Martes, Febrero 4, 2025

Valeria Levi: “Desde la vuelta a la democracia no hubo un periodo tan grave para la ciencia argentina”

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Por Amelia Delfino

  • Mongabay Latam dialogó con una de las científicas y académicas que levanta la voz frente a la drástica reducción del financiamiento del Estado al sistema científico, ordenada por el presidente argentino.
  • La doctora en química e investigadora, además de vicedecana de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), afirma que los jóvenes ya no ven un futuro como investigadores y científicos en Argentina y optan por migrar del país o volcarse al sector privado.
  • “Milei no cree que la ciencia sea importante para desarrollar un Estado o un país”, asegura.
  • Ante la crisis del sistema científico, agrega: “Creemos que es imprescindible para Argentina que haya un sistema científico, pero no podemos resistir mucho más”.

Desfinanciados y atacados por el presidente argentino, Javier Milei, los científicos sienten que el sistema del que dependen sus investigaciones, descubrimientos y metas ha tocado fondo. Así lo explica la doctora en química e investigadora Valeria Levi, vicedecana de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), una de las casas de estudios más prestigiosas de la región y uno de los semilleros de investigadores científicos del país.

Especializada en biología celular y biofísica, además de ciencias químicas, Levi se ha convertido en una de las voceras del sector científico y académico de Argentina frente a la embestida que el presidente Milei encomendó a su gobierno: reducir drásticamente el financiamiento del Estado al sistema científico nacional y a la universidad pública, que hasta su llegada al poder dependía en gran medida de los fondos oficiales del Gobierno Nacional y de la gestión gubernamental para conseguir aportes de los organismos multilaterales.

Milei sostiene que los científicos son una “casta”, un supuesto grupo de selectos que “se creen seres superiores a quienes hay que financiarles la vocación”. El presidente argentino no cree que el calentamiento global sea consecuencia de las actividades humanas posteriores a la Revolución Industrial. “Todas esas políticas que culpan al ser humano del cambio climático son falsas y lo único que buscan es recaudar fondos para financiar vagos socialistas que escriben papers de cuarta”, afirmó durante la campaña electoral de 2023, la que lo llevó a la Presidencia en diciembre de 2023 con más del 55% de los votos en la segunda vuelta electoral.

Valeria Levi, vicedecana de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, sostiene que los investigadores más jóvenes están huyendo de Argentina. Foto: Facultad de Ciencias Exactas y Naturales UBA

En los últimos días de 2024, la Jefatura de Gabinete de la Nación anunció que el Estado sólo financiará a la ciencia que se encuentre “al servicio del sistema productivo”. Léase: minería, explotación de hidrocarburos, actividades agropecuarias, entre otras. Pero Levi explica que las acciones en la práctica ni siquiera se condicen con ese discurso y que el desfinanciamiento es total, en un país que viene de afrontar una escalonada inflacionaria que parece haber cesado en las estadísticas oficiales pero que poco se percibe en los bolsillos.

Un informe reciente del Grupo EPC-CIICTI estableció, en base al análisis de decisiones administrativas del gobierno argentino, que en 2024 los fondos destinados a ciencia y tecnología disminuyeron un 32.9 % en el Presupuesto Nacional. Levi sostiene que esos fondos, incluso reducidos, ni siquiera se ejecutaron. A ello se suma que en 2025 caerán un 2.9 % adicional.

Estas cifras significan que el Estado argentino invertirá en ciencia apenas un 0.194% de su PBI, el mínimo en la serie histórica, que sólo supera el de 2002, cuando el país se sumió en una profunda crisis económica y política.

El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) tendrá un deterioro mucho más profundo, sostiene el informe. Se trata del principal organismo científico del país. Perderá un 12.2 % de su presupuesto en términos reales.

El presidente Milei prometió avanzar sobre el sistema científico durante su campaña y cumplió, explica Levi. Foto: Facebook Javier Milei

-Argentina siempre se caracterizó por un sistema científico referente en la región. ¿Cómo describirías la situación actual de la ciencia en Argentina?

