Por Juan Lehmann
Los embates financieros mundiales golpearon con fuerza a Argentina, esto en medio de los interrogantes sobre un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Mientras esto ocurre, los bonos cayeron y se encendieron alarmas en el mercado cambiario.
“Si el mundo estornuda, Argentina se resfría”: el dicho popular volvió a probarse cierto tras una jornada financiera particularmente adversa en el país. Las acciones se desplomaron y los bonos soberanos registraron pérdidas que dispararon el Riesgo País a más de 800 puntos, su máximo desde noviembre de 2024.
Los números rojos responden a dos factores. El primero es externo: la zozobra relativa a la inminente aplicación de aranceles a las importaciones por parte de Estados Unidos de Donald Trump, lo cual encendió las alarmas, lo que repercutió con fuerza en el mercado Wall Street.
El segundo es estrictamente local. La incertidumbre suscitada por las demoras en el acuerdo para un nuevo crédito de Buenos Aires con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se reflejaron en un recrudecimiento de la presión sobre el tipo de cambio, principal foco de los interrogantes en Washington.
“La demora con el FMI trae más dudas que certezas“, dice el economista Ramiro Tosi en entrevista para Sputnik.
El riesgo país —indicador confeccionado por el banco JP Morgan, que mide la sobretasa que deben pagar los bonos de países emergentes frente a los del Tesoro de Estados Unidos— tocó su máximo en seis meses al cerrar 816 puntos básicos. La suba es elocuente: en enero se ubicó en 550 puntos, lo cual arroja de un incremento de casi el 50% en apenas dos meses.
Sin embargo, el principal foco de alerta es el mercado cambiario, pese a que el Gobierno argentino ratifica una y otra vez que no cederá a una devaluación. De hecho, su última decisión fue disminuir la tasa de devaluación mensual crawling peg del 2% al 1%, muy por debajo de la inflación, reforzando el creciente atraso cambiario, que se refleja en el insoslayable encarecimiento de Argentina en dólares.
Las dudas del mercado remiten a dos factores. En primer lugar, la pérdida de reservas del Banco Central, que en las últimas dos semanas sufrió la pérdida de más de 1.300 millones de dólares, en virtud de su intervención diaria para contener la presión sobre las cotizaciones financieras de la moneda estadounidense.
En segundo lugar, se halla la transacción conocida como “dólar futuro”, donde se pactan operaciones contemplando que, a fines de abril, la cotización oficial se ubicará casi en 1.200 pesos (1,12 dólares), que implicaría un incremento del 3,3% respecto a la actual (1,02 dólares), contrariando la devaluación del 1% defendida por Milei.
El complejo escenario quedó reflejado en las palabras del ministro de Economía argentino, Luis Caputo. Consciente de la necesidad de reunir dólares para robustecer las arcas públicas, el funcionario pidió que el FMI le ceda inmediatamente el 40% del total de fondos que espera recibir (sobre un préstamo estipulado en 20.000 millones de dólares).
Caputo justificó su anhelo apelando al estricto ajuste fiscal que suele exigir el Fondo a cambio de los empréstitos que concede, que Milei habría superado con creces al calor de la “motosierra” sobre el gasto público.
El día de la marmota A pesar de la situación, la Casa Rosada cuenta con un antecedente inmediato que juega a su favor: la incidencia del presidente estadounidense Donald Trump para forzar al Fondo a ceder un préstamo récord a Argentina en 2018, durante el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019). Los 57.000 millones de dólares, de los cuales llegaron 45.000 millones, excedía con creces la cuota argentina, contradiciendo los estatutos más elementales del organismo con sede en Washington. Pero la diplomacia pudo más. Consultado al respecto, Tosi refiere que “así como en 2018 era imposible que nos dieran tal préstamo, ahora también puede haber sorpresas. El factor político tiene mucha relevancia, pero eso no quiere decir que no haya exigencias incluso incómodas para el Gobierno”. “La verdadera lucha de Milei se da en el mercado cambiario y en la cancillería, de donde apuesta a conseguir un apoyo más importante en momentos clave de su gestión”, sostiene el economista.Por el momento, la vocera del organismo multilateral de crédito, Julie Kozack, se limitó a confirmar que el Gobierno argentino solicitó el monto citado por Caputo y evitó dar precisiones sobre la cuantía de los desembolsos estipulados.
Carrera contrarreloj
“Es innegable que el Gobierno está perdiendo reservas para contener el tipo de cambio. Lo que vemos en el mercado es producto de las dudas sobre la sostenibilidad del programa”, destaca el economista Ramiro Tosi.
Según el experto, el Gobierno de Milei “se apuró en decir que el acuerdo estaba sellado”. En este sentido, precisa que la falta de pericia se refleja “en la comunicación errática del ministro de Economía, que hasta ahora no logró llevar la calma necesaria a los mercados”.
Para Tosi, la interrogante central que suscita mayor expectativa responde al margen temporal del cual dispone el Ejecutivo para aguantar las dilaciones desde Washington.
“El Banco Central no para de perder divisas intentando contener el dólar y los plazos se están extendiendo más de lo previsto“, apunta.
El día de la marmota
A pesar de la situación, la Casa Rosada cuenta con un antecedente inmediato que juega a su favor: la incidencia del presidente estadounidense Donald Trump para forzar al Fondo a ceder un préstamo récord a Argentina en 2018, durante el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019).
Los 57.000 millones de dólares, de los cuales llegaron 45.000 millones, excedía con creces la cuota argentina, contradiciendo los estatutos más elementales del organismo con sede en Washington.
Pero la diplomacia pudo más. Consultado al respecto, Tosi refiere que “así como en 2018 era imposible que nos dieran tal préstamo, ahora también puede haber sorpresas. El factor político tiene mucha relevancia, pero eso no quiere decir que no haya exigencias incluso incómodas para el Gobierno“.
“La verdadera lucha de Milei se da en el mercado cambiario y en la cancillería, de donde apuesta a conseguir un apoyo más importante en momentos clave de su gestión”, sostiene el economista.
El Maipo/Sputnik