La decisión del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de enviar tres mil reservistas para reforzar el flanco este de la OTAN en Europa, es vista como hoy como un peligroso paso hacia la guerra.
Figuras del panorama político han expresado su rechazo a la medida como Robert F. Kennedy Jr., quien buscará la nominación demócrata para las elecciones del próximo año.
En su cuenta en Twitter, el abogado ambientalista conocido por su teorías anti-vacunas, escribió que el gobernante acaba de llamar a filas a tres mil reservistas para aumentar las tropas estadounidenses en Europa como parte de la ‘Operación Atlantic Resolve’.
“Quiero que la gente entienda de qué va esta movilización de tropas. Se trata de prepararse para una guerra terrestre con Rusia”, subrayó.
Miles de jóvenes ucranianos ya han muerto porque el establecimiento de la política exterior de Estados Unidos manipuló a su país hacia la guerra para cumplir una vana e inútil fantasía geopolítica, enfatizó en una de sus varias publicaciones en la plataforma de Internet.
Ahora, en lugar de reconocer el fracaso, el gobierno de Biden se prepara para sacrificar también vidas estadounidenses, expresó.
Mientras tanto, nuestras ciudades se deterioran, nuestras infraestructuras se desmoronan, nuestra clase media se hunde, la delincuencia se dispara, las enfermedades crónicas y la adicción proliferan, apuntó Kennedy Jr. en otro de sus tuits.
Podemos curar todo esto si lo intentamos. Pero no si volcamos nuestros recursos en aventuras en el extranjero, añadió el hijo del ex fiscal general de Estados Unidos Robert F. Kennedy (1961-1964), y sobrino del otrora presidente John F. Kennedy (1961-1963), ambos asesinados.
Biden ha perdido el rumbo, consideró el aspirante presidencial al subrayar que el mandatario “no está en contacto con las necesidades y prioridades reales del pueblo estadounidense”.
Acompañado con la etiqueta #Kennedy24, el candidato a la Casa Blanca preguntó “¿Te importa más el dominio militar global o te gustaría reconstruir nuestra prosperidad desde dentro?”.
Aunque no muy propenso a opiniones atinadas, el exocupante del Despacho Oval Donald Trump (2017-2021) dio un criterio razonable sobre este asunto.
Trump señaló que la decisión de Biden “demuestra que su imprudente escalada en Ucrania está poniendo a prueba al Ejército estadounidense hasta el punto del desastre».
El pasado 13 de julio el Presidente 46 de Estados Unidos promulgó una orden ejecutiva con la cual aprobó la movilización de esas fuerzas para la misión en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Los reservistas fueron designados “como una operación de contingencia”, según declaró el teniente general del Ejército Douglas A. Sims II, director de operaciones del Estado Mayor Conjunto.
El alto oficial recalcó que la orden de Biden “reafirma el apoyo inquebrantable y el compromiso de defender el flanco oriental de la OTAN”.
Entretanto, Rusia siguió su denuncia de que la eventual adhesión de Ucrania a la OTAN creará una amenaza a su seguridad.
El presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó a un medio de su país que han dicho en repetidas ocasiones que la entrada de Ucrania en la alianza “es una de las razones de la operación militar especial”, iniciada hace más de un año.
En diferentes tribunas internacionales la nación eslava dejó claro el propósito que existe de cercarla a través de todas las maniobras de expansión de la OTAN hacia el este.
Al margen de la reciente cumbre de la Alianza, celebrada en Vilna, capital de Lituania, el G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) adoptó el 12 de julio una declaración sobre los principios generales de las garantías de seguridad a largo plazo para Ucrania.
Pero la prioridad esbozada va dirigida a aumentar el suministro de armamento, principalmente artillería de largo alcance y aviación de combate a Kiev.
Desde el inicio de la operación especial rusa en Ucrania el 24 de febrero de 2022, Estados Unidos ha proporcionado más de 39 mil 700 millones de dólares en ayuda militar a Kiev, convirtiéndose en su mayor donante.
Un dinero que, en última instancia lo pagan los contribuyentes, estadounidenses, y recibe el apoyo unánime del «lobby» ligado a las grandes compañías de producción y distribución de armamentos, así como aquellos congresistas en cuyos distritos radican algunas de estas plantas productoras.
Fuente: El Maipo/PL