-La situación es calamitosa. No digo catástrofe porque las catástrofes muchas veces se asocian a fenómenos naturales y este no lo es. Es un fenómeno inducido políticamente. Es ideológico. La realidad es que durante el año pasado se eliminó totalmente el financiamiento a todo lo que son proyectos de investigación y desarrollo. Se suspendieron tanto los proyectos vigentes como las convocatorias a proyectos futuros. Estamos en un parate absoluto. Todos los grupos de investigación y desarrollo en Argentina no tienen la plata para lo mínimo. En mi caso, por ejemplo, para comprar reactivos que necesitamos para hacer experimentos. Por otro lado, hay una situación bastante grave: al tener frenado el financiamiento, los estudiantes más jóvenes, los investigadores más jóvenes no ven un futuro próspero como científicos en Argentina. La gente que estaba motivada, que tiene vocación científica, va dándose cuenta de que es imposible tener un futuro científico en la Argentina. Eso también se ve en el segundo problema más grande que tenemos: se frenó el ingreso a la carrera de investigador científico de Conicet. Allí es donde los investigadores pueden trabajar como científicos. Pero desde el año pasado se frenaron los ingresos a la carrera de Conicet. Hay gente que ya había sido seleccionada para ser investigadora en Argentina y no se le da el alta. Este bloqueo hace que los jóvenes vean que no hay futuro como científicos en Argentina. Vemos que este segundo año va a ser tan grave o peor. Lo que está pasando es que se están yendo los más jóvenes, ya sea a empresas privadas o al exterior del país, con perspectivas de no volver. Entonces vaciamos al país de lo que nosotros llamamos el semillero de la ciencia argentina, los jóvenes que de acá a cinco años iban a poder resolver situaciones que requieran de la ciencia y la tecnología en Argentina.

El gobierno de Milei recortó la cantidad de becas académicas que habían sido adjudicadas a los investigadores. Foto: Cortesía ATE

-Milei ha dicho que los científicos son “una casta”. ¿Qué le respondería?

-Milei no cree que la ciencia sea importante para desarrollar un Estado o un país. Sí, en contra de la evidencia que se ve acumulada en los años en los distintos países del mundo que basados en ciencia y la tecnología se desarrollaron. Ese no es el modelo de Milei. Entonces no llama la atención que nos llame “casta”. Ha llamado casta también a los artistas. Ha llamado casta a cualquiera que se oponga a lo que él cree, piensa y siente. Diría más, creo que es un odio ideológico, sabiendo que también la ciencia da respuestas tecnológicas, permite un crecimiento que en muchos casos puede permitir una redistribución porque aumentas el know how, aumentas la tecnología. Doy un ejemplo: generas una empresa que pueda hacer productos de más alto costo, generas obreros que puedan ser formados en nuevas tecnologías. Eso mejora también la calidad de vida de la gente. Todo eso no es el modelo de Milei. Entonces, es razonable que nos quiera expulsar del país.

-¿Qué está pasando en la sociedad? ¿Esa agresión de arriba se traslada hacia abajo?

-Creo que la ciencia sigue siendo valorada. En Argentina hemos cumplido roles importantes. Todavía falta un montón. La ciencia fue golpeada muchas veces. Venimos de subibajas tremendos que no nos permiten estabilizar un modelo científico, tecnológico, de desarrollo. En la mayoría de los países del mundo pueden cambiar los gobiernos, pero las políticas científicas se plantean a diez, 20 años. Acá tenemos tantos vaivenes políticos, que llevan también a vaivenes científicos que no permiten desarrollar completamente un modelo basado en ciencia. Creo que la gente percibe la seriedad y honestidad de quienes trabajamos en ciencia porque cobramos nuestro salario y hacemos lo que tenemos que hacer. En situaciones como la pandemia, hemos dado respuesta, ya sea desde (la fabricación de) los barbijos, desde (la elaboración de) kit de detección (del COVID-19). Gente como yo, como el decano que estaba en ese momento en la Facultad, que no estábamos formados en tema y empezamos a estudiar para ver cómo podíamos contribuir a estos problemas. Y lo hicimos.

Trabajadores del Conicet, en una de las últimas protestas en la explanada del Polo Científico, ubicado en el barrio de Palermo, Buenos Aires.

