Por Fausto Triana
(Sevilla) La organización de la Conferencia para la Financiación del Desarrollo (FFD4) en Sevilla, permite hoy España asumir una suerte de liderazgo europeo con Naciones Unidas.
Una idea que quedó subrayada la víspera por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, al anunciar como parte del documento Compromiso de Sevilla de la FFD4, la apertura de una sede de la ONU en Madrid para albergar a diversas agencias de la máxima entidad mundial.
El espaldarazo de Sánchez a la ONU y a su secretario general, Antonio Guterres, se hizo más elocuente con distintas declaraciones del jefe del Ejecutivo del país ibérico acerca de su apuesta por el multilateralismo y proyectos concretos de asistencia para el desarrollo sostenible.
Este martes, la vicepresidenta segunda y ministra del Trabajo de España, Yolanda Diaz, consolidó esta perspectiva, al ofrecer su espaldarazo a los programas y oficinas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que Estados Unidos ‘está dejando caer’ por falta de financiación.
Acompañada por el director general de la OIT, Gilbert F. Houngbo, la vicepresidenta apuntó en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla que en estos momentos es perentorio construir un nuevo pacto global “que supere el egoísmo’.
Diaz no tuvo remilgos en nombrar a los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de Argentina, Javier Milei, para referirse a ‘la internacional del odio”, que desprecia la cooperación y la diversidad.
“(…) mientras unos destruyen todas las políticas de cooperación, nosotros levantamos puentes para construir más y mejor. Vivimos en un tiempo en que la cooperación no es un gesto romántico ni idealista, sino una cuestión de supervivencia colectiva’, sentenció.
‘Si Norteamérica desprecia esta cumbre, es porque no la puede controlar’, añadió.
A su turno, el director general de la OIT consideró que se necesitan compromisos sólidos para movilizar recursos, “una política fiscal valiente que permita sostener la solidaridad interna y un sistema financiero a favor de la gente’.
El Maipo/PL