Miércoles, Octubre 22, 2025

Fractura global: Estados Unidos v/s los BRICS en una rivalidad económica emergente

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Tras décadas de creciente integración global, los signos de fractura geopolítica y económica se están haciendo más visibles.

Tras décadas de creciente integración global, las señales de fractura geopolítica y económica se hacen más visibles. Podría decirse que esta tendencia comenzó con la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea (Brexit), coincidiendo con el pico del comercio mundial como porcentaje del PIB mundial.

Más recientemente, ha surgido una coalición de países BRICS, liderada por China, India y Rusia, para contrarrestar el arraigado orden económico liderado por Estados Unidos, mientras que este último país muestra signos de un creciente aislacionismo económico y en política exterior.

A pesar de la incertidumbre generada por los titulares, podemos utilizar datos concretos para evaluar el potencial de esta rivalidad económica examinando el PIB, la dinámica comercial, el dominio de las divisas y la demografía.

Producción económica y debilidades estructurales

Estados Unidos sigue siendo la mayor economía en términos de PIB nominal, alcanzando un estimado de 29 billones de dólares en 2024. El PIB nominal combinado de las naciones BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) lo sigue de cerca, con aproximadamente 27 billones de dólares, aunque esa cifra se ve significativamente impulsada por la contribución de China.

Sin embargo, los totales del PIB ocultan debilidades estructurales. Las economías BRICS están fuertemente impulsadas por la exportación, en particular China, lo que genera vulnerabilidades. El modelo económico chino se basa en grandes importaciones de materias primas para impulsar su dominio manufacturero.

– Metales: China es el mayor importador mundial de mineral de hierro, cobre, aluminio y níquel para satisfacer sus necesidades industriales y de infraestructura.

– Energía: Es el mayor importador de crudo a nivel mundial.

– Agricultura: China importa grandes cantidades de soja, maíz, trigo y productos lácteos, lo que la convierte en un importador neto de alimentos.

A medida que aumenta el proteccionismo global y las economías occidentales reducen su dependencia de las cadenas de suministro chinas, Pekín se enfrenta a una presión cada vez mayor para identificar nuevos mercados de exportación y, al mismo tiempo, mantener canales de importación fiables para productos básicos. Esta doble exposición presenta riesgos a largo plazo para el modelo de crecimiento chino.

Dominio de la moneda: el dólar frente a la desdolarización

El dólar estadounidense sigue siendo la principal moneda de reserva y de transacción a nivel mundial (gráfico 2). A partir de 2022:

– Aproximadamente el 58% de las reservas mundiales de divisas se mantienen en dólares estadounidenses.

– Más del 90% de las transacciones de cambio de divisas a nivel mundial utilizan el dólar.

– El dólar estadounidense representa aproximadamente el 50% de la facturación del comercio mundial, a pesar de que Estados Unidos solo representa el 10% del comercio mundial.

Es crucial que alrededor del 80% del uso del dólar estadounidense en el comercio mundial no involucre a residentes ni empresas estadounidenses, lo que subraya el arraigado papel del dólar como moneda global por defecto. Además, la mayoría de los préstamos y bonos internacionales aún se emiten en dólares estadounidenses, incluso cuando ni el prestatario ni el prestamista son estadounidenses.

Si bien los países BRICS, en particular China y Rusia, han tomado medidas para reducir su dependencia del dólar (por ejemplo, liquidando el comercio bilateral en monedas locales), carecen de la profundidad de activos, la confianza institucional y la liquidez necesarias para desafiar el dominio del dólar. Como ha reconocido el banco central de Brasil, los países BRICS actualmente no ofrecen una alternativa viable a los mercados financieros denominados en dólares.

Vientos demográficos en contra en los BRICS

Uno de los mayores desafíos que enfrenta el bloque BRICS, especialmente China y Rusia, es el descenso demográfico.

La tasa de fertilidad de China ha descendido a tan solo 1,3 hijos por mujer, muy por debajo de la tasa de reemplazo de 2,1. La población en edad laboral se está reduciendo, mientras que la población de edad avanzada crece rápidamente (gráfico 3). Se estima que para 2030, uno de cada cuatro ciudadanos chinos tendrá más de 60 años. A esto se suma el desequilibrio de género, ya que China tiene aproximadamente 29 millones más de hombres que de mujeres, muchos de los cuales podrían no formar nunca una familia. Todo esto supone un lastre a largo plazo para el consumo, la productividad y la participación laboral.

Además, menos trabajadores jóvenes significa salarios más altos, menor competitividad en sectores con uso intensivo de mano de obra y mayor presión fiscal para apoyar a las poblaciones que envejecen.

Esta dinámica también dificulta que China pase de una economía impulsada por las exportaciones a una liderada por el consumo interno.

Rusia se enfrenta a problemas demográficos similares o incluso peores, como una tasa de natalidad en descenso y el envejecimiento de la población. A diferencia de China, es más difícil obtener datos fiables de Rusia, pero la mayoría de los expertos externos coinciden en que el estancamiento demográfico supone una importante limitación para el crecimiento económico futuro.

En cambio, Estados Unidos (gráfico 4) goza de un perfil demográfico relativamente más saludable, apoyado por la inmigración y una distribución por edad más estable que ofrece una ventaja a largo plazo en la disponibilidad de fuerza laboral y la demanda de los consumidores.

Conclusión: una competencia desigual

El surgimiento de los BRICS como bloque económico representa un desafío potencial para el liderazgo estadounidense, pero su cohesión es frágil y sus desventajas estructurales son significativas. Estados Unidos mantiene claras ventajas en PIB per cápita, innovación, fortaleza institucional, sostenibilidad demográfica y dominio del sistema financiero.

Dicho esto, Estados Unidos necesitará realizar inversiones sustanciales para relocalizar la manufactura y reducir la dependencia estratégica de las cadenas de suministro chinas, especialmente si las relaciones se deterioran aún más.

A corto plazo, Estados Unidos parece más fuerte económica e institucionalmente que la coalición BRICS, tanto como grupo como, sin duda, en comparación con cualquiera de sus miembros individualmente. Si bien la complejidad del orden global puede cambiar, un reequilibrio generalizado sigue siendo improbable sin reformas estructurales importantes en las economías BRICS. _ Gestión de activos Stringer

El Maipo/BRICS

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