Hay una campaña fuerte en contra de la ciencia, pero creo que todavía no permea porque tenemos una tradición muy grande y porque el Conicet sigue siendo por ahora una institución muy reconocida a nivel mundial. Mientras perdure eso vamos a seguir manteniendo este vínculo virtuoso con la población de Argentina.

-¿Cómo fue posible esa experiencia durante la pandemia? Esa posibilidad de responder ante un problema gigante…

-Hicimos lo que hacen los científicos. Había un cuello de botella en ese momento, una situación muy clara en la que se ve la importancia de tener ciencia soberana. Era el primer pico de la pandemia. Todos los países del mundo compraban kit de detección del COVID-19. Un país como el nuestro no podía acceder a reactivos. Entonces los científicos tratamos de dar soluciones locales a problemas tan tontos como que no había hisopos para hacer los hisopados. En mi caso particular lo que trabajamos fue un kit que facilitaba el proceso de detección de COVID-19. Las muestras pasaron a procesarse en 15 minutos en lugar de en tres horas. Y en vez de salir 6 dólares, salía un dólar. Esas son las ventajas que te da la ciencia argentina.

-Existía un conocimiento previo que permitió todo ese desarrollo…

-Yo no estaba formada en el área, pero sí estoy formada en el pensamiento científico, entonces sé encarar un problema inesperado. Sé dónde buscar la información, sé qué tipo de respuestas dar, cómo probar esas respuestas y, como yo, toda la comunidad científica. Entonces tenemos esa versatilidad de poder elaborar soluciones para problemas inesperados.

Protesta de científicos y trabajadores del Conicet contra los despidos y la reducción de becas durante 2024. Foto: Cortesía ATE

-Explicó que no se trata de que “no hay plata” para la ciencia, como dice el presidente Milei, sino que hay plata pero no se utiliza como debería. ¿Cómo se percibe esa situación en la práctica?

-Por ejemplo, en el Conicet sí habría plata disponible, por ejemplo, de jubilaciones, de bajas naturales, plata para dar las nuevas altas. Pero la política es reducir el organismo. La Secretaría de Ciencia y Tecnología de Innovación, que antes era un ministerio, ejecutó en 2024 más o menos un 6 % de los fondos que tenía disponible. O sea, el 94 % del dinero que tenía, que ya era poco, no lo ejecutó. Entonces ahí había plata, no mucha, pero había plata.

Con la Agencia I+D+I, que se utiliza para financiar a los grupos de investigación y desarrollo en el país, pasó algo similar. Eso se acabó el año pasado y no hubo nuevas convocatorias y la perspectiva es que siga así. Estados Unidos, Israel, Corea cumplen un rol fundamental en financiar la ciencia, porque no la financian los privados, debido a que hay proyectos que son arriesgados, que no van a dar beneficios a corto plazo, pero son fundamentales para dar beneficios a mediano y largo plazo. Entonces, el Estado en cualquier lugar del mundo, cumple un rol fundamental en esa primera etapa, que es cuando los proyectos son arriesgados. Después los privados pueden financiar, pero no existe el después si no tenés primero al Estado. Es el modelo argentino, es el modelo de Uruguay, de Chile, de Estados Unidos, de Israel.

La sensación es que el gobierno argentino está haciendo exactamente lo opuesto a lo que hace el resto de los países. Es un momento en el que necesitás soluciones tecnológicas, soluciones científicas, porque tenés desafíos en alimentos, por el cambio climático, en un momento en el que se necesita ciencia. Todos los países están orientando muchos recursos a eso. Argentina está yendo en el sentido totalmente opuesto.

Javier Milei, junto a su vicepresidenta, Victoria Villarruel. Foto: Noticias Argentinas/ elDiarioAR

-Una parte de su formación la hizo en Estados Unidos. Decidió volver. ¿Cómo fue ese regreso?

-Me fui en 2002…

-Plena crisis política y económica…

-Una situación un poco menos grave que la de hoy, al menos para el mundo científico. Me fui como parte natural de la formación científica porque es desafiante irte a otro país, aprender cosas nuevas. Mi idea siempre fue volver. Pero lo cierto es que veía difícil la posibilidad de hacerlo. Regresé en 2006, con el programa de repatriación de científicos. Volví en mejores condiciones de las que esperaba.

