Jueves, Junio 12, 2025

Primaria y transformaciones necesarias. Por Carlos Cerpa Miranda

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El valor político de la primaria del progresismo y la izquierda, además de ser la oportunidad para expresar con la mayor claridad posible la visión país de cada sector, consiste en saber respetar la promesa hecha pública en el sentido que, al cabo del proceso acordado, cada sector apoyará lealmente a quien resulte ganadora o ganador.

Ese es el compromiso y por lo tanto es la regla de oro de todo el proceso.

Las posiciones políticas que surjan en ese marco son legítimas y necesarias. Será del despliegue de la visión que cada sector haya logrado acumular y del apoyo ciudadano que dichas posiciones conciten, de donde tendrá que surgir el líder o la lideresa que encabece al sector en la próxima elección presidencial.

Existen otras implicancias futuras. En lo que refiere a la primaria, empero, eso es lo que la define, según se puede desprender de distintas instancias en que las y los candidatos y líderes políticos de las distintas “almas”, han sostenido públicamente.

No existe por tanto razón alguna para no creerles, en circunstancias que se trata de dirigentes políticos serios, legítimos representantes de las corrientes de pensamiento que están representando en estas primarias.

Ahondando algo más en este punto, si bien es cierto que existen distintas posiciones en relación al tipo de transformaciones que Chile necesita, y que forman parte de la deliberación democrática, también lo es la existencia de un amplísimo consenso en la necesidad de defender los derechos conquistados, punto de apoyo para acciones unitarias futuras.

Lo difícil de digerir sería convivir razonablemente en el ejercicio del poder mientras se fue parte del gobierno y no así a la hora de definir el liderazgo que nos representará en la próxima elección presidencial, dejándose llevar, por conveniencia pírrica o haciendo la vista gorda al anticomunismo y al antifrenteamplismo desenfrenado que surge de vez en cuando por parte del jet set.

Ante eso no cabe más que rechazarlo con total claridad por el efecto disociador que genera y lo mismo caso de darse a la inversa. Lo que corresponde, en el marco del legitimo debate de ideas, es contribuir a la unidad de propósitos, en el entendido que a la mayoría del país le interesa encontrar soluciones a sus propias dificultades del diario vivir y menos interés aun concitan las disputas entre coaliciones y al interior de los partidos.

Llegado a este punto y en el contexto de proceso de primarias en curso, mi opción es por el actual Diputado Gonzalo Winter.

¿Por qué Winter?

Porque lo que en mi opinión Chile necesita, es un proyecto país que apunte a salir de esta etapa gris en la que nos ha metido el neoliberalismo, lo que pasa por abordar sus desafíos presentes y futuros, en el marco de transiciones y dilemas que reconfiguran no solo economías y formas de gobierno, sino también a la política y al mismo Estado en la forma en que existe hoy.

Entre las transiciones más visibles en curso cabe mencionar: 1).- la energética y climática, con el imperativo de reemplazar los combustibles fósiles por fuentes renovables ante la urgencia de la crisis  climática; 2).-la tecnológica y digital, impulsada por la inteligencia artificial y la automatización, que redefine el trabajo, la educación y el poder; 3).- la geopolítica, con un orden mundial en transformación y una creciente competencia entre potencias que hace plantearse desarrollar una visión internacional que considere actores mundiales orientados, como el BRICS, al multilateralismo y la colaboración y no al dominio supremacista; 4).- la demográfica y social, con migraciones masivas, envejecimiento de la población  y nuevas dinámicas poblacionales.

Desafíos que adquieren mayor relevancia ante el aumento de la concentración de la riqueza en el 1% más rico y el consiguiente crecimiento exponencial de las desigualdades sociales; deterioro de las instituciones democráticas en los niveles nacionales y globales, a lo que se le une el descredito de la política; irrupción de fenómenos como el del crimen organizado y sus ramificaciones, todos ellos presentes en diverso grado en todos los continentes y países.

En ese contexto, y a los desafíos que compartimos con otras naciones, cabe hacer mención al desafío que define la necesidad de un proyecto político moderno y justo para Chile, cual es superar el Estado subsidiario sobre el que se ha sustentado el neoliberalismo en nuestro país.

En última instancia, se trata de conquistar una forma de Estado, que identificamos en el Estado social democrático de derecho, puesto al servicio de la justicia social y que permita desarrollo económico en un marco democrático y de pluralismo político, que dote al país de las capacidades y los recursos necesarios para avanzar en resolver los graves problemas sociales que siguen allí y cuya irresolución son el caldo de cultivo para que el crimen organizado se levante como alternativa de progreso y bienestar para sectores socialmente excluidos.

En esos esfuerzos identificamos claramente y sin rodeos la lucha por recuperar la democracia y la ampliación de derechos sociales y políticos durante los gobiernos democráticos tras la dictadura incluyendo por cierto al actual Gobierno del Presidente Boric.

Para quienes nos reconocemos de la cultura socialista, el hito de esta larga trayectoria de lucha social y política lo reconocemos en el gobierno del Presidente Salvador Allende.

Justamente en atención a los aprendizajes del pasado, pero también a la luz del ensimismamiento en que ha transcurrido la política este último tiempo, encerrada en las cuatro paredes de las instituciones del Estado, con nula presencia social, quedará como un déficit evidente la ausencia ciudadana en lo que a participación política se refiere, salvo la obligatoriedad del voto. Sin ciudadanía activa, dificilmente podrá haber transformaciones sustantivas, sostenibles y de largo plazo. Ese objetivo sigue siendo esencial para que la democracia deje de ser percibida, con justa razón por lo demás, como un cascarón vacío que solo sirve a la elite.

Para El Maipo, Carlos Cerpa Miranda, Ex concejal y ex director laboral Banco del Estado. Colaborador de El Maipo.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial El Maipo.

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