Tras el golpe de Estado en Chile muchos profesionales de la prensa fueron asesinados o desaparecidos y medios de izquierda clausurados, pero el periodismo resistió, reflexiona 50 años después el comunicador Guillermo Torres. En 1973 Torres trabajaba en el diario El Siglo y en la noche hacía un noticiero en la Universidad Técnica del Estado (UTE), hoy Universidad de Santiago de Chile.
Durante una conversación con Prensa Latina recuerda que el 11 de septiembre, cuando se produjo el cuartelazo contra el gobierno del presidente Salvador Allende, él estaba en la UTE, desde allí vieron el bombardeo al Palacio de La Moneda y la Universidad también fue atacada con bazucas.
En el interior del recinto éramos como 600 personas, entre profesores, estudiantes y personal administrativo y nos nos dejaron salir de allí, ya había toque de queda.
Al día siguiente, dijo, nos llevaron detenidos al Estadio Chile, que hoy lleva el nombre de Víctor Jara en homenaje al cantautor y jefe de extensión universitaria asesinado por la dictadura.
Guillermo Torres estuvo dos años preso en el campo de concentración de Chacabuco, en el norte del territorio, en 1975 lo expulsaron del país y fue al exilio a la antigua República Democrática Alemana y a Italia, hasta que pudo regresar en 1984.
Protagonista de los acontecimientos del 11 de septiembre, el periodista cuenta que cuando ocurrió el golpe de Estado, encabezado por Augusto Pinochet, bombardearon las antenas de Radio Corporación, del Partido Socialista; y de Radio Magallanes, perteneciente al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
También echaron abajo las de la emisora de la UTE, cerraron todos los medios de izquierda y ocuparon las instalaciones de la Televisión Nacional.
Durante la dictadura hubo 38 periodistas asesinados o desaparecidos, la represión fue muy fuerte, sin embargo, poco después comenzaron a salir boletines clandestinos como Unidad Antifascista, del Partido Comunista; Unidad y lucha, del Partido Socialista, y El Rebelde, del MIR, recuerda.
La correspondencia en los campos de concentración era censurada, pero los que estábamos ahí nos las arreglábamos para, a través de algunos códigos, enviar informaciones de lo que estaba pasando dentro, expresó.
Mientras, los canales de televisión, la radio y los medios escritos controlados por el régimen ocultaban todas las violaciones de los derechos humanos.
Se refirió al caso de El Mercurio, que jugó un papel clave en el golpe de Estado, e incluso, el dueño de ese diario, Agustín Edwards, se reunió con el entonces presidente de Estados Unidos, Ríchard Nixon, y con oficiales de la CIA para impedir que Allende asumiera el poder.
Hay un libro muy importante que salió ahora, titulado Pinochet desclasificado, donde demuestra todo el papel de El Mercurio para promover la ruptura institucional, informó.
Guillermo Torres fue presidente del Colegio de Periodistas de Chile de 2002 a 2004, durante 15 años ocupó otros cargos en esa organización y también fue tesorero de la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap).
A medio siglo de los sucesos del 11 de septiembre participó en un foro organizado por El Siglo titulado La prensa y el golpe de Estado.
En sus declaraciones a esta agencia afirmó que los medios clandestinos fundamentalmente y también los democráticos que circulaban legalmente jugaron un papel muy importante en la caída de la dictadura, algo reconocido por todos los sectores políticos, aunque ahora muchos lo olvidan.
Fuente: El Maipo/PL