Por Ivette Sierra Praeli
- Según el estudio anual de Evaluación de la Declaración sobre los Bosques 2025, los bosques mundiales siguen en crisis.
- Se calcula que en 2024 los bosques sufrieron una pérdida de 8.1 millones de hectáreas en todo el mundo.
- El principal factor de la deforestación es la expansión de la agricultura, pero también están la minería y los incendios forestales.
- Pese a las cifras desalentadoras, los expertos confían en que durante la COP30, que se inicia el lunes 10 de noviembre, se pueda establecer un marco viable para detener y revertir la deforestación.
“En 2024, los bosques siguieron sufriendo una destrucción a gran escala con una pérdida permanente de casi 8.1 millones de hectáreas en todo el mundo”, indica el informe anual de Evaluación de la Declaración sobre los Bosques 2025, un estudio que mide el progreso de los compromisos globales de países, empresas e inversores para detener la deforestación y restaurar los bosques para 2030.
El estudio también presenta otras cifras preocupantes, como que la pérdida de bosques está 3.1 millones de hectáreas por encima de la pérdida máxima prevista para cumplir el objetivo planteado para 2030. Y en cuanto a la degradación, los datos indican que en 2024 se degradaron 8.8 millones de hectáreas de bosques tropicales húmedos, más del doble del nivel anual considerado para detener la degradación para 2030. Estos datos reflejan que los compromisos para el final de esta década están lejos de cumplirse.

“Cada año, la brecha entre los compromisos y la realidad se amplía, con impactos devastadores en las personas, el clima y nuestras economías. La deforestación no ha disminuido significativamente desde el comienzo de la década, y ya hemos recorrido la mitad del camino», dice Erin Matson, autor principal del estudio publicado por una coalición de organizaciones de la sociedad civil.
El informe también detalla que el principal factor de la deforestación es la expansión de la agricultura, que representa alrededor del 86 % de la pérdida de bosques en la última década. Otro factor importante y creciente es la minería y las actividades extractivas de oro, carbón y de los metales y minerales necesarios para la transición energética. “Modelos de producción explotadores, el consumo excesivo, la gobernanza débil y los persistentes desequilibrios de poder alimentan la deforestación y degradación continua”, señala el informe.
A ello se suman los grandes incendios, “que solían ser excepcionales, pero ahora son la norma”, comenta Matson. “Estos incendios son en gran medida provocados por el ser humano. Están vinculados a la deforestación, a la sequía inducida por el cambio climático y a la escasa aplicación de la ley”, agrega Matson.
En medio de la devastación de los bosques surgen esfuerzos de restauración. El estudio señala que entre 2025 y 2021 se regeneraron más de 11 millones de hectáreas de bosques tropicales húmedos.
Entre la preocupación y la esperanza
Los hallazgos del estudio también dan cuenta de que los bosques tropicales remotos y prístinos sufrieron un deterioro grave en 2024, pues se perdieron alrededor de 6.73 millones de hectáreas, principalmente debido a los devastadores incendios en América Latina, Asia, África y Oceanía.
“En total, los líderes mundiales se desviaron un 190 % de sus objetivos de protección de estos bosques ricos en carbono, cuya pérdida liberó 3100 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero a la atmósfera, casi el 150 % de las emisiones anuales del sector energético estadounidense”, señala el informe.

“La tendencia de deforestación en el país [en el caso de Perú] y la región es cada vez más grave e indica que, efectivamente, no se están tomando las acciones para el cumplimiento de las metas anunciadas a 2030”, dice Mariano Castro, ex viceministro de Gestión Ambiental del Ministerio del Ambiente de Perú.
Castro agrega que esta “tendencia nos estaría conduciendo a una situación, en determinadas zonas, a un punto de no retorno”, como lo han anunciado científicos como Carlos Nobre y Thomas Lovejoy. “La situación no solo es crítica, sino que es necesario la adopción de medidas impostergables”, agrega.
En el informe Amazonía en peligro de extinción, que se acaba de publicar, los datos indican que tras los incendios y sequías de 2023 y 2024 se evidencia la pérdida de una extensión equivalente a Italia en toda la Amazonía, así como altos niveles de degradación. “Entre 2020 y 2024, la espiral de incendios, degradación y deforestación suman ya 30 %. Carlos Nobre, quien lidera el Panel Científico de la Amazonía (SPA, por sus siglas en inglés) y sus múltiples análisis reafirman que el punto de no retorno ocurre cuando la deforestación llega al 20-25% o el calentamiento global aumenta a 2-2.5° C [por encima de los niveles preindustriales]”.
En la misma publicación, José Gregorio Díaz Mirabal, líder indígena venezolano y coordinador de Cambio Climático de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), advierte su preocupación sobre “cómo el bosque tropical —el más grande del planeta— se acerca peligrosamente a un punto de no retorno ecológico”.

