La violencia desproporcionada que Israel ha desplegado en Oriente Medio se explica por un proceso de deshumanización en el que la población colonizadora se considera a sí misma verdaderamente humana, en detrimento de la población originaria, dijo a Sputnik la filósofa judía Silvana Rabinovich.
La madrugada del 13 de junio, Israel lanzó la Operación León Ascendente contra las principales instalaciones nucleares iraníes, varios científicos relacionados con el programa nuclear y los principales mandos militares de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI).
De acuerdo con cifras del Ministerio de Salud iraní, la campaña de bombardeos israelíes causó la muerte de, al menos, 400 personas, e hirió a más de 3.000. Aunque organismos de derechos humanos reportan más de 865 muertos y casi 3.400 heridos.
En tanto, el relator especial sobre Irán para la ONU dijo que, pese a que el Gobierno israelí alega que atacó objetivos exclusivamente militares, los bombardeos fueron lanzados contra la sede de la agencia estatal de radiodifusión iraní —asesinando a tres personas—, un complejo de apartamentos, una clínica para niños con autismo y un hospital en la ciudad de Kermanshah.
En una entrevista previa con Sputnik, el analista político y profesor de la Universidad de Teherán, Seyed Mohamad Marandi, declaró que Israel asesinó a varios destacados científicos nucleares y altos cargos militares, atacándolos junto a sus familias enteras mientras dormían.
Incluso, las Fuerzas de Defensa de Israel habrían derribado “un bloque de apartamentos entero para poder matar a una o dos personas y asesinaría a todos allí dentro”, dijo.
Los ataques israelíes en contra de población civil se inscriben en el marco de la llamada Doctrina Dahiya, que estipula el uso de una fuerza masiva y desproporcionada, así como el ataque deliberado en contra de civiles e infraestructuras civiles, pese a que esto va en contra del derecho de guerra.
Dicha doctrina militar tiene sus raíces en la invasión israelí del Líbano en 2006, cuando tropas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) intentaron desarticular a Hizbulá, para lo cual la Fuerza Aérea de Israel arrasó con el barrio de Dahiya, entonces bastión del movimiento chií libanés, asesinando a unos 1.000 civiles, entre ellos mujeres y niños.
Así, en 2008, el entonces general Gadi Eisenkot, jefe del Comando Norte, declaró que “lo que ocurrió en el barrio de Dahiya de Beirut en 2006 ocurrirá en todas las aldeas desde las que Israel reciba disparos (…) Aplicaremos una fuerza desproporcionada sobre ellas y causaremos grandes daños y destrucción. Desde nuestra perspectiva, estas no son aldeas civiles, sino bases militares (…) Esto no es una recomendación. Es un plan. Y ha sido aprobado“.
Orientalismo y deshumanización
En entrevista con Sputnik, Rabinovich, quien es egresada de la Universidad Hebrea de Jerusalén, mencionó que la crueldad israelí puede explicarse a partir de un proceso de deshumanización del otro, que comenzó mucho antes del nacimiento del Estado de Israel.
“Esto viene por el orientalismo [representación de Oriente desde una perspectiva occidental], por prácticas coloniales, donde el colonizado se considera subhumano. Entonces, se educa a la población colonizadora, considerándose verdaderamente humana, en desmedro de la otra población, que es la originaria“, dice la académica.
Dicha ideología, apunta la doctora en filosofía, comienza desde el origen del proyecto sionista, toda vez que, antes de la proclamación del Estado de Israel, en el territorio se conformaron distintas organizaciones judías que “también sembraban el terror”.
Si bien en aquel entonces, dichas organizaciones eran de resistencia, recuerda la experta, ya que se oponían al mandato británico, sus miembros realizaron ataques terroristas de gran impacto.
“Por ejemplo, en el año 1947, por el Etzel, en el hotel King David, en Jerusalén, donde murieron muchos civiles, más de 80 creo que habían muerto, y en el que estuvo involucrado directamente Menachem Begin, que fue primer ministro de Israel en los años 80, durante la guerra del Líbano“, relata.
“Las prácticas de resistencia, ellos las conocen. Atentados terroristas, ellos hacían también. De ahí surgen. Había distintas agrupaciones, pero cometían actos crueles en poblaciones palestinas con el fin de asustarlos, de apropiarse de sus territorios, de sus casas”, continúa.
Entre las masacres perpetradas por Israel en aquellos años, Rabinovich enumera las de Deir Yassin, Tantura y Lod, todas en 1948, en las que los israelíes asesinaron a cientos de palestinos y que implicaron la participación de personajes que después ocuparon altos cargos en la política del país judío.
Radicalización de la violencia colonial
Con el paso de los años, detalla Rabinovich, esta violencia estructural, es decir, la “violencia del colonialismo de asentamiento”, se fue radicalizando cada vez más para “borrar la presencia de la población originaria” y concluir la Nakba.
De esa manera, sostiene la académica, a partir de octubre de 2023, el mundo ha sido testigo de una violencia descarnada por parte de Israel en contra de diversos países de la región, incluidos Palestina, Líbano, Siria e Irán, atentando contra todas y cada una de las normas de la legalidad internacional.
Específicamente para el caso palestino, dice la académica argentina, Israel incluso ha recurrido a la inteligencia artificial para asesinar a presuntos integrantes de Hamás.
“El primero que supimos se llamaba El Evangelio, de ese nos enteramos en noviembre del 2023 y lo que hace es generar objetivos, o sea, futuras víctimas, de manera autónoma. Entonces, lo que hace es promover un asesinato masivo en una vivienda, basta con que haya un solo miembro de Hamás que el aparato intercepta o señala, para que se pueda destruir un edificio completo“, recuerda Rabinovich.
“Después nos enteramos de otro que se llama Lavanda, que iba más sobre la infraestructura y fabricaba listas, también de manera autómata, de todos los objetivos señalados, es decir, todas las futuras víctimas señaladas como peligrosas, personas que ellos llaman terroristas porque, al llamarlos terroristas le quitan el calificativo de persona, pues matar a un terrorista ya es algo que se ve como algo virtuoso, porque no es lo mismo que matar a un ser humano”, continúa.
Otro de los programas israelíes que operan mediante inteligencia artificial, comenta Rabinovich, es el denominado “¿Dónde está papá?”, que apuntaba al presunto miembro de Hamás cuando llegaba a su domicilio, matando a toda la familia.
Israel se deshumaniza a sí mismo
Ahora bien, Rabinovich explica que, al deshumanizar al otro, Israel se deshumaniza a sí mismo y, así como no tiene el poder de las armas y los métodos que emplea contra sus enemigos declarados, “tampoco tiene la capacidad de imaginar hasta dónde puede llegar y el arma se le va de las manos”.
Por lo anterior, la filósofa sostiene que es necesario que la sociedad israelí repudie la crueldad y se reconozca en la vulnerabilidad del otro.
“Hay que romper con todo un sistema de educación, una cosmovisión que tiene esta sociedad avergonzada de la fragilidad humana y que confía más en estos productos que ha fabricado, que solo se sustenta de la sangre y de la fabricación de armas y de una inteligencia artificial que sirve para matar a más gente y para controlar las vidas“, sostiene la académica.
“Yo creo que tenemos muchísima tarea que compete a la educación y a un movimiento serio por el desarme, que es lo único que nos puede llegar a salvar de nosotros mismos”, finaliza.
El Maipo/Sputnik