(París) El proyecto de Ley de Finanzas del Estado francés para el 2026 tendrá hoy su primer debate en la plenaria de la Asamblea Nacional, donde el Gobierno enfrentará el desafío opositor con un desenlace difícil de vaticinar.
La polarización política, las amenazas de censura, los reclamos de la izquierda, la extrema derecha y los conservadores y la imperiosa necesidad de reducir gastos ante unas finanzas públicas en rojo, representan una mezcla explosiva de la que tratará de salir ileso el primer ministro Sébastien Lecornu y que podría dejar al país sin presupuesto antes de que culmine el año.
Ya en la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional el presupuesto fue rechazado el jueves por los diputados, salvo del oficialismo, una decisión que ilustra la compleja situación.
Interrogado al respecto, el primer ministro alegó que una cosa es la Comisión y otra el debate en el hemiciclo, en el cual tratará esa tarde de convencer a los parlamentarios con su discurso introductorio.
Lecornu instó a los diputados a encontrar las vías de compromiso y estimó que “existe un camino” para dotar al país de un presupuesto antes de que termine el año, considerando los problemas que traería fracasar en ese intento.
Según el recorrido parlamentario, los debates en torno al proyecto de Ley de Finanzas deben culminar el 23 de diciembre, con un voto que tendrá al país en tensión hasta entonces, porque en una de sus concesiones, el primer ministro aceptó renunciar al artículo 49.3 de la Constitución, que permite adoptar normas sin el sufragio en la cámara baja.
La izquierda reclama un presupuesto alejado de la austeridad y que los ricos aporten mucho más frente al objetivo de sanear unas finanzas públicas marcadas por una deuda del 114 por ciento del Producto Interno Bruto y un déficit que en 2024 rondó el seis por ciento, indicadores entre los peores de la Unión Europea.
El plan de Lecornu incluye unos 30 mil millones de euros entre ahorros y recortes, bien distante de los 44 mil que trató de imponer su predecesor en Matignon, el centrista François Bayrou, intento que condujo a su caída el 8 de septiembre, cuando la Asamblea le negó la confianza.
La víspera, el primer ministro convocó a una cruzada contra los fraudes fiscales, como una vía para recuperar dinero, al tener en cuenta que el año pasado escaparon de las arcas del Estado francés unos 20 mil millones de euros.
Por su parte, Agrupación Nacional, la fuerza identificada con la extrema derecha, presentó en voz de su líder Marine Le Pen, un plan de presupuesto alternativo, el cual incluye reducir los gastos en atención a los migrantes y en aporte a la Unión Europea.
El Maipo/PL



