Miércoles, Febrero 12, 2025

Carlos Huayco, aclamado director de teatro talagantino nos cuenta sobre su teatro y la obra Elvira, Cacica de Talagante

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Carlos Huayco es un director de teatro, dramaturgo y músico talagantino. Creció en una familia de artistas y sus raíces se remontan a pueblo aymara.

Este sábado 8 de febrero se presentó en Talagante, ciudad dónde debió estrenarse, la obra “Elvira, Cacica de Talagante”.

Carlos es un artista de reconocida trayectoria, tanto en la música como en el teatro, con quien pudimos conversar sobre el estreno del sábado pasado, así como acerca del teatro, las políticas culturales y la identidad de nuestro territorio.

P: Por favor Carlos, para empezar, cuéntanos cómo es convertirte en artista en este territorio urbano-rural llamado Talagante.

Carlos: Es buena pregunta la que haces y no es tan simple responder.

Mira, lo primero que podría decir es que la vinculación del artista con el arte es primero consigo mismo. Primero hay una decisión de las personas que se dedican a la actividad artística a asumirse artistas.

Desde temprano en mi vida mis padres, mi madre y mi padre, nos incentivaban. Les gustaba que nosotros desarrolláramos actividad artística. Pero, aun así, porque soy una persona de clase media, porque tenemos un paradigma operando, porque hay un montón de inseguridad económica, decides qué estudiar pensando en qué te dará de comer, asegurar un futuro.

En mi caso, yo ingresé a derecho y una vez ahí decidí que no quería ese camino; decidí que mi verdadero camino era la actividad artística, y tomarla en serio, estudiar y desarrollarse.

Luego, es el espacio, es el territorio en el que tú te desenvuelves, el que te va definiendo un poquito.

Nosotros partimos inicialmente en el 2002 en el Monte. Estrenamos la primera obra, porque no había un teatro en Talagante.

P: ¿Qué obra fue?

Carlos: Hicimos Jesucristo Súper Estrella. Primero, el concepto fue hacer esa obra con gente de acá, con banda en vivo, cantando. Antes, lo que se hacía era en la iglesia, muy de pueblo, se hacía para Semana Santa, con fonomímica, lo que hace la gente en la calle, la pasión de Cristo…

Y nosotros tomamos la obra e hicimos una versión, pero fue como jugando prácticamente. Pero después, eso me abrió hacia el mundo de lo escénico.

Pero te das cuenta que no teníamos espacio físico para estrenarlo. En ese tiempo fuimos estrenar a El Monte y luego, cuando veníamos a Talagante, cuando se podía lo hacíamos en el gimnasio. No había un teatro. Y después nos tomábamos las calles y hacíamos, por las nuestras, escenarios.

Entonces, la visión de la cultura que tiene la política es servicial a la política.

P: Entonces, Talagante no es muy amable

R: No sé si Talagante, yo creo que los territorios en general en Chile. Pero no es una característica sólo de Talagante, pero efectivamente no es amable. No hay amabilidad hacia la cultura.

Ahora, tengo que decir también que, parafraseando a Jesús, ya que recordamos Jesucristo Súper Estrella, hay que perdonar a los que no saben lo que hacen. Yo creo que quienes están a cargo de la actividad cultural no tienen los recursos académicos, ni la sapiencia para apuntarle a lo que hay que cultivar.

La cultura es sembrar, entonces la crítica que yo puedo hacer es que esa falta de amabilidad está dada porque no se ha sembrado nada. Sembrar es dar espacio a los artistas, financiarlos, contratarlos.

A nadie le costaría nada decir ¿cuánto vale una obra? A ver, construyamos un proyecto, buscar la forma, los recursos en comunión con la alcaldía, que son los que manejan los recursos. Y manejan hartos recursos.

Por ejemplo, a las municipalidades les conviene, piensan ellos, hacer festivales grandes, a lo festival de Viña, entonces nos gastamos un montón de plata, para hacer un festival grande; en Talagante se hacen tres festivales grandes. Y yo digo, ¿será necesario gastar esa plata?

