El trabajo infantil es resultado de la desigualdad en la región, pero también resulta un reproductor de este flagelo, coincidieron en señalar hoy participantes en el Tercer Seminario de Integración Social realizado en Chile.
El evento fue convocado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y asisten funcionarios gubernamentales, académicos y representantes de entidades mundiales.
Pilar Rodríguez, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), recordó que la desigualdad es una característica histórica y estructural en la región, que se mantiene y reproduce incluso en períodos de crecimiento y prosperidad económica.
Esto, dijo, pone en entredicho la tesis de que las diferencias pueden resolverse de manera natural sólo con la generación de mayor riqueza, pues abarca otros aspectos como la aplicación de derechos, creación de oportunidades, medios y capacidades.
Respecto al cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 8.7 acerca de eliminar la explotación laboral infantil en 2025, Rodríguez recordó que en 12 años, entre 2008 y 2020 América Latina y el Caribe sólo lograron reducirla de 14,8 a 8,2 millones de niños trabajadores.
De seguir a este ritmo, precisó la representante de la OIT, harían falta 15 años más, es decir hasta 2038, para cumplir esa meta.
Andrés Espejo, de la División de Desarrollo Social de la Cepal, afirmó que existe una transmisión intergeneracional de las desigualdades, porque los padres de los menores inmersos hoy en el mercado laboral vivieron durante su niñez en esa situación.
Se trata de una especie de círculo vicioso pues los menores que trabajan 20 o 30 horas semanales no pueden ir a la escuela, por lo tanto crecerán pobres y sus descendientes están condenados a repetir el ciclo, a menos de conseguir romperlo.
También llamó a mejorar el sistema de mediciones para visibilizar el problema en toda su magnitud.
En la actualidad, dijo, las estadísticas apuntan a una mayor cantidad de varones trabajando respecto a las niñas, pero eso es inexacto puesto que los modelos no consideran a las labores domésticas como un empleo, apuntó Espejo.
No vamos a llegar a 2025 con este ODS cumplido, explicó, pero hay una hoja de ruta para alcanzarlo y hace falta un compromiso serio de los gobiernos en la aplicación de políticas en materia de educación, salud, servicios y atención global a la infancia.
Otros oradores señalaron que una vía concreta para eliminar el trabajo infantil es ofrecer empleos dignos, con salarios decentes y asistencia social completa a sus padres, para mejorar la vida en los hogares y dar un mejor futuro a sus hijos.
Fuente: El Maipo/PL