Por Jorge C.A.
Día Internacional de la Cebra 2025. La distribución natural de las cebras es en el este y sur de África, con fuerte preferencia a praderas sin árboles o bosques de sabana. Pertenecen a la familia Equide, aunque su morfología es similar a la de los caballos y asnos que pertenecen a la misma familia.
El pelaje de las cebras es particularmente diferente, lo que las hace distintas. Se cree que el pelaje les sirve como camuflaje ante posibles depredadores y a nivelar su temperatura corporal. Las rayas además, conforman un patrón único para cada cebra, lo que es posible que les sirva para que entre ellas se puedan reconocer.
En nuestro planeta existen tres especies de cebras: cebra de la llanura (Equus quagga), cebra grévy (Equus grevyi) y cebra de montaña (Equus zebra), y lamentablemente todas se encuentran bajo una categoría de riesgo dentro la Red list, Casi amenazada (NT), En peligro (EN) y Vulnerable (VU) respectivamente. También podemos encontrar a la cebra grévy dentro del apéndice I de la CITES y a la cebra de montaña en el apéndice II.
La cebra de Grevy es la especie que mayor tamaño que existe y a la que acechan mayores riesgos. Tanto que en la Lista Roja de la UICN está catalogada como en Peligro de Extinción. Reconocible por sus grandes orejas redondeadas, es la especie que tiene las rayas más finas y estrechas de las tres existentes.
Las cebras de Grevy alguna vez habitaron toda el área comprendida entre Somalia hasta Djibouti atravesando el territorio de Eritrea. Pero el decrecimiento del número de ejemplares es muy grave y han desaparecido de muchos de los sitios donde hasta hace unos años era común verlas. Actualmente, solo se les halla en el norte de Kenia y en un área muy pequeña de Etiopía.
Entre todos los mamíferos africanos, esta especie es una de aquellas cuya distribución geográfica se ha reducido más dramáticamente. De hecho, han sido durante mucho tiempo víctimas de la caza, porque su piel se consideraba de gran valor y su carne es muy apreciada por ciertas tribus del norte keniata. Sin embargo, el mayor de los problemas a los que se enfrenta es la escasez de pastos y de agua.
Humanos: los peores vecinos
Los suelos sobreexplotados se han vuelto especialmente áridos. Una situación que se agrava en épocas de sequía. A ello hay que sumarle la competencia de los animales salvajes con el ganado por la oportunidad de alimentarse de los pastos naturales. algo que es culpa exclusivamente de los humanos.
Kenia está experimentando un importante crecimiento demográfico. Esto hace que las poblaciones necesiten dispersarse cada vez más y sus rebaños pastan en áreas que antes estaban reservadas para las cebras de Grevy y para otros animales salvajes, muchos de los cuales están siendo empujados al exterminio por esta causa.
En la Naturaleza quedan aún unos 660.000 ejemplares de cabras comunes. Estas deben abrevar diariamente, por lo que suelen vivir cerca de zonas de manantiales, ríos y aguaderos. En cambio, la cebra de Grevy puede pasar hasta 5 días sin beber, por lo que se desplaza grandes distancias entre pozo y pozo. Pero las pertinaces sequías también le están pasando factura a esta especie.
Se están haciendo ingentes esfuerzos para intentar salvarlas. Pero muchas de las personas que las protegen temen que sus nietos ya no podrán ver cebras de Grevy en libertad. El imparable avance de los humanos y la falta de información son dos de los principales factores, que están acabando con las cebras y con muchísimas especies más.
El Maipo/Ecoticias