Es el año 1983 en la antigua Unión Soviética, han pasado casi 15 años desde que el Apolo 11 llevó a los primeros seres humanos a la superficie lunar en 1969. Los años en que la URRS era la pionera en la carrera espacial ya son cosa del pasado. En esos 15 años han realizado docenas de misiones, algunas accidentadas, y la última que cobró vidas fatales había tenido lugar en 1971. En ese intertanto, los Estados Unidos volvieron a la Luna otras cinco veces.
Ese es el contexto de la cinta rusa SPUTNIK (2020), del joven director Egor Abramenko, que está disponible en Netflix. Aunque el director es joven, sus guionistas tenían decenas de proyectos a sus espaldas y los actores protagonistas tenían una larga trayectoria.
Oksana Akínshina, la protagonista, ha sido nominada y ganado diversos premios en la categoría a Mejor Actriz en festivales de cine europeo, y ha sido parto de distintas cintas internacionales, entre ellas, The Bourne Supremacy (2004). Pyotr Fyodorov, el coprotagonsita, ha actuado en varias películas de ciencia ficción, tales como la producción rusonorteamericana The Darkest Hour (2011), pero es más conocido por su rol protagónico en la cinta bélica Stalingrad (2013).
La película inicia con dos cosmonautas rusos en el espacio, a bordo de lo que probablemente es el módulo espacial Soyuz-T, y se disponen para volver a la Tierra luego de haber terminado con éxito su misión. Pero una criatura impacta sobre su cápsula y comienza a arrastrarse alrededor de ella, y termina estrellándose en la República Socialista Soviética de Kazajistán, donde fue hallada por militares que patrullaban la región. Aquí es donde comienza este thriller de suspenso, drama y ciencia ficción.
La película sigue el modelo trazado décadas antes por figuras como la de Ridley Scott, en el que el espacio es un lugar que esconde cosas aterradoras y que quizás sería mejor no traer a casa. Es más, el subtítulo de la película en español – SPUTNIK: El Extraño Pasajero – es evidentemente un guiño para los fans de ALIEN: El Octavo Pasajero (1979).
Pero el film tiene méritos propios. Mantiene la mayor parte del tiempo una narración coherente y creíble.
Es decir, el guion mantiene consistencia y los protagonistas actúan de forma racional, apegada a sus roles y arquetipos. Además, añade elementos y criterios científicos interesantes y suficientemente creíbles.
En FilmAffinity recibió una calificación de 5,6/10 y de 6,4/10 en IMDB. En cambio, en RottenTomatoes recibió un 72% de la audiencia promedio y un 88% de la crítica especializada. La película se estrenó a pocos meses de haber iniciado la pandemia, lo que explicaría en parte la baja recaudación, que fue de sólo $18.853 dólares a nivel nacional y apenas $354.170 a nivel global.
Aunque algunos la calificaron de cine B, la producción rusa logra igualar a una producción de Hollywood. Es evidente el esfuerzo por hacer un guion consistente a pesar de las limitaciones en cuanto a efectos especiales. Vale la pena verla al menos una vez, sobre todo para los que disfrutan de este género.