Cuando se conmemora hoy el 170 aniversario del natalicio del pintor neerlandés Vincent van Gogh, numerosos espacios inmortalizan a uno de los grandes maestros de la historia de la pintura y un referente indiscutible del postimpresionismo.
Durante su breve existencia, acumuló mil 600 dibujos y más de 900 cuadros, entre ellos 43 autorretratos y 148 acuarelas, No obstante, fue hasta después de su muerte, el 29 de julio de 1890, que la calidad de su obra adquirió notoriedad a raíz de una exposición retrospectiva ese mismo año.
Luego de un período de muchos tropiezos, en el que experimentó miserias y fracasos sentimentales, Van Gogh emprendió rumbo al poblado de Nuenen, donde logró retomar el contacto con su familia y pintó sin tropiezos.
En esa etapa, creó sus primeros lienzos de importancia, cuadros como Los comedores de patatas (1885), diversas representaciones de tejedores y figuras de campesinos conforman el conjunto de obras de ese período de formación.
Para el año 1886 se mudó a París junto a su hermano Theo, quien dirigía una pequeña galería de arte, allí se relacionó con los impresionistas y postimpresionista y logró, en ese nuevo entorno, perfeccionar sus aptitudes pictóricas hasta alcanzar un sello de autenticidad para sus creaciones.
En entrevista con el periódico colombiano El Heraldo, la curadora del Museo de Arte Moderno de Barranquilla, Susana Bacca, destacó la importancia del pintor en la historia, y refirió que, para el arte occidental, él representa el inicio del arte moderno.
Según Bacca, la contextualización de los movimientos artísticos de la época ubica al neerlandés como un disruptor en la linealidad del proceso, ya que sus investigaciones orgánicas terminan por dar como resultado un nuevo estilo pictórico.
Mientras, el historiador de arte y docente de Bellas Artes, Néstor Martínez, consideró que con Van Gogh el objeto pintado no es tan importante como los sentimientos y emociones que el artista vuelca a la pintura.
Con él se inicia una nueva etapa en la historia del arte conocida como la pintura expresionista, donde las pinceladas adquieren un ritmo expresivo y vehemente, subrayó Martínez.
Entre sus composiciones más relevantes se encuentran Los girasoles, 1888, La noche estrellada, 1889, Autorretrato con la oreja vendada y caballete, 1889, Retrato del doctor Gachet, 1890, y muchas otras que avalan la maestría y el talento con el pincel del artista neerlandés.
Fuente: El Maipo/PL