La reciente derrota de Javier Milei en las elecciones de la provincia de Buenos Aires ha desatado un verdadero terremoto económico en Argentina. Los mercados reaccionaron con brutalidad: el riesgo país se disparó, el dólar paralelo se fortaleció con rapidez y las reservas internacionales del Banco Central se desplomaron en cuestión de días. Esta combinación de incertidumbre política y fragilidad estructural confirma lo que muchos advertían: un programa de ajuste extremo, sin redes de protección, termina cavando un pozo del cual es muy difícil salir. La confianza internacional se erosiona, los sectores populares pagan el precio más alto y la economía entra en un espiral de recesión e inestabilidad.
La política monetaria argentina atraviesa una crisis de credibilidad: los activos financieros en dólares caen, los bonos soberanos se devalúan y el índice de riesgo país alcanza niveles insostenibles. Ante esta fragilidad, los mercados especulan con medidas de emergencia que podrían incluir una devaluación, restricciones al acceso a dólares, cambios en el control cambiario o la reimplantación de impuestos especiales sobre divisas.
Desde Chile, la comparación es inevitable. El programa presidencial 2025 de José Antonio Kast contiene un conjunto de medidas que, de aplicarse, podrían conducir a un escenario muy similar al que hoy atraviesa Argentina bajo Milei. Cambian los énfasis, pero la lógica de fondo es la misma: reducir drásticamente el rol del Estado, desmontar políticas redistributivas, trasladar riesgos a los individuos y confiar ciegamente en que el mercado resolverá problemas estructurales. Analizando su programa, se observan los siguientes puntos:
1. Ajuste fiscal de shock: la receta del desequilibrio
El recorte anunciado por Kast —US$ 6.000 millones en 18 meses y hasta 3,5 % del PIB en cuatro años— equivale a un ajuste de shock. La experiencia argentina lo demuestra con claridad: cuando se reducen masivamente programas sociales y gasto público en tan poco tiempo, el resultado no es equilibrio, sino contracción económica, desempleo y deterioro de los servicios básicos. La disciplina fiscal, entendida de manera dogmática, puede transformarse en recesión.
2. Política tributaria: menos recursos públicos, más desigualdad
El corazón de su plan está en las rebajas impositivas a los grandes actores económicos. Reducir el impuesto corporativo de 27 % a 23 % significa menos recursos para financiar políticas sociales. A esto se suma la eliminación del impuesto a las ganancias de capital en ventas de acciones —un beneficio directo al sector financiero— y la supresión de contribuciones a la primera vivienda, favoreciendo a familias de ingresos altos y debilitando las finanzas municipales. El resultado: menor progresividad fiscal, más desigualdad territorial y mayor presión sobre impuestos regresivos como el IVA, que pagan todos por igual.
3. Educación y salud: retrocesos bajo la lógica del ajuste
En educación, Kast propone desarmar el Sistema de Admisión Escolar (SAE), devolviendo a los colegios la capacidad de seleccionar a sus estudiantes, lo que aumenta la segregación y reduce oportunidades para quienes provienen de contextos vulnerables. Respecto a la gratuidad universitaria, su idea de “focalizarla” implica restringir el acceso y las condiciones de permanencia, debilitando uno de los avances más significativos en democratización del conocimiento de las últimas décadas.
En salud, sus promesas deben analizarse a la luz de su política fiscal. Reducir listas de espera o mejorar diagnósticos oncológicos son objetivos loables, pero si el presupuesto público se recorta al mismo tiempo, esas metas se vuelven inviables o dependen de reasignaciones que desfinanciarán otras áreas críticas. En un país con costos médicos crecientes y población que envejece, reducir gasto público no es una respuesta, sino una amenaza.
4. Pensiones y seguridad social en riesgo
Kast busca desmantelar los consensos logrados con la última reforma previsional. Propone eliminar la garantía estatal sobre los fondos previsionales y trasladarlos completamente a cuentas individuales invertidas en el mercado financiero. Bajo la retórica de “proteger la propiedad del trabajador”, se renuncia a cualquier capacidad de estabilización macroeconómica o de inversión pública. Más grave aún: elimina el aporte solidario a las pensiones, dejando a miles de jubilados en la precariedad. El resultado probable es más pobreza en la vejez, especialmente para mujeres y trabajadores de bajos ingresos.
5. Flexibilización laboral: más riesgos para los trabajadores
El programa laboral de Kast traslada los costos de la indemnización al propio trabajador y debilita la protección de la jornada completa. Contratos por hora, negociación individualizada y ausencia de regulaciones claras pueden derivar en empleos fragmentados, con bajos ingresos y escasa estabilidad. A diferencia de países que combinan flexibilidad con fuertes protecciones sociales, aquí no se ofrecen contrapesos: no hay propuestas robustas sobre salario mínimo, reajustes automáticos frente a la inflación, salud ocupacional ni control efectivo de abusos. El paralelismo con Argentina es evidente: mayor vulnerabilidad de los trabajadores bajo la promesa, nunca cumplida, de dinamizar el mercado laboral.
En definitiva, el programa de Kast debilita la cohesión social y el desarrollo inclusivo. Socava los mecanismos redistributivos, favorece la concentración económica mediante rebajas tributarias, traslada riesgos al individuo y apuesta por un ajuste fiscal de magnitudes recesivas. La derrota de Milei en Buenos Aires reveló la fragilidad de un modelo basado en recortes indiscriminados y privilegios al capital financiero.
La pregunta para Chile es clara: ¿queremos repetir la misma receta y exponernos a los mismos resultados? La experiencia argentina demuestra que un país no se construye con ajustes de shock ni con la ilusión de que el mercado, por sí solo, resolverá la injusticia social.
Kast es Milei. Y ya sabemos cómo termina esa historia.
Por Álvaro Ramis, Rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano (UAHC), colaborador de El Maipo.
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