«Ya sabemos qué funciona para detener la pérdida de bosques, pero los países, las empresas y los inversores apenas están comenzando. Incluso esos esfuerzos iniciales se enfrentan a una fuerte resistencia por parte de los defensores de un sistema económico basado en la destrucción de los bosques”, agrega Erin Matson, de Climate Focus, una de las organizaciones que forma parte de la Evaluación de la Declaración sobre los Bosques 2025.
Matson señala que si bien “la demanda de materias primas como la soja, la carne de res, la madera, el carbón y los metales sigue aumentando”, en realidad “no necesitamos destruir bosques para satisfacer esa demanda”.
El compromiso de eliminar a nivel mundial la deforestación y la degradación forestal, y restaurar el 30 % de los bosques degradados para 2030, fue establecido en la Declaración de Nueva York sobre los Bosques, en 2014. Fue adoptado por 127 países durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), que se realizó en Glasgow, en 2021, y reafirmado durante el Primer Balance Mundial de 2023, en el marco del Acuerdo de París, y en el período de sesiones del Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques de 2024.
Las metas parecen estar cada vez más lejos. De acuerdo con el estudio, para cumplir estos acuerdos, la deforestación global debería haber disminuido a 5 millones de hectáreas anuales para 2024. Sin embargo, se mantiene por encima de los 8 millones.

No obstante, la esperanza de que aún se pueda poner freno a la devastación de los bosques está presente. Según el informe, “existen iniciativas de restauración activas en marcha en al menos 10.6 millones de hectáreas de tierras deforestadas y degradadas”. “Esto representa alrededor del 5.4 % del potencial global de reforestación y solo el 0.3 % del potencial global de restauración biofísica de los bosques. Aproximadamente dos tercios de esta área (unos siete millones de hectáreas) se encuentran en regiones tropicales, 3.3 millones de hectáreas en zonas templadas y 250 000 hectáreas en bosques boreales”, menciona el reporte.
Camino a la COP30
La COP30, que se realizará a partir del lunes 10 de noviembre en Belém do Pará, Brasil, “representa un momento crucial para establecer un marco viable para detener y revertir la deforestación, integrando la producción de alimentos, las cadenas de suministros de productos básicos y los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales”, precisa el informe.
Para Sassan Saatchi, científico del California Institute of Technology, y profesor adjunto del Center for Tropical Research de la University of California, Estados Unidos, “lo positivo de que la COP30 se celebre en Belém es que se reconoce que el Sur Global se ha comprometido a ayudar a resolver los problemas climáticos, aunque históricamente no hayamos sido la causa del cambio climático”.
“Si el Norte Global se compromete a aportar los 25 000 millones de dólares iniciales necesarios para impulsar este proyecto, creo que veremos un cambio importante, con suerte, durante la COP30”, agrega.

Desde Perú, Mariano Castro recuerda que en la última reunión de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), los mandatarios y representantes de países amazónicos acordaron apoyar la iniciativa para que en la COP30 se incluya en agenda un mecanismo financiero para apoyar la conservación de bosques tropicales.
En ese sentido, Erin Matson mencionó que “el lanzamiento exitoso del Fondo para la Conservación de los Bosques Tropicales (TFFF) podría comenzar a canalizar financiamiento confiable a largo plazo para la preservación de los bosques”.
El Maipo/Mongabay
Imagen principal: campo de soja adyacente al bosque de transición amazónico. Foto: Rhett A. Butler



