(Ciudad de Panamá) En Panamá, donde el consumo per cápita de productos pesqueros alcanza 23.3 kilogramos, más del doble del promedio regional (9.8 kg), la pesca está llamada a convertirse hoy en pilar para su seguridad alimentaria.
Las actividades pesqueras y acuícolas representan, además, una fuente indispensable de ingresos en numerosos poblados costeros.
En el último quinquenio, el sector aportó alrededor del 0.5 por ciento del Producto Interno Bruto(PIB) y el cuatro por ciento del empleo nacional, con énfasis en la captura de camarones y en la exportación de pescados como corvina y pargos, además de moluscos como caracoles y almejas.

De acuerdo con el Plan Estratégico Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Penecyt) 2025-2029, la industria pesquera panameña “representa nichos de mercado internacional importantes, con potencial para generar divisas al país.
Sin embargo, advierten que su “crecimiento sostenido enfrenta graves limitaciones por insuficiencia de infraestructura necesaria”, y que la inversión en investigación, desarrollo e innovación ha sido “muy marginal”.
En ese sentido proponen una red modernizada de frigoríficos, plantas procesadoras, astilleros y terminales especializados, con capacidad instalada suficiente para agregar mayor valor a la producción acuícola y a los desembarcos pesqueros.
Senacyt enfatiza que superar estas brechas en capacidad instalada resulta indispensable para desatar el alto potencial que poseen estos rubros en la economía azul nacional.
Según el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), la producción agropecuaria y pesquera creció 6.6 por ciento en el primer trimestre de 2025, generando 456.5 millones de dólares.
La exportación de productos de la pesca aumentó 48.6 por ciento en peso, situándose como la tercera categoría arancelaria de mayor volumen exportado: unas 12 mil 152.4 toneladas métricas, equivalentes al 4.5 por ciento del total de envíos agropecuarios y pesqueros.

Aun con estos avances, el país enfrenta desafíos globales: sobreexplotación, pesca ilegal no declarada y no reglamentada, degradación de ecosistemas, impactos del cambio climático y fluctuaciones en la disponibilidad de los recursos.
Por ello, Panamá apuesta cada vez más por la pesca sostenible como la ruta para fortalecer su economía azul. Ser un Panamá Azul, es la visión futura del país como modelo en la región latinoamericana, donde se protegen, conservan, valoran y aprovechan los recursos marinos y costeros de manera sostenible.
Sobre el tema, el subadministrador general de la Autoridad de los Recursos Acuáticos de Panamá (ARAP), Gerardo Irimia, dijo a Prensa Latina que Panamá es un país cuya identidad está íntimamente ligada al océano.
«Nuestros pescadores artesanales, industriales, acuicultores y comunidades costeras han sostenido durante generaciones la seguridad alimentaria y el desarrollo económico del país», remarcó.
También destacó la colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para fortalecer la investigación científica, mejorar la gestión de los recursos pesqueros y desarrollar capacidades técnicas tanto en funcionarios como en las comunidades.
El Maipo/PL



