Hoy estamos frente a un proceso de importancia histórica para nuestro proyecto político. La unificación del Frente Amplio tiene como motor el poner por delante el fortalecimiento de la izquierda en Chile, repensar y actualizar nuestras ideas, y profundizar nuestra estrategia política para llegar a la ciudadanía desencantada, a los y las trabajadoras explotadas, a los sin casa, y a todas y todos los excluidos del sistema.
El proceso de unificación no está exento de dificultades; el aumento exponencial de la militancia frenteamplista dificulta la normalización de las prácticas militantes, ya que compañeras y compañeros sin experiencia política anterior incurren en errores que pueden ser son costosos, tanto de forma personal para ellos o ellas, como para el colectivo partidario al que representan y también para la identidad común que hemos forjado.
Pero no debemos dejar que los árboles impidan ver el bosque. En este sentido, el principal riesgo que corremos es que el proceso de unidad se aleje del carácter político transformador inicial y se convierta en la defensa de pequeñas cuotas de poder o en una unificación instrumental con interés netamente electoral.
Sabemos que las coyunturas electorales son importantes para defender los espacios de poder ganados y aspirar a aumentar la capacidad propia en el corto plazo, porque de nada sirve tener la razón si no se tiene la capacidad de concretarla; a pesar de esto, afirmamos que es imprescindible comprender y defender el papel que juega este proceso de unidad en la reconfiguración ideológica del socialismo representado por la Nueva Izquierda chilena.
El surgimiento de la Nueva Izquierda tiene como corazón palpitante el debate sobre la reconfiguración ideológica del campo de la izquierda socialista y sobre la forma de organización de esta para llevar adelante las nuevas ideas, de forma subyacente en las constantes discusiones y decisiones de este sector político ha estado inmiscuido el carácter ideológico-estratégico, las primeras discusiones del sector estuvieron marcadas por la pregunta de si debían formar partidos políticos. Es más, si rastreamos en el pasado, algunos de los dirigentes que hoy forman el Frente Amplio discutían si era necesario organizarse como movimientos o bastaba con una coordinación mínima de individualidades que se sentían ideológica y políticamente en el mismo lugar. Es por tanto indudable que la constitución de la herramienta política para la nueva izquierda chilena es una discusión de larga data dentro del sector, y el actual debate sobre la unificación de todas las fuerzas del Frente Amplio en un solo partido se enmarca indudablemente en esta larga suma de reflexiones.
El origen de las corrientes de pensamiento del frente amplio es diverso en cuanto a ideas, pero la gestión propia de la conducción de sus instrumentos partidarios ha ido diluyendo la riqueza intelectual que orientan el que hacer de los instrumentos partidarios. Pero no solo la administración ha ido secando las ideas, la escasa capacidad de integración política y la pérdida paulatina de la discusión y las orientaciones políticas que nos caracterizaban en los inicios son causa importante del agotamiento.
Creemos que luego del camino recorrido, es necesario recuperar lo perdido; construir una matriz socialista actualizada, al alero de la unificación de los partidos del Frente Amplio implica necesariamente plasmar en un formato más eficiente y eficaz nuestras ideas, en la forma de organizarnos para disputar en el campo electoral o social y territorial, con militantes comprometidos o comprometidas que logren plasmar nuestras ideas en gobiernos locales y en el plano parlamentario.
Todas las tareas mencionadas requieren niveles de acuerdos y coordinación que por diversas razones hasta el momento no hemos logrado materializar, aunque son indispensables para la sobrevivencia de las ideas de la Nueva Izquierda Socialista en el contexto de reconfiguración ideológica que nos abrirá el proceso de unificación partidaria. Es necesario plantearnos una actualización de las distintas corrientes que hoy componen el Frente Amplio, esclareciendo posiciones estratégicas para afrontar la política en los distintos espacios.
La invitación es entonces a repensar el proyecto de la Nueva Izquierda, pujando para tener una estructura partidaria que permita mejorar la inserción social que hoy día tiene el Frente Amplio, construir el poder necesario para materializar las transformaciones que permitan superar la fase neoliberal del capitalismo. Debemos tener una herramienta con la movilidad táctica necesaria para construir las mayorías necesarias para transformar la estructura política económica de Chile, sin perder su carácter de izquierda transformadora.
Hoy tenemos la oportunidad de aportar en el nuevo partido del Frente Amplio con la ventaja y valiosa diversidad de compañeras y compañeros provenientes de matrices políticas distintas, a partir de esa diversidad debemos empujar porque el reordenamiento de fuerzas sea en torno a las definiciones político-estratégicas.
Es necesario superar las herramientas que nos dimos para incidir en el debate político estratégico del Frente Amplio, y apostar por la construcción de una corriente que se oriente hacia la consolidación de una Nueva Izquierda Socialista, que tenga la capacidad de plantear un proyecto político que entregue densidad y orientaciones al nuevo partido y a la sociedad. Es tarea nuestra que en el nuevo partido el debate político estratégico no se encapsule por arriba, y para eso, es clave la construcción de una herramienta de mayorías, que estimule la crítica racional y la discusión política en el Frente Amplio, y que aporte a un crecimiento territorial y diverso de nuestra militancia, que tanta falta nos hace.
Para El Maipo: Sofía Fuentes Administradora Pública, miembro de la Dirección Nacional de Convergencia Social; y Pablo Inzunza, Ingeniero Civil.
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