(Buenos Aires) Cuatro décadas después de su primera presentación en Buenos Aires, el célebre cantautor cubano Silvio Rodríguez sigue hoy cautivando a argentinos, entre estos una nueva generación de jóvenes que se identifica con su obra.
Tal parece que el embrujo del trovador pasa de generación a generación; la concurrencia en un abarrotado Movistar Arena de Buenos Aires lo reflejó; hubo público desde jóvenes hasta adultos y personas de la tercera edad.
Y entre los que se sumaron a disfrutar un espectáculo inolvidable estuvo el reconocido actor y cantautor Piero De Benedictis.
Una abuela, Cristina; la hija, Carolina, y la nieta, Anita, ilustraron esa secuencia generacional por la admiración al trovador cubano.
A la pregunta de Prensa Latina sobre por qué fueron a escuchar a Silvio, Cristina respondió: “Porque lo adoramos desde el principio. Y porque coincide con todo lo que pensamos de este mundo y de lo que queremos para la humanidad”.
“Porque concordamos con él en todos los sentidos. Bueno, porque todavía creemos en la utopía y queremos un mundo mejor”, opinó Carolina, en tanto su adolescente hija, Anita, afirmó: “Estoy acá porque ellas me inculcaron el gusto y el amor por las canciones de Silvio, porque estoy de acuerdo con los valores que expresan y por lo que propone en sus interpretaciones”.
Para Cristina, el cantautor “es de muchas generaciones, y va a ser así por los siglos”, avizoró la abuela.
Silvio está padeciendo de una fuerte afección catarral que le debilitó la voz; se disculpó con toda sinceridad cuando interactuó con el “respetable”, y en tono jocoso les dijo: “Bueno, de todas formas yo nunca he tenido una voz del otro mundo”, ocurrencia que suscitó aplausos.

Aun así, no defraudó e interpretó 23 canciones y declamó el poema “Halt”, del escritor, poeta y guionista cubano Luis Rogelio Nogueras.
Arrancó ante un auditorio atestado con “Ala de Colibrí” y siguió con “Sueño de serpientes”. Le siguieron dos composiciones de los últimos años: “Virgen de Occidente”, e hizo una pausa para explicar la razón de la pieza “Viene la cosa”, la cual dedicó a un barbero de la Habana Vieja.
Continuó con “La bondad y su reverso” y le siguieron “Pequeña serenata diurna”, “Nuestro después”, “Cassiopea”, “Tonada del albedrío” y “Eva” que fue cantada por todos.
Rindió tributo a tres grandes cantautores que fundaron con él el movimiento de la “Nueva Trova”, a Vicente Feliú con “Créme”; a Noel Nicola, con “Te perdono”, a Pablo Milanés, con “Yolanda”, y con “La era está pariendo un corazón”, hizo recordar a Omara Portuondo quien la hizo suya.
No faltaron “Canción del elegido”, “Quien fuera”, “Te amaré”, “Ángel para un final” y “El Necio” con la que cerraba el tremendo espectáculo y con ella se retiraron el intérprete y sus músicos, pero la ovación del público no cesaba y se escuchaban fuertes los gritos de “Silvio vuelve”, “Silvio vuelve”.

Y retornó al escenario el cantautor, solo él, y solamente con el acompañamiento de su guitarra entonó: “Canción de las sillas” y “Rabo de nube” que la agradecida audiencia cantó al unísono; realmente, el público fue el mejor de los coros.
Para el telón inicial del bien organizado espectáculo la trovadora argentina Paula Ferré aportó varias de sus composiciones. Ella fue el entrante ideal para el plato fuerte. En el ínterin, el poeta local Jorge Bocanera –viejo amigo de Silvio- declamó cinco de sus poemas que escribió en 1980 cuando estuvo exiliado en México, entre ellos “Exilio” y “¿Será posible el sur?».

Silvio y su grupo llegaron a Argentina en la segunda escala de su gira por cinco países sudamericanos que iniciaron en Chile e incluye también Uruguay, Perú y Colombia.
Este domingo ofrecerá su segundo recital en Buenos Aires. Habrá un tercero el 21 de octubre. Todas las entradas ya están vendidas desde marzo pasado.
El Maipo/PL