El resultado de las elecciones parlamentarias de medio termino en Argentina, el 26 de octubre, fue una verdadera sorpresa. El inesperado triunfo electoral de Milei y de su partido, La Libertad Avanza (LLA), es difícil de entender, cuando en las elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires (que representa el 40% del padrón electoral) el pasado septiembre, el peronismo organizado en el Frente Patria lo había derrotado por 14 puntos.
El triunfo peronista de septiembre era explicable. Si bien el presidente Milei había logrado reducir la inflación, mediante un severo plan de ajuste, las protestas crecían por el desempleo, la precariedad laboral, la deuda externa y turbulencias en los mercados financieros. Al mismo tiempo, los radicales cortes fiscales han reducido el salario real y han afectado gravemente a jubilados y personas con discapacidad, junto a serias restricciones presupuestarias en la salud, educación, la ciencia y el arte.
Además, la corrupción, que ha sido el caballo de batalla de Milei contra el kirchnerismo, ahora involucraba a su propio gobierno en hechos preocupantes: coimas de Karina, la hermana del presidente; estafas de cripto monedas que afectan al propio Milei y a su entorno; y, el escandaloso vínculo con el narcotráfico de la primera figura a la diputación de Buenos Aires de LLA, José Luis Espert, que obligó a su retiro de la papeleta.
En ese difícil contexto, analistas políticos de diverso signo vaticinaban para las elecciones parlamentarias nacionales de octubre una contundente derrota de Milei y de LLA; y, si esto ocurría, se anunciaba el término adelantado de la presidencia de Milei. Yo mismo lo destaqué en un artículo de El Desconcierto (08.10.2025).
Sin embargo, como Argentina es una caja de sorpresas, los pronósticos fracasaron.
En efecto, LLA obtuvo un 40,7% de los votos a nivel nacional, mientras la suma de las fuerzas peronistas alcanzó el 34,9% (Fuerza Patria y otros peronistas). Y, lo más difícil de entender es el viraje de los votantes de la provincia de Buenos Aires, en que LLA obtuvo 41,4% contra 40,9% del peronismo; es decir los 14 puntos de ventaja que consiguió el peronismo en septiembre se convirtieron en una ventaja de 1,5 puntos para LLA en las elecciones nacionales.
Aunque la posición libertaria no obtiene mayoría en el Congreso, con esos porcentajes electorales aumentan sustancialmente los representantes de LLA, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado de la Nación.
Para explicar la sorpresa electoral hay que destacar, en primer lugar, el acuerdo financiero entre Milei y con el presidente Trump.
En efecto, hace algunos días atrás Trump aceptó apoyar a la economía argentina con un cuantioso rescate financiero, aunque condicionado al triunfo de Milei en las elecciones. El rescate de US$40.000 millones incluye un canje de divisas por US$20.000 millones y una posible línea de crédito de US$20.000 millones.
Trump fue claro en advertir “Si Milei no gana las elecciones, no seremos generosos con Argentina”, es decir no habrá dólares. Esa advertencia tuvo peso en las elecciones. Se impuso el miedo ya que, si triunfaba el peronismo, Trump no entregaría los recursos ofrecidos, se dispararía el dólar y la inflación aumentaría. Y, como es inocultable que la sociedad argentina vive atada al dólar, la incidencia del gobierno estadounidense en las elecciones fue relevante.
Si bien la amenaza de Trump ha sido importante en el triunfo de Milei, los errores de la oposición peronismo tienen alta cuota de responsabilidad en el resultado electoral.
En efecto, el peronismo se encuentra sumido en la nostalgia de hace veinte años, apelando a los éxitos de los gobiernos de Néstor Kirchner/Cristina. La incapacidad de renovación de su liderazgo y la inexistencia de propuestas nuevas ante la crisis económica y social del país hacen que su discurso se concentre exclusivamente en la crítica al gobierno de Milei, sin ofrecer alternativas a sus políticas reaccionarias para superar la crisis del país.
Además, los argentinos tienen muy presente el desgobierno del también peronista Alberto Fernández, quien no controló una inflación galopante y a ello se agregan los hechos de corrupción y la reciente condena judicial de Cristina Kirchner, la que permanece como líder del movimiento. Y es ineludible que su figura genera rechazo en buena parte de la sociedad argentina y en sectores del mismo peronismo, lo que ha sido agitado inteligentemente por LLA y el propio Milei.
Así las cosas, el peronismo comete el error de ir a las elecciones con viejos conocidos de la política, sin una propuesta atractiva y confiando en el desgaste del gobierno. Es lo que permitió a Milei ratificar su discurso “antisistema”, que incluía en sus listas candidatos desconocidos.
Finalmente, es bueno recordar que en las elecciones de septiembre se impuso en la interna peronista la propuesta de Kicillof de desdoblar las elecciones legislativas para la gobernación de Buenos Aires; es decir, que se llevaran a cabo, en una fecha distinta de las nacionales. Con esa decisión y el buen resultado de ellas en septiembre, Kicillof pudo construirse una identidad propia dentro del peronismo y, en principio, logró aglutinar a los sectores encabezados por las distintas tendencias encabezadas por Massa, Grabois, Cristina/Máximo y el mismo.
Sin embargo, ahora, con la derrota nacional, las diferencias entre los distintos sectores del peronismo han resurgido. A Kicillof se le cuestiona precisamente por el desdoblamiento electoral, ya que los intendentes (alcaldes), se habrían restado de las elecciones nacionales, lo que habría incidido en la derrota en la provincia de Buenos Aires. Pero, por otra parte, se atribuye a Cristina que el armado de las listas parlamentarias, sin la opinión de los intendentes, es lo que los habría marginado del proceso electoral.
Con la nueva configuración en el Congreso, y adecuadas negociaciones, Milei podrá aspirar a aprobar sus reformas de la economía argentina, con dos temas clave: un nuevo régimen impositivo (bajar impuestos) y un cambio sustancial en las leyes laborales (flexibilidad laboral y reducir el poder de los sindicatos).
Por su parte, si el peronismo quiere recuperar terreno y optar a la presidencia en 2027 deberá ordenar su liderazgo, rediseñar su estrategia de lucha y elaborar una nueva narrativa que aglutine a su militancia bajo un solo emblema. Sólo así podrá recuperar su atractivo para la ciudadanía y sobre todo reencantar a ese 32% que ha renunciado a sufragar.
Roberto Pizarro Hofer, Economista, ex decano de la Facultad de Economía Política de la U. de Chile, ex Ministro de Desarrollo Social y Familia, colaborador permanente de elmaipo.cl
El Maipo/Le Monde Diplomatique
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