La Cancillería rusa responsabilizó al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, con el sabotaje contra los gasoductos Nord Stream en junio de 2022, denunciados en un reciente artículo por el periodista norteamericano Symur Hersh.
El comentarista afirmó que buzos de la armada estadounidense realizaron esa acción terrorista para cortar ingresos a Rusia provenientes de la venta de gas a Alemania.
Según manifestó la vocera del Ministerio ruso de Asuntos Exteriores, María Zajárova, a Moscú tampoco sorprenden las afirmaciones de Hersh, pues desde un inicio, todos conocían que las explosiones de Nord Stream 1 y 2 solo eran posibles con la participación de una potencia militar.
La diplomática también destacó que no era casualidad el apoyo de Noruega a los buzos estadounidenses, tal y como afirma Hersh.
Desde mucho antes de los sabotajes, hubo señales sobre el interés de Washington y algunos de sus aliados porque tales ductos desaparecieran.
Más allá del daño por la interrupción del suministro de gas barato que podría ocasionar a Rusia, también estaba el efecto económico, en tanto se abrió la oportunidad estadounidense de vender el suyo a Europa y crear una dependencia energética.
La operación militar segín Hersh
La investigación publicada por Hersh precisa que el sabotaje fue una acción ultra secreta solicitada por el presidente Joe Biden con el objetivo de destruir los cuatro gasoductos del Nord Stream.
Los buzos de la armada estadounidense aprovecharon simulacros bélicos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) conocidos como Baltops para colocar la carga explosiva que activaron con posterioridad.
Hersh refiere que tres meses después, el 26 de septiembre un avión de la Marina noruega lanzó una boya hidroacústica que detonó los artefactos explosivos.
La señal se extendió bajo el agua, inicialmente hasta el Nord Stream 2 y luego al Nord Stream 1. Unas horas más tarde se activaron los explosivos de alta potencia y «tres de las cuatro tuberías quedaron fuera de servicio».
Igualmente el periodista explica que los preparativos de este acto tomaron nueve meses y fueron coordinados personalmente por el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan.
Un gaseoducto estratégico
Desde el propio inicio de las hostilidades en Ucrania, la administración Biden llegó a la conclusión que mientras Europa siguiera dependiendo de los gasoductos para obtener gas natural barato, países como Alemania serían reacios a suministrar a Kiev el dinero y las armas que necesitaba, escribió el reportero.
Fue en ese momento que Biden autorizó al asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan a preparar, en absoluto secreto a un grupo que se ocupara de la tarea sucia.
Como era de esperar, la Casa Blanca rechazó cualquier acusación que pudiera relacionar a Estados Unidos con las explosiones, pese a que Joe Biden vio en los gasoductos un medio que propiciaba al presidente ruso, Vladímir Putin, «un arma política».
Sin embargo, la alegría de la subsecretaria de Estado Victoria Nuland por los atentados contra los Nord Stream evidencia la participación del gobierno de Biden.
El único beneficiado por un hecho de tal naturaleza, tanto política como económicamente fue Estados Unidos, que desde mucho antes, se opuso a la existencia de esos gasoductos.
Rusia exige investigación internacional
Moscú siempre calificó de terrorismo esa acción contra una instalación suya y lesiva a los intereses de las naciones europeas, por lo que exigió participar en las investigaciones, aunque hasta ahora se lo negaron.
Al publicarse el artículo de Hersh, a pocos días de cumplirse un año de la operación militar especial de Rusia en Ucrania, las reacciones no se hicieron esperar. Moscú exigió una investigación internacional, mientras Washington definió a las acusaciones como «una completa ficción».
El vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que el artículo «demuestra nuevamente la necesidad de una investigación internacional sobre esos ataques sin precedentes contra una infraestructura crítica» y sostuvo que «es imposible dejar esto sin determinar quiénes fueron los responsables y castigarlos».
Peskov acotó que «algunos puntos del artículo pueden ser rebatidos y otros necesitan pruebas», pero «es notable que el trabajo es fruto de un análisis profundo.
Con anterioridad, el líder de la Duma Estatal (Cámara baja del Parlamento ruso), Viacheslav Volodin, pidió una investigación internacional para «llevar al presidente estadounidense, Joe Biden, y sus cómplices ante la justicia, así como pagar indemnizaciones a los países afectados».
Fuente: El Maipo/PL