Los femicidios en Chile registran hoy una tendencia a la baja en los primeros seis meses del año, aunque los especialistas consideran prematura la evaluación de un fenómeno que lleva 10 años de crecimiento.
De acuerdo con las estadísticas del Ministerio de la Mujer, hasta el 11 de julio se cometieron 163 femicidios frustrados y 44 consumados, una cifra menor en 15 y 20 por ciento, respectivamente, comparada con el 2024.
Sin embargo, la directora nacional del Servicio de la Mujer y la Equidad de Género, Priscilla Carrasco, considera que las cifras deben mirarse con cautela, pues la violencia de género es una realidad estructural en el país.
Existen más centros para brindar apoyo jurídico, psicosocial y acompañamiento especializado y se ampliaron las residencias transitorias para féminas en riesgo, afirmó.
Mientras, Paula Salvo, presidenta de la Corporación Humanas y abogada especializada en Derechos Humanos, recalcó que las cifras permanecen sin cambios sustanciales desde hace varios años, si bien es importante reconocer las políticas públicas destinadas a combatir el flagelo.
En declaraciones al Canal 24 de la televisión chilena, mencionó la ley aprobada para establecer medidas de prevención, sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres en razón de su género.
Figuran, de igual manera, normas legales para proteger y dar una reparación a las víctimas de femicidios y suicidio femicida, así como a sus familiares.
Esto, destacó Salvo, da una señal de que asesinar a mujeres por el solo hecho de su género es un delito grave, con una sanción penal severa, y eso es quizás lo más relevante del mensaje hacia la sociedad.
De registrarse menos femicidios frustrados o consumados este año sería la primera disminución desde 2014. El último informe anual de estos delitos apunta a una tendencia sostenida de crecimiento, que alcanzó el mayor número de casos entre 2022 y 2023.
Para la presidenta de la Corporación Humanas hay, sin embargo, un vacío importante en las estadísticas pues aún falta saber qué está pasando con las mujeres indígenas, las que viven en contextos rurales o las migrantes.
El Maipo/PL