Porque no involucramos a la gente con esa plata, porque no hay una apuesta a algo, no hay un objetivo a algo más que convocar a mucha gente y que el Alcalde aparezca arriba, éste y todos…

P: Que la comunidad sea un actor participante, activo…

Carlos: Claro, eso es cultura…

¿Cuál es la propuesta teatral de Carlos Huaico?

P: Carlos, quiero ir al tema de la obra Elvira, Cacica de Talagante. Ustedes acaban de estrenar la obra en Talagante…

Carlos: No la pudimos estrenar en Talagante, la tuvimos que estrenar en Santiago hace un año, en enero de 2024 en el espacio Laura Allende de Santiago como parte del Festival Resistir y Avanzar.

P: Ustedes estrenaron en Santiago y no en Talagante, uno pensaría que sería lo obvio.

¿Y este sábado 8? ¿Dónde la presentaron?

Carlos: Este 8 de febrero la mostramos en el espacio de la casona San Luis, de la comunidad San Luis, que está a la entrada de Talagante, al aire libre y con entrada liberada.

Fue un reencontrarnos con nuestra gente. En escena habían 13 personase. Fue 1 hora y 24 minutos muy intensa. Todo producción nuestra: vestuario, escenografía, música. Con un elenco de actores que ha desarrollado una actividad grande en Talagante.

Esta obra tiene, además, la gracia de que aglutina a una gran cantidad de artistas del territorio.

P: ¿Es una creación colectiva? ¿Es una creación tuya?

Carlos: Es una creación mía. Totalmente mía.

Es una investigación personal. Me fui en una volada durante la pandemia y se me apareció el personaje.

P: ¿Hay una tendencia tuya a trabajar los temas históricos, de memoria?

Estuviste con Miguel…

Carlos: Años atrás, hice una obra que se llamaba “Lonquén entre el Limbo y la Tierra”, que tiene que ver con los hornos de Lonquén, donde actuaba César Arredondo, quien es el abuelo de la actual Ministra de Cultura, y luego la obra de “Yo no te conocí Miguel”, una pieza de conversación y reflexión intima con el líder de la izquierda chilena.

Sí, a mí me interesan esos temas…Pero a mí me ha costado definir mi teatro. Lo que puedo decir con más claridad, que es un teatro social, con memoria y de todas formas popular.

Social, en el sentido de que devela problemáticas sociales. Y popular, en la medida en que usa el lenguaje popular que es el lenguaje de la sabiduría popular.

P: Ok, ¿pero llevado al lenguaje teatral?

Carlos: Cuando me refiero a la sabiduría popular me refiero al folclore. Yo soy payador también. Soy poeta popular, toco el guitarrón. Siento que la forma de hablar de lo popular es directa, es inteligente, es metafórica, es irónica, todo al mismo tiempo. Y por eso es popular porque trasciende

P: ¿Cómo rescatas en el lenguaje teatral lo popular? Más allá de la palabra.

Carlos: Mira, tiene que ver con el hecho comunicativo ¿A qué me refiero con popular? Al que yo quiero que mi obra de teatro realmente la pueda disfrutar alguien medianamente inteligente.

Dos elementos que tendría que decir aquí. Uno desde el punto de vista de la dramaturgia y otro desde el punto de vista de la dirección.

Desde el punto de vista de la dirección, por ejemplo, personas como Andrés Pérez o como Mauricio Celedón que buscan desarrollar lenguajes que puedan ser recibidos transversalmente por personas que tienen un alto capital cultural y por personas que tienen otro capital cultural.

Desde la dramaturgia, podría ser Isidora Aguirre un referente. Mis personajes hablan no más, son bastante distanciados. Siempre hay un distanciamiento que hace que la gente entienda que le quiero decir algo. En el fondo de eso.

Y mis guiños son para que la gente diga rápidamente ¡ah! Por eso digo que se requiere un espectador mediadamente inteligente, que esté atento.

