La singularidad de sus artesanías de greda (barro), la buena cocina y su cercanía a Santiago de Chile, hacen de Pomaire un sitio atractivo para quienes buscan salir del bullicio de la ciudad en días de descanso.
Por Carmen Esquivel
El pequeño poblado está ubicado a unos 50 kilómetros de la capital y durante siglos sus habitantes se han dedicado a la producción alfarera, debido a la ubicación en áreas de prósperas minas de arcillas.

De acuerdo con los historiadores, esa tradición viene de las comunidades indígenas de los diaguitas, perfeccionada con las técnicas de los incas que después dominaron la zona.
En una visita realizada por el equipo de Prensa Latina a ese sitio pudimos constatar la importancia de la artesanía en la vida económica de Pomaire.
En la calle principal la mayoría son negocios donde es posible adquirir piezas utilitarias, como ollas, platos, pailas y jarras, otras de gran formato como maceteros o tinajas y también adornos disímiles.

En casi todos predomina el color café o rojizo y también el negro, el cual se obtiene cuando se tiñe con la bosta del caballo o de la vaca.
Una pieza infaltable en cada sitio de venta son los chanchitos de tres patas, usados como amuletos de la suerte en el amor, el dinero y la salud.
Según la leyenda, en tiempos remotos una cerda tuvo siete crías y al último le faltaba una patica, por lo que nadie quiso comprarlo. Un día el cerdito comenzó a hozar la tierra y se encontró un cofre lleno de oro y de ahí viene la fama de que atrae la buena fortuna.
Pero Pomaire es también un lugar para disfrutar de los pasteles de choclo (maíz) preparados con pollo o carne de res y cocidos en ollas de barro que le otorgan un sabor único.
Impresionantes son las empanadas gigantes de un kilogramo, de las cuales las de pino son las más conocidas, elaboradas con carne picada, cebolla, ají y otros condimentos.
Todo ello hace de Pomaire un símbolo de la artesanía, pero también de la gastronomía, y por eso hay giras donde se promueve el paso por ese pequeño pueblo en la ruta hacia Isla Negra, la casa donde vivió el poeta Pablo Neruda, de manera de combinar poesía, magia, buena mesa y alfarería.
Fuente: El Maipo/PL