-Dijo que los científicos más jóvenes ahora están en esa situación en la que usted estuvo, quieren dejar el país. ¿Qué está viendo en la universidad y en el laboratorio?

-La situación de los jóvenes es gravísima. Al tener el ingreso del Conicet cerrado, una persona que busca un futuro científico se da cuenta de que en Argentina no lo va a tener, al menos si todo sigue así, con lo cual están eligiendo distintos caminos. Eso lo estamos viendo en todas las estadísticas. No es solamente una percepción. Se van al sector privado, muchos otros se van del país. Muchos, además, se sienten atacados con estos discursos y eligen irse, en la mayoría de los casos, sin perspectiva de volver. Se sienten expulsados. Durante el año pasado hubo un 30 % menos de aspirantes a la carrera de investigación de Conicet. También hubo menos candidatos en ciertas áreas, por ejemplo, las ciencias sociales, otro de los focos grandes de ataque de este gobierno.

En la Facultad, hemos hecho un relevamiento de la cantidad de recursos humanos que hemos perdido durante el año pasado y rondan un poquito menos del 10 %, que para un año es un montón. Son todos números que van mostrando el primer año del desastre. Nuestras predicciones es que este año va a ser peor porque muchos de estos chicos durante el año pasado se dedicaron a tratar de buscar a donde huir y este año por ahí ya tienen donde hacerlo.

Valeria Levi afirma que las medidas tomadas por Milei contra el sistema científico “disuelven la matriz argentina, el corazón de la Argentina”. Foto: Facultad de Ciencia Exactas y Naturales UBA

-El último anuncio del Gobierno fue una resolución de la Jefatura de Gabinete en el que se establece que el Estado argentino sólo financiará los proyectos científicos que estén “al servicio del sistema productivo”. ¿Cómo se interpreta desde la academia y la ciencia esa frase? ¿Qué es lo que pretende el Gobierno?

-Me parece una expresión de deseos con mucho nivel de ignorancia sobre cómo se genera el conocimiento y cómo ese conocimiento se transforma en un bien social.

Por un lado, esa resolución, en teoría, hace referencia a un plan de ciencia y tecnología, que es gracioso porque es para 2024-2025 y se presentó en diciembre de 2024, y hasta ahora lo que tenemos son dos carillas y un tweet. Eso no es un plan de ciencia. Primero, porque no se dice cuáles son los objetivos, en qué se fundamenta que se elijan esos objetivos y no otros, ni cómo se va a concretar el plan. No se sabe quién participó en la elaboración de esas dos carillas. Entonces es todo muy improvisado.

Por otro lado, marca un desconocimiento absoluto de cuál es el camino que se necesita para el desarrollo del sistema productivo. Por ejemplo, nosotros tenemos la carrera de computación y la carrera de ciencia de datos. La facultad fue desfinanciada. Los proyectos científicos y tecnológicos relacionados con inteligencia artificial se cortaron, al igual que los de todas las áreas. Entonces, hay una contradicción entre lo que ellos dicen y lo que es la realidad.

Milei tiene un modelo donde cree que el sector privado puede todo y se ha demostrado en el mundo que no es así. Los grandes desarrollos, los grandes inventos vienen apalancados por conocimientos que surgen de universidades, instituciones públicas, del Estado. Desconocer eso no solo va a frenar nuestro trabajo como científicos, sino que va a frenar el desarrollo del país.

Valeria Levi junto a colegas del laboratorio, en el marco de una investigación. Foto: Conicet

-¿La ciencia argentina está dependiendo casi exclusivamente del financiamiento de organismos multilaterales o de organismos extranjeros?

-La Agencia I+D+I estaba prácticamente financiada por el BID, el Banco Mundial y algún otro organismo de financiación internacional. Sabemos que no se ejecutaron los fondos que venían de esas fuentes y que no se han renovado los créditos, que se vienen dando desde hace unos 30 años. Esta es la primera vez que el financiamiento es cero. Hubo períodos de más financiamiento, de menos financiamiento, pero nunca fue cero. Están desmantelando grupos de investigación, líneas de desarrollo que vienen de 20 o 30 años.

