Martes, Junio 3, 2025

El Senador Bianchi y el sagrado derecho a celebrar el cumpleaños de un ser querido. Por Miguel Jara Gómez

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El fin de semana pasado, el Senador por Magallanes Karim Antonio Bianchi tuvo la felicidad de viajar a celebrar el cumpleaños de su hija que vive en Argentina. Me enteré de esto de manera casual por un reel en Instagram que muestra al Senador haciendo una intervención en el programa Sin Filtros de la TV online.

Esta información, no es más que una contextualización para compartir el por qué estaba en el Aeropuerto de Santiago en el momento en que pudo presenciar algo insólito para él. Con gran sorpresa presenció como unos 700 ciudadanos haitianos esperaban la llegada de dos vuelos llenos de niños, niñas, adolescentes y personas mayores.

Con tono de escándalo, el animador del programa se suma al relato del Senador haciendo preguntas aclaratorias, interjecciones y muecas que resaltaban lo escandaloso que resultaba este cuadro. Consternado, Bianchi preguntó a funcionarios de la PDI qué pasaba, a lo que la respuesta fue que estas personas estaban esperando a sus hijos o hijas, padres, madres o abuelas y abuelos, para reunificarse como familias. Esto, luego de haber emprendido la aventura de migrar a nuestro país en busca de un mejor futuro para sus familias.

Sin reparar en el hecho de que la reunificación familiar es un derecho reconocido por tratados internacionales vinculantes para nuestro Estado y que, además, es parte de lo que establece nuestra propia ley de migraciones, el Senador parece turbado porque serían personas que vienen a hacer más precario el acceso a la salud y educación de la población chilena, quitando derechos a nuestros compatriotas. Pero ¿Es esto verdad?

Quién subsidia a quién

En el recién publicado informe “¿Cuál es la contribución de la población migrante a la economía de Chile?” de abril de 2025, realizado por la Fundación Por Causa Chile, se desmitifica una serie afirmaciones que se escuchan frecuentemente en medios de comunicación y redes sociales, y que se reproducen en conversaciones de la vida cotidiana, en el transporte público o en las esperas de servicios públicos y privados.

Al respecto, el estudio concluye puntos que contradicen las afirmaciones del Senador en varios sentidos. Aquí se reproducimos sus principales conclusiones:

– En 2024, la población migrante contribuyó con un 10,3% del PIB chileno, superior a su peso poblacional de un 8,7%.

– Desde 2018, la contribución migrante al PIB ha crecido 3 puntos porcentuales, casi el doble que el incremento de su peso en la población.

– La desproporción de su contribución al PIB se debe a que entre los migrantes hay más personas en edad de trabajar 82,7% vs. 66,6% en nativos, pero también a su mayor tasa de participación laboral (78,8% vs 67,4%) y a su menor tasa de desempleo (7,1% vs 8,7%).

– Entre 2013 y 2023, casi el 50% del crecimiento del PIB se explica por la expansión de la población migrante, mientras que los trabajadores nativos explican solo el 18%.

– Entre 2013 y 2017, la contribución de los migrantes al crecimiento del PIB fue mayor debido a un fuerte aporte al aumento de la población trabajadora.

– En 2018-2023 la contribución de la productividad del trabajo al crecimiento del PIB fue más alta, lo cual sugiere que la inmigración reciente no parece haber afectado negativamente la eficiencia laboral, más bien lo contrario.

A estos indicadores generales de la economía nacional, hay que agregar aspectos específicos de ingresos y gastos asociados a la situación migrante propiamente tal. Así:

– En 2023, los migrantes aportaron 863.000 millones de pesos (unos 921 millones de dólares) netos al Estado, equivalentes al 0,3% del PIB, mientras que los nativos contribuyeron con el 1% del PIB.

– Cada migrante aporta en promedio 604 dólares netos anuales al Estado, en comparación con 184 dólares per cápita en nativos (3,6 veces más).

– Los migrantes consumen menos recursos públicos, con menor gasto en educación, especialmente en educación superior, y transferencias sociales, especialmente en pensiones y subsidios de vejez.

– No se observan efectos negativos de la inmigración en la productividad laboral; por el contrario, la productividad media del trabajo creció más en 2018-2023 (0,8% anual) que en 2013-2017 (0,1% anual).

Resulta difícil establecer basado en qué información el Senador puede decir “No tenemos para dar cobertura de salud a nuestros compatriotas, no tenemos para dar educación a nuestros compatriotas y vienen dos aviones llenos de haitianos a nuestro país”.

Lo que muestran estas cifras del Informe, basadas en estudios de primer nivel académico y en información de registros administrativos de la administración del Estado es que lejos de ocupar los recursos de los chilenos, la población migrante está, en la práctica, subsidiando a la chilena en varias materias como la economía, el mercado del trabajo, nuestra demografía y los mismos servicios sociales.

Lo que niega el acceso en cantidad y calidad a los servicios de educación y salud a la población toda, incluidos extranjeros y nacionales, es el carácter subsidiario del Estado cual no los garantiza como corresponde, como sería en un Estado Social de Derechos. Recordemos que el acceso a los servicios que entrega el Estado normalmente se financia por el sistema de vouchers, a los cuales se les asigna un valor. Así, más beneficiarios significan mayor financiamiento, pero no mejores servicios y prestaciones públicas.

Todos tenemos derechos a festejar cumpleaños

El Senador Bianchi pertenece a una elite que le permite celebrar presencialmente el cumpleaños de su hija, no importando dónde él o ella se encuentren. Ese momento feliz tiene restricciones diversas para la gran mayoría de la población.

Ello es especialmente intenso para quienes viven lejos de sus seres queridos; en otros países producto de que las condiciones de la vida los impulsaron a emprender viaje para buscar una oportunidad y poder generarles las condiciones de una mejor vida.

Más allá de los números y guarismo antes descritos, lo que más me llamó la atención de este relato en redes sociales, fue la nula empatía por el hecho emocionalmente potente para cualquier ser humano el volver a encontrarse con sus seres más queridos.

Es obvio imaginar que la escena relatada estuvo llena de abrazos, llantos que emocionadamente desbordaban ese momento de encuentro y reunificación familiar. Abrazos que querían pulverizar el tiempo y la distancia entre padres, madres e hijos; abuelos y abuelas, tíos y hermanos menores, matrimonios suspendidos y anhelados.

Entre 700 que esperaban y otros que llegaban, seguro, por mera probabilidad, hubo varios abrazos de cumpleaños, seguro más intensos que nunca.

Nuestro Senador no vio nada de eso, a pesar de venir del cumpleaños de su hija. ¡Es una pena! Pero no se me ocurre otra forma de calificar esta ceguera como xenofobia y racismo.

Miguel Jara Gómez. Antropólogo Social, Magister en Educación y Comunicador Social, colaborador de El Maipo.

Nota: El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial El Maipo.

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