A pesar de ser prevenible y curable cuando se detecta a tiempo, el cáncer cervicouterino sigue siendo el cuarto tipo de cáncer más común entre las mujeres, con una carga desproporcionada en países de ingresos bajos y medios.
El cáncer de cuello uterino representa uno de los reflejos más claros de las desigualdades globales en salud. Aunque es una enfermedad prevenible y curable con detección temprana y tratamiento efectivo, en 2022 cobró la vida de casi 350,000 mujeres en todo el mundo, siendo el cuarto tipo de cáncer más común entre la población femenina.
En Chile fallecen cerca de 600 mujeres al año a causa del cáncer cervicouterino, lo que equivale al fallecimiento de 2 mujeres al día y lamentablemente, hay 1500 mujeres diagnosticadas cada año, así el país se encuentra en el séptimo lugar de incidencia a nivel mundial.
La distribución de esta carga mortal revela una brecha alarmante: casi el 94% de las muertes ocurrieron en países de ingresos bajos y medios, donde el acceso limitado a servicios de salud pública y la falta de programas generalizados de detección y tratamiento perpetúan esta crisis sanitaria.
Una Respuesta Global Coordinada
Frente a esta realidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha desarrollado una estrategia ambiciosa e inclusiva para eliminar el cáncer de cuello uterino como problema de salud pública. El impulso comenzó en mayo de 2018, cuando el Director General de la OMS lanzó un llamamiento mundial a la acción, subrayando la renovada voluntad política para convertir la eliminación en una realidad.
Este compromiso se materializó con la creación de la Iniciativa para la Eliminación del Cáncer Cervicouterino, una iniciativa insignia que culminó en agosto de 2020 con la adopción de la Estrategia Mundial para la eliminación del cáncer cervicouterino por parte de la Asamblea Mundial de la Salud.
Los Objetivos 90-70-90
Para eliminar el cáncer cervicouterino como problema de salud pública, todos los países deben alcanzar y mantener una tasa de incidencia inferior a 4 casos por cada 100,000 mujeres. Esta meta se sustenta en tres pilares fundamentales con objetivos específicos que deben cumplirse para 2030:
Vacunación: El 90% de las niñas completamente vacunadas contra el Virus del Papiloma Humano (VPH) a los 15 años.
Detección: El 70% de las mujeres sometidas a pruebas de detección de alto rendimiento a los 35 años y nuevamente a los 45 años.
Tratamiento: El 90% de las mujeres con lesiones precancerosas tratadas y el 90% de las mujeres con cáncer invasivo controladas.
El cumplimiento de estos objetivos 90-70-90 por parte de cada país durante esta década será crucial para encaminar al mundo hacia la eliminación del cáncer de cuello uterino en el próximo siglo.
La OMS enfatiza que ahora es el momento de actuar. Con las herramientas disponibles —vacunas efectivas, métodos de detección confiables y tratamientos eficaces— la eliminación de esta enfermedad es un objetivo alcanzable que requiere compromiso político, inversión en sistemas de salud y esfuerzos coordinados a nivel global.



