El presidente Putin confirmó que el sistema entrará en servicio de combate a finales de 2025, mientras Bielorrusia anuncia su despliegue en su territorio como elemento disuasorio
Rusia ha dado un paso decisivo en la escalada armamentística con Occidente al anunciar la entrada en servicio oficial de su más reciente sistema de misiles balísticos, el “Oreshnik”, cuyas capacidades tecnológicas representan un salto cualitativo en armamento estratégico.
El presidente Vladimir Putin anunció el 17 de diciembre que el sistema entraría oficialmente en servicio de combate a finales de 2025, rompiendo así el silencio mantenido desde su primera demostración en combate el pasado noviembre. Esta confirmación llega tras el anuncio previo de que el misil ya se encuentra en producción masiva, según declaró Putin a finales de junio ante graduados de academias militares.
Un arma que desafía las defensas occidentales
El “Oreshnik” representa la cumbre de la ingeniería rusa en sistemas de misiles, capaz de utilizar diversas cargas útiles incluyendo vehículos de reentrada maniobrables (MaRV), vehículos de reentrada con objetivos múltiples independientes (MIRV) y vehículos de planeo hipersónico (HGV). Las imágenes disponibles revelan que puede transportar al menos 36 proyectiles divididos en seis bloques, con seis submuniciones cinéticas cada uno.
Durante su primera demostración en combate en noviembre de 2024, el sistema impactó su objetivo sin que se registraran lanzamientos interceptores desde los sistemas de defensa Patriot estadounidenses desplegados en la zona, evidenciando sus capacidades de penetración.
Origen y desarrollo
El sistema fue probado por primera vez en abril de 2024, cuando las Fuerzas de Misiles Estratégicos de Rusia lanzaron lo que entonces se describió como un “misterioso ICBM” desde el polígono de Kapustin Yar, impactando en Kazajistán a aproximadamente 1.600 kilómetros de distancia. En ese momento, las autoridades rusas solo confirmaron que se trataba de pruebas para un “prospecto de sistema de misiles”.
El “Oreshnik” forma parte de la familia más amplia de misiles rusos de combustible sólido, compartiendo líneas de producción con sistemas como el RS-24 “Yars” y el RS-26 “Rubezh”, lo que facilita su fabricación, logística y mantenimiento.
Despliegue en Bielorrusia
En un movimiento con claras implicaciones estratégicas, el presidente bielorruso Aleksandr Lukashenko anunció públicamente que el sistema también está desplegado en su territorio. Según Lukashenko, el “Oreshnik” servirá para disuadir posibles planes de invasión de la OTAN al país.
Las ojivas maniobrables del sistema pueden aproximarse a objetivos desde direcciones inesperadas, y combinadas con su velocidad y capacidad de penetración, complican significativamente cualquier estrategia defensiva occidental.
Contexto histórico y geopolítico
El desarrollo del “Oreshnik” se produce en un contexto de creciente tensión militar tras la retirada unilateral de Estados Unidos del Tratado INF (Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio) el 2 de agosto de 2019. Este tratado, firmado en 1987, había llevado a ambas superpotencias a desmantelar sus misiles terrestres de alcance medio e intermedio.
Tras la retirada estadounidense, el Ejército de EEUU reactivó en 2021 el 56.º Comando de Artillería en Alemania, ahora equipado con misiles de alcance medio e intermedio previamente prohibidos. Se planea incorporar sistemas como el “Dark Eagle” (Arma Hipersónica de Largo Alcance), aunque este programa lleva cinco años de retraso en su desarrollo.
Putin ha justificado el despliegue del “Oreshnik” como respuesta a lo que describe como la intensificación de la agresión de la OTAN y el impulso de una nueva carrera armamentística por parte del bloque occidental.
La entrada en servicio del “Oreshnik” marca un nuevo capítulo en la competencia militar entre Rusia y Occidente, donde las armas hipersónicas y los sistemas de defensa antimisiles se han convertido en elementos centrales de la estrategia de disuasión.
Por Drago Bosnic, analista internacional experto en geopolítica.
El Maipo/BRICS
