Interesante el discurso del presidente Boric en su última cuenta presidencial: elocuente, con una definición de principios que afirma sus convicciones, junto a la presentación de los avances de su gobierno y algunas líneas de futuro.
Lamentablemente, las opiniones de la oposición sobre la cuenta, en vez de concentrarse en los aspectos sociales y económicos, que dicen directa relación con el bienestar de las familias chilenas, prefieren concentrase en la coyuntura, atacando las iniciativas sobre el aborto, la conversión de Punta Peuco en penal común y la restricción de las relaciones diplomáticas con Israel, por el genocidio en Gaza.
Inspirado en el escritor, naturalista y biólogo francés, Jean Rostand, Boric señaló los principios que han orientado su liderazgo: “mente firme sin tenerla rígida, estar armado contra la vaguedad y también contra la falsa precisión, rechazar todos los fanatismos, sospechar de los dogmatismos oficiales, pero sin beneficio para los charlatanes. Es, en definitiva, siempre actuar sobre la realidad, y no sobre la que uno preferiría que fuera”.
El presidente persistió en sus convicciones, valorando el estallido social de 2019 como consecuencia inevitable de un modelo de crecimiento que acumuló desigualdades y descontentos, en medio de una modernización excluyente. Pero, al mismo tiempo, no vaciló en cuestionar los episodios de violencia de algunos movilizados, como también las violaciones a los derechos humanos por las fuerzas represivas del Estado.
Paralelamente, reivindicó el crecimiento, señalando con acierto que se transformará en desarrollo cuando genere una distribución justa de la riqueza y asegure la protección del medio ambiente. Para ello, el Estado debe regular el mercado y garantizar la democracia y defensa de los derechos humanos.
A diferencia de muchos otros políticos, Boric no calificó de fracaso los dos proyectos constituyentes, sino que sirvieron de aprendizaje, porque esos procesos enseñaron a reconocer la importancia “del otro”, y la legitimidad de los adversarios. Y sostuvo que no renunciaba a las transformaciones que necesitaba el país para atender los anhelos de justicia social y la profundización de la democracia.
Otro hito, propio de los principios que lo guían, fue el reconocimiento de la difícil realidad política que le ha tocado vivir, la que le exigió compromisos para gobernar. Tuvo entonces que aliarse con fuerzas políticas de la Concertación, con las que tuvo diferencias en el pasado, ante la condición minoritaria del Frente Amplio en el Congreso. Por ello asume “siempre actuar sobre la realidad, y no sobre la que uno preferiría que fuera”.
Así mostró Boric sus ideas y convicciones en la cuenta presidencial. Y, a pesar de una oposición implacable de la derecha y del persistente cerco mediático, el gobierno muestra resultados reconocibles en favor de las familias chilenas.
En seguridad ciudadana, aunque la oposición es reacia a reconocerlo, destacan el descenso significativo de los actos de violencia en la Macrozona Sur, el reforzamiento de la frontera norte con un descenso de 48% en la migración irregular descontrolada, y, por cierto, el nuevo Ministerio de Seguridad Pública.
En cuanto a políticas sociales, llama la atención el enfoque universalista que rompe con la tradición focalizadora, característica del neoliberalismo.
Puso de relieve entonces la Reforma de Pensiones; el Copago Cero en Fonasa; la disminución de la Jornada Laboral a 40 horas, el Royalty de la Gran Minería, con recursos frescos a todas las regiones y a 308 comunas; el Alza Salarial 539 mil pesos mensuales; la ley de Pago Efectivo de Pensiones de Alimentos, que muchos conocen como Ley Papito Corazón; la ley que cargo de la Deuda Histórica Docente; proyecto de ley Sala Cuna para Chile; proyecto de ley que crea el Sistema Nacional Cuidados; proyecto de ley para poner fin al CAE y crea un nuevo Financiamiento de la Educación Superior, más justo y solidario; y proyecto de ley que termina con la ilegalidad y penalización del Aborto. Por demasiado tiempo se ha tratado como criminales a las mujeres que han abortado.
Son importantes resultados, aunque la reforma de pensiones no logró terminar con las AFP y no se pudo concretar un seguro universal en salud, hay avances realistas en ambos casos en favor del bienestar de las familias chilenas.
El presidente destacó que todas esas iniciativas y proyectos se han hecho efectivos, gracias a esfuerzos económicos que permitieron reducir la inflación (que al inicio del gobierno era de 14%), mientras el crecimiento potencial se limita al 2%.
En efecto, la inflación se ha reducido sustancialmente (alcanza a un dígito) y el presidente dice, con razón, que “hemos crecido tanto como era posible en el contexto que enfrentamos”, ya que “El modelo que permitió a nuestra economía crecer durante las décadas de los 90 y los 2000 está agotado, y ya hace más de 15 años la productividad del país está estancada”.
Luego, con optimismo, anuncia que se volverá a crecer mediante la promoción de la inversión y la diversificación a nuevos mercados (imprescindible ante el naciente proteccionismo), al mismo tiempo que se despliega una economía más justa y sostenible aprovechando las ventajas de industrias como el litio, el cobre, las energías renovables, el hidrógeno verde y la economía digital.
El señalamiento de superar las limitaciones del crecimiento y el estancamiento en la productividad sobre la base de nuevas industrias apunta en dirección correcta; sin embargo, habría que agregar que el cobre y sobre todo los nuevos recursos naturales debieran servir para potenciar el desarrollo de industrias de transformación y no ser solo centros de exportación de materias primas.
Es indiscutible que desde un comienzo el gobierno ha tenido una oposición de derecha implacable que ha hecho difícil gobernar, junto a un insoportable cerco mediático, que no se ha sabido contrarrestar con una adecuada política de comunicaciones. A ello, muchas veces se ha agregado el cuestionamiento de algunos senadores del socialismo democrático que, siendo parte del gobierno, priorizan su presencia comunicacional.
Esas dificultades se han ampliado recientemente con un panorama internacional marcado por cambios geopolíticos y repentinas alzas arancelarias, las que dificultan el manejo económico interno y generan incertidumbre a exportadores e inversionistas.
Sin embargo, en medio de esas dificultades y bloqueos, la cuenta pública nos muestra los principios y convicciones que inspiran al presidente, junto a las realizaciones de los primeros tres años de Boric y algunas propuestas de futuro. Por cierto, esos éxitos no deben ocultar la presencia de los errores, que se pueden simbolizar en los casos de la salida tardía del jefe de asesores Miguel Crispi, asociado al bullado caso Convenios, así como las confusiones generadas en torno al caso del exsubsecretario Monsalve.
El presidente Boric acertó con la cita del escritor Rostand sobre la importancia de tener una mente firme, pero no rígida, ante la difícil realidad política chilena.
Roberto Pizarro Hofer, Economista, ex decano de la Facultad de Economía Política de la U. de Chile, ex Ministro de Desarrollo Social y Familia, colaborador permanente de elmaipo.cl
Nota: El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de sus autores, y no refleja necesariamente la línea editorial El Maipo.
Columna publicada Le Monde Diplomatique el 03.06.2025