P: ¿Vale decir, un teatro brechtiano, un teatro militante que apela a la razón…

Carlos: Es un teatro militante que devela lo social. Un teatro militante que yo entiendo como un teatro que no invita al público a una determinada acción. Mi teatro simplemente dice, mira esto que está ocurriendo, no estoy de acuerdo con esto. ¿Qué opinas tú? Ese es mi teatro. Y en ese sentido es popular.

P: O sea, ¿tú apelas más a la razón que la emoción?

Carlos: Exactamente, tal como Brecht indicababa, el teatro de la distancia. Pongo la emoción y luego la saco, y vamos a un momento de reflexión. Y claro, a diferencia de otros teatros que tienen esa cosa como más Stanilavskeana.

De hecho, mis montajes tienen esa cosa. Porque también fue mi forma de estudiar.

¿Quién es Elvira? ¿Por qué Elvira?

P: Vamos a la obra ¿Qué nos dice este personaje, esta mujer que nace en el siglo XVI?

Carlos: Mira, y esto surge conversando con amigas feministas, lo que nos dice esta mujer, lo primero que devela es que el patriarcado también se produce entre las mujeres que tienen poder.

Entonces eso a mí me quedó dando vueltas. Entonces, cuando aparece el tema del Elvira, empiezo a descubrir que situaciones como el amor, en mujeres como Elvira, que fue la hija del cacique de Tala Canta Ilabe, o de Catalina de los Ríos y Lisperguer, que fue la bisnieta de Elvira, todas se casaron obligadas. Todas tuvieron que responder a un paradigma, a un tipo de mujer.

Entonces, y además de tener el poder y de comportarse igual a como se comportaban los hombres, a ellas las criticaban. Es este machismo, por ejemplo, el que le da el mote de brujas, que la obra lo recuerda textualmente.

P: ¿Por qué entonces rescatamos a Elvira?

Carlos: El primer rescate es un rescate histórico. Es identificar el personaje y decir a todos nuestros talagantinos, que esto tiene un origen. Talagante se llama Talagante porque tiene un origen inca que se muestra en esta historia.

P: ¿Le haces un guiño a tu mundo? ¿Le haces un guiño a tu mundo aymara? ¿Ese es el secreto?

Carlos: El secreto es un niño, un reconocimiento a tu imagen. Por ejemplo, en la otra obra que estamos haciendo, que es Pequelia, hay un momento aymara también.

Me llamo Huayco y mi apellido Huayco es aymara. Esto no es baladí porque este territorio estaba habitado por gente aymara, que tiene toda una trayectoria. Entonces, si yo le dijera a toda la gente, oye, tenemos una raigambre inca, muy potente. Más fuerte que un criollismo de huasos de fundo. Cuando me encuentro con este personaje y tengo que develarlo, cuando ese personaje se me aparece como bisabuela de la Catalina de los Ríos Lisperguer, yo digo, aquí me conecta con lo nacional, me conecta con una identidad, con una forma de ser.

P: ¿Con los migrantes?

Carlos: Por supuesto. Por supuesto, el tema de la sangre es un tema…

A ver, en la obra se habla de la mujer negra, de la sangre alemana, también indígena que es muy importante en nuestra obra. Porque la sangre es una de las premisas que tiene que ver con que la sangre también es privada de libertad. Y todos los dioses piden sangre.

P: ¿Y el sincretismo…

Carlos: Todo está ahí. Porque partimos la obra con un guitarrón chileno interpretado por una

de las guitarreras más destacadas de Chile, que a su vez es Argentina pero que vive en Chile. Úrsula Partarrieur.

Entonces, aparece todo el sincretismo, aparece todo…aparece esta pugna que tiene la Quintrala con el mundo católico, con Cristo.

P: ¿Qué tienen que esperar las personas que van a ver Elvira, Cacica de Talagante?

Carlos: Mira. Van a ver, primero, una obra de teatro de calidad. Pero también es una experiencia… es una experiencia teatral donde lo van a pasar bien.

Van a aprender, van a reflexionar y van a poder tener un momento que es un bálsamo para el alma; a través del humor, a través de la entretención, a través de la reflexión, a través de estos mensajes en que todo está en vivo, todo pasando ahí mismo.

El Maipo

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