La puesta en escena del ajedrez como símbolo de estrategia revela un acto fallido y la irrupción de la sombra. Freud y Jung ofrecen claves para comprender la compulsión al simulacro en la figura del candidato.
Las imágenes públicas de los líderes políticos condensan significados más allá de la intención superficial. En la fotografía de José Antonio Kast posando frente a un tablero de ajedrez, se pretendía transmitir serenidad, concentración y estrategia. Sin embargo, al analizar los detalles de la escena, emergen elementos que permiten construir un perfil psicoanalítico del candidato, tanto en clave freudiana como junguiana.

Freud: el acto fallido visual
Freud sostenía que “en los actos fallidos se manifiesta algo que el sujeto quisiera ocultar” (Freud, 1901, Psicopatología de la vida cotidiana). El tablero al revés constituye exactamente eso: lo que debía simbolizar orden estratégico aparece invertido.
Las piezas mal ubicadas —damas duplicadas sin que ningún peón haya alcanzado el final, peones en posiciones imposibles sin desarrollo previo— revelan lo que Freud llamaba desconexión con el principio de realidad. Para él, “el sueño diurno, la ilusión y la mentira son variaciones de la misma tendencia: evadir la realidad cuando esta se resiste” (Freud, 1911, Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico).
Desde esta perspectiva, el tablero no es un error ingenuo: expone un rasgo estructural del sujeto. Kast se presenta como estratega, pero su inconsciente lo delata como alguien que requiere inventar escenarios y reglas alternativas para sostener su relato.
Jung: el arquetipo del rey sabio y la sombra
Para Jung, las imágenes son “representaciones arquetípicas que trascienden al individuo y buscan encarnar figuras colectivas” (Jung, 1959, Los arquetipos y lo inconsciente colectivo). El montaje de Kast intenta convocar al “rey sabio”: la figura serena, previsora, calculadora. La copa de vino, el gesto de concentración y el tablero de ajedrez cumplen esa función simbólica.
Sin embargo, Jung advertía que “donde se intenta proyectar un ideal excesivo, la sombra se infiltra con más fuerza” (Jung, 1951, Aion). Y eso es lo que ocurre aquí: la sombra delata al tramposo, al farsante. El desorden de las piezas no es un descuido técnico: es la irrupción de lo reprimido, aquello que contradice la imagen idealizada.
El ajedrez como metáfora del poder
El ajedrez, como representación cultural, encarna disciplina, cálculo y previsión. Para Freud y Jung, simboliza la pugna entre caos e intelecto, instinto y razón. Un tablero incoherente, con reglas violadas, transmite la imposibilidad de sostener un orden coherente.
La partida que Kast exhibe no existe. No hay sacrificios, no hay enfrentamiento, no hay juego real. Lo que se muestra es un decorado congelado, un simulacro. En palabras de Jung: “cuando la máscara sustituye al yo, lo que queda es un artificio sin alma” (Jung, 1928, La dinámica de lo inconsciente).
Perfil psicológico emergente
De esta lectura, el perfil que se desprende del candidato es el siguiente:
- Mitomanía estructural: invención constante de narrativas para sostener la autoimagen.
- Narcisismo escénico: priorización de la imagen pública por sobre la coherencia interna.
- Inversión simbólica: incapacidad de sostener el orden que pretende encarnar (tablero invertido, reglas falseadas).
- Negación del principio de realidad: reemplazo del conflicto real por un montaje inmóvil donde nada está en juego.
Dicho todo lo anterior, el tablero frente al cual posa Kast no es un accesorio menor: es un espejo de su estructura psíquica. Freud lo habría interpretado como un acto fallido que delata la evasión de la realidad mediante la invención. Jung lo leería como la irrupción de la sombra en el intento de encarnar al rey sabio.
La imagen revela, en definitiva, un perfil caracterizado por la compulsión a simular, la tendencia a sostener la política como escenificación y la imposibilidad de jugar con reglas claras. Un tablero invertido para un proyecto que, al igual que la foto, descansa más en la apariencia que en la sustancia.
Constanza Schaub, periodista Y colaboradora de elmaipo.cl
El Maipo/Soda Cáustica
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