Los sistemas agropecuarios que funcionan de manera sostenible son capaces de ayudar a disminuir de forma significativa las emisiones de gases de efecto invernadero o GEI, según un grupo de científicos pertenecientes a la Universidad de São Paulo.
Un estudio realizado en la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil, apuntó a analizar en qué medida la implementación de prácticas de la denominada “agricultura climáticamente inteligente” (CSA, por sus siglas en inglés) es capaz de mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero en el país. Este conjunto de métodos procura transformar y reorientar la agricultura de manera tal de lograr una mayor sostenibilidad y resiliencia económica, social y ambiental.
Revisión de artículos sobre emisiones de GEI
Para responder este interrogante, científicos del Centro de Energía Nuclear en la Agricultura (Cena-USP) y de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz (Esalq-USP) efectuaron una revisión sistemática de artículos publicados con mediciones de las emisiones de dichos gases en campo. Los resultados se dieron a conocer en el Journal of Cleaner Production.
La investigación se llevó a cabo en el ámbito del Centro de Estudios de Carbono en la Agricultura Tropical (CCARBON) y del Centro de Investigaciones para la Innovación en Gases de Efecto Invernadero (RCGI) que estudian el problema de las emisiones de GEI.
El CCARBON es un Centro de Investigación, Innovación y Difusión (CEPID) de la FAPESP con sede en la Esalq-USP. Y el RCGI es un Centro de Investigaciones en Ingeniería (CPE) constituido en la Escuela Politécnica de la USP por la FAPESP y la compañía Shell con el apoyo de diversas empresas.
De acuerdo con Wanderlei Bieluczyk, becario posdoctoral de la FAPESP en el Cena-USP y autor principal del artículo, se constató que “la conversión de áreas de pasturas degradadas y de agricultura convencional en áreas de prácticas de CSA, especialmente para sistemas integrados de producción, posee un alto potencial para mitigar las emisiones de gases, merced una reducción de las emisiones de metano [CH4] entérico por producto [por kilogramo de carne producida, por ejemplo] y al funcionamiento del suelo como un drenaje de CH4”.
En entrevista concedida a la División de Comunicación de la Esalq-USP, Bieluczyk destacó también que existen pocos datos sobre las emisiones de gases de efecto invernadero que se miden en campo en Brasil, “lo que dificulta la concreción de extrapolaciones a todos los biomas brasileños”.
Se necesitan más estudios de este tema
El artículo reveló que existen pocos investigadores y pocas instituciones que trabajan en esta área en importantes regiones del país como el norte y el nordeste, cosa que pone en evidencia la necesidad de contar con apoyo a la infraestructura y con recursos para expandir la cantidad de estudios de emisiones de GEI en esas zonas.
También enfatizó la búsqueda de mejoras metodológicas y de oportunidades de investigación, e incluso la urgencia de priorizar mediciones frecuentes de dióxido de carbono (CO2), metano y óxido nitroso (N2O) en múltiples sistemas de CSA durante varios años.
“Esto hará posible realizar cálculos confiables de balance de carbono y levantará las barreras derivadas de la falta de resultados abarcadores para implementar programas de certificación, permitiendo así incluir sistemas de CSA en el mercado de carbono y en otros mecanismos de finanzas verdes”, sostuvo Maurício Roberto Cherubin, docente de la Esalq y vicedirector del CCARBON.
Los autores culminan subrayando que estos resultados son importantes para refinar el inventario nacional de gases de efecto invernadero, y sirven como evidencia científica sobre el potencial de las soluciones basadas en la naturaleza y para apoyar nuevas políticas, proyectos e inversiones en Brasil para reducir y mitigar dichas emisiones.
Brasil es un país muy grande y muy diverso, por lo que el control de las emisiones de GEI debe hacerse de forma meticulosa y tratando de abarcar las áreas más comprometidas y que generan mayor peligro de contribuir al calentamiento global.
Fuente: Ecoticias.com