durante las primarias del oficialismo. Por el contrario, la enorme mayoría de los firmantes ya había expresado, en las últimas cinco elecciones, preferencias consistentes por candidaturas de derecha, particularmente vinculadas a Chile Vamos o a opciones equivalentes en los plebiscitos constitucionales. No se trata, por tanto, de un corrimiento silencioso del centro político hacia la derecha, sino más bien de la reafirmación de un núcleo tradicional de la derecha moderada que busca dotar de amplitud y legitimidad a su opción presidencial.
El supuesto “voto oculto” de centroizquierda hacia Matthei parece, entonces, un recurso narrativo más que una tendencia electoral verificable. Su función es simbólica: proyectar la idea de que la candidata cuenta con un respaldo transversal, cuando en realidad el apoyo proviene de un espectro político ya habitual en torno a las candidaturas conservadoras.
En este contexto, el desafío para la candidatura de Jeannette Jara no consiste en disputar ese electorado —que, aunque minoritario, representa una derecha liberal con la que conviene mantener un diálogo político respetuoso—, sino en evitar caer en la lógica del chantaje ideológico que esos sectores intentan imponer. El objetivo debe ser construir una mayoría social y política que, sin renunciar a la conversación democrática, afirme con claridad una alternativa progresista y coherente con los valores de justicia social, igualdad y derechos humanos que han definido históricamente a la izquierda chilena.
Para El Maipo, Álvaro Ramis, Rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.