-Además de la inteligencia artificial, ¿qué otras áreas o proyectos están siendo ya afectados?

-Todos. No han discriminado: desde biología básica hasta energía y geología. Todo ha sido cortado. Ciencia básica, ciencia aplicada, proyectos con empresas.

-¿Cómo se puede resistir un contexto como este?

-El año pasado lo hemos resistido con las cosas que teníamos. En el caso de los experimentales, usar reactivos que todavía teníamos. Estamos apelando mucho a la solidaridad de nuestros científicos y científicas en todo el mundo, colaboraciones externas, pedidos de subsidios internacionales. Pero así no es viable el sistema. Creemos que es imprescindible para Argentina que haya un sistema científico, pero no podemos resistir mucho más. Por un lado no tenemos fondos para trabajar y por el otro lado no tenemos recursos humanos porque se están yendo.

-¿Diría que esta es la peor etapa para la ciencia?

-Sí. Yo estoy convencida. Empecé como estudiante, trabajando en un laboratorio durante el menemismo -presidencias de Carlos Menem entre 1989 y 1999-, que fue un período también difícil, pero había financiación. No mucho, pero había. Entonces te permitía cierta continuidad. Por ahí, teníamos que reciclar materiales que usábamos en el laboratorio que en verdad son descartables, pero en este momento, al tener cero, ni siquiera podemos hacer eso. Entonces. Desde la vuelta a la democracia no hubo un periodo tan grave para la ciencia argentina como este.

El titular del Conicet, nombrado por Milei, Daniel Salomone (con micrófono). Foto: Conicet

-Afirmó que la decisión de cortar el financiamiento estatal a la ciencia no es presupuestaria sino ideológica. ¿A qué se debe ese posicionamiento?

-Me parece que ahí necesitás más la palabra de psiquiatras, sociólogos, periodistas. No es un buen momento para la ciencia a nivel mundial por la expansión de pseudociencias, las fake news. Lo hemos visto durante el COVID. Siempre tuviste una población antivacunas, pero ahora esa población antivacunas no es una población dispersa a nivel mundial, sino que se asocia con ciertas ideas de ultraderecha. Lo mismo un poco pasa acá.

Creo que la ciencia da respuestas humanas, basadas en lo que es el método científico y la evidencia. Y muchos de los discursos vigentes no pueden, no son soportados o no son avalados por la evidencia práctica. Entonces somos objeto de ataque justamente porque podemos dar respuestas o porque criticamos ciertos conceptos, ciertas ideas. Los científicos éramos reconocidos como voces autorizadas para hablar de determinados temas y eso se está tratando de cambiar. A pesar de que somos de los sectores más evaluados.

-¿Cómo sería una Argentina sin ciencia?

-Argentina sin ciencia es una Argentina sin universidad. Eso es algo de lo que no estuvimos hablando, pero que es fundamental. La mayoría de los científicos de Conicet son docentes universitarios. Si se nos van los científicos, dejamos de tener docentes. Si dejamos de tener docentes, no vamos a tener egresados. Ciencia y universidad van de la mano. Lo que estás decidiendo cuando decidís que no haya ciencia es que no haya universidad. Y tampoco lo suplantas con universidades privadas. Esa es la segunda falacia porque la mayoría de las universidades privadas no tienen docentes formados en ciencia.

-¿Cómo sería una Argentina sin universidad pública?

-Sería un país sin los profesionales que necesitas porque la universidad privada actualmente no genera la cantidad de recursos humanos que necesitamos. No tendríamos suficientes ingenieros, por ejemplo, o cualquiera de las profesiones que elijas. Por otro lado, lo que haces es anular las oportunidades de un montón de gente que no tiene para bancarse una carrera universitaria. Argentina es uno de los únicos países donde la universidad es una herramienta virtuosísima para progresar. Eliminas la posibilidad de ascenso social de la mano de la educación. Son medidas que disuelven la matriz argentina, el corazón de la Argentina.

El Maipo/Mongabay

Imagen destacada: Valeria Levi, durante una conferencia. Foto: Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA

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