La candidata Evelyn Matthei ha afirmado que el Plan Nacional de Búsqueda de los Detenidos Desaparecidos impulsado por el gobierno tendría un propósito “vengativo”. La acusación, además de injusta, es profundamente reveladora: proyecta sobre quienes buscan verdad y justicia la sombra que en realidad pesa sobre quienes las niegan.
Porque la verdadera venganza no está en el esfuerzo por esclarecer lo ocurrido, sino en el pacto de silencio que por décadas ha impedido a las familias conocer el destino de sus seres queridos. Esa es la forma más cruel y persistente de venganza: la que niega el derecho básico a enterrar a los muertos, la que prolonga el dolor y convierte el crimen en una herida que nunca cicatriza.
Cada día que pasa sin que se revelen los lugares de entierro o se entreguen los cuerpos, ese pacto de silencio se renueva. Es una venganza lenta, fría, ejecutada no con violencia visible, sino con la indiferencia y el cálculo político de quienes prefieren no incomodar a los responsables. En ese sentido, la mantención del silencio es también una forma de participación en el crimen, porque perpetúa su efecto, porque lo hace durar más allá del tiempo en que fue cometido.
El Plan de Búsqueda no busca castigar; busca restituir humanidad, cerrar duelos, reconstruir la verdad que el terrorismo de Estado quiso borrar. Confundir eso con venganza es una forma de banalizar el dolor y de relativizar el crimen. Y cuando esa confusión proviene de alguien que aspira a ocupar la jefatura del Estado, el daño es doble: no sólo ofende la memoria de las víctimas, sino que legitima el silencio de los victimarios.
Por eso, la actitud de Matthei no es sólo injusta: es vengativa en sí misma, porque convierte el reclamo de justicia en sospecha, y a las víctimas en acusadas. Y es también cómplice del pacto de silencio, porque le da nueva cobertura moral a la impunidad. Quien adopta esa postura se descalifica para encabezar un Estado que debe precisamente garantizar verdad, justicia y reparación.
La verdadera venganza no está en buscar a los desaparecidos. La verdadera venganza es no querer encontrarlos.
Para El Maipo, Álvaro Ramis, Rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.



