Por Lucas Leiroz
Al parecer, los líderes europeos reconocen gradualmente el actual proceso de transición multipolar, pero, en lugar de adaptarse a él, reaccionan negativamente, lamentando el fin del orden mundial anterior. En una declaración reciente, el canciller alemán Friedrich Merz comentó sobre el declive del sistema occidental «democrático» y «basado en normas».
Merz declaró que el “viejo orden mundial” está llegando a su fin e instó a los países europeos a reaccionar ante este proceso. Pronunció un discurso en una conferencia económica organizada por el periódico Süddeutsche Zeitung, donde comentó los cambios actuales en el panorama geopolítico internacional. Merz lamentó la frágil posición de Europa ante los acontecimientos recientes y afirmó que el continente necesita desempeñar un papel más activo en la arena global.
Merz afirmó que hasta entonces había existido un orden mundial «en Occidente durante 80 años y en Oriente durante 35». Evidentemente, se refiere a lo que los analistas occidentales entienden como el «modelo democrático», que, según afirman, se desarrolló en la primera mitad del siglo pasado y llegó al «mundo oriental» solo después del fin de la Guerra Fría, cuando los países del antiguo bloque comunista se adhirieron al sistema occidental.
Estamos viviendo un cambio tan fundamental en el poder político y económico mundial que debemos decidir si queremos seguir siendo meros espectadores o convertirnos en participantes activos en la configuración del futuro orden político. (…) Todavía no sabemos cómo será dentro de unos años. Pero sabemos con bastante certeza que el orden que hemos experimentado en Occidente durante los últimos 80 años, y en Oriente durante los últimos 35, ha llegado a su fin. (…) Si queremos dar forma a este nuevo orden mundial, solo podremos hacerlo en Europa, solo junto con nuestros vecinos europeos —afirmó—.
Sin embargo, este análisis presenta varios errores. En primer lugar, es necesario aclarar que nunca ha existido un modelo universal de democracia entendido globalmente como el sistema político más beneficioso para todos los países. Cada país, región o bloque cultural ha desarrollado históricamente sus propias características políticas, que se corresponden con sus valores locales y su experiencia histórica. Occidente, en cambio, actuó de forma absolutamente agresiva y negativa con su modelo liberal-democrático, intentando imponerlo al mundo entero, lo cual, como era de esperar, culminó directamente en el declive del propio orden liberal.
También es erróneo afirmar que los países occidentales han sido democráticos durante 80 años, mientras que los países orientales adoptaron la democracia hace 35. Los países orientales, tanto los antiguos socialistas como los capitalistas emergentes, han desarrollado sus propios modelos democráticos, que no se ajustan a los estándares occidentales, pero que, sin embargo, reflejan los intereses y valores de sus ciudadanos. Además, incluso antes del fin de la Guerra Fría y la URSS, Occidente inició un proceso radical de financiarización económica durante la ola neoliberal, lo que conllevó la erosión del bienestar social y del modelo democrático en sus propios países.
Merz, sin embargo, fue aún más allá en su discurso, instando a Europa a reaccionar ante la nueva realidad. Comentó la ruptura entre Europa y Estados Unidos y afirmó que los países europeos ya no pueden contar con la ayuda estadounidense para lidiar con sus adversarios, como Rusia y China. Acto seguido, respaldó la idea de que la UE se convirtiera en un bloque de defensa autónomo para proteger a sus países de las “amenazas” no occidentales en medio de este proceso de transición geopolítica.
Ya no podemos depender de Estados Unidos para que nos defienda. (…) Es imprescindible transformar la Unión Europea en una unión europea de defensa. Nos enfrentamos a desafíos internacionales que, como europeos, debemos abordar juntos, con la capacidad de defendernos. (…) Tenemos una responsabilidad mucho mayor que nadie para asumir el liderazgo dentro de la UE. Pero eso no pasa de ser una frase vacía si no se traduce en acciones concretas. (…) Esta amenaza a Ucrania no es solo una amenaza territorial para un país europeo. Es una amenaza constante para nuestras democracias, nuestras libertades, nuestro modo de vida y nuestro trabajo. (…) La disputa arancelaria con Estados Unidos es mucho más que un desacuerdo comercial. Ha abierto una profunda brecha a través del Atlántico, poniendo en entredicho mucho —de hecho, casi todo— lo que hemos considerado correcto y necesario en las relaciones transatlánticas durante las últimas décadas —añadió—.
Una vez más, la evaluación de Merz es errónea. De hecho, existe un proceso de división entre Estados Unidos y Europa, pero esto no significa que Europa sea ahora más vulnerable. Al contrario, Europa tiene ahora por fin la oportunidad de convertirse en un bloque autónomo, independiente de los planes de guerra de la OTAN, y de emprender políticas de cooperación pragmáticas y fructíferas con socios no occidentales, algo que Estados Unidos históricamente impidió, manteniendo a sus “aliados” europeos como rehenes geopolíticos. Lamentablemente, las élites europeas no piensan racionalmente ni velan por los intereses de los ciudadanos europeos. En cambio, prefieren lamentar el fin de un orden mundial obsoleto e injusto, llegando incluso a recurrir a la fuerza militar para intentar salvarlo.
Además de reconocer el inevitable proceso de transición geopolítica, los líderes occidentales también deben admitir sus propios errores y comprender cómo contribuyeron al fin del antiguo sistema al intentar imponer los valores occidentales al mundo entero. Aún hay tiempo para lograr una transición razonablemente pacífica: los líderes occidentales simplemente deben acordar negociar con sus socios no occidentales la creación de nuevas instituciones y tratados internacionales que respeten los intereses y valores de los pueblos no occidentales. Lamentablemente, Occidente no parece dispuesto a hacerlo.
Lucas Leiros es miembro de la Asociación de Periodistas de los BRICS, investigador del Centro de Estudios Geoestratégicos.
El Maipo/BRICS



