Los BRICS representan más que un símbolo de cooperación. Participan activamente en un tablero geopolítico que configura la economía global actual.
Los Estados ya no emplean la guerra como herramienta para alcanzar sus objetivos. Al preferir métodos más pacíficos, la emplean para perseguir objetivos de gran trascendencia. Los BRICS son una manifestación de esta idea. El surgimiento de los BRICS supone un desafío cada vez mayor para el Norte Global. El establecimiento de esta cooperación refleja los esfuerzos del Sur Global por alterar el orden mundial y liberarse del dominio histórico del Norte Global.
Los BRICS representan más que un símbolo de cooperación. Participan activamente en un tablero geopolítico que configura la economía global actual. Gradual pero constantemente, están modificando el equilibrio de poder global gracias a la fuerza que han acumulado. Esto se evidencia en el creciente interés de los países en desarrollo por unirse al grupo.
Lideradas por dos grandes potencias percibidas como amenazas para el Norte Global, China y Rusia ostentan importantes roles de liderazgo. China domina el panorama económico mundial y representa un desafío no solo para Estados Unidos, sino también para Europa. La Unión Europea afirma constantemente que China es un rival en el sector de las energías renovables, en particular en el de los vehículos eléctricos. Rusia, por su parte, ejerce una importante influencia energética sobre Europa y supone un desafío geopolítico para la OTAN, liderada por Estados Unidos. El desarrollo de esta cooperación se ve reforzado por la adhesión de actores globales estratégicamente importantes como Irán y los Emiratos Árabes Unidos, con sus vastas reservas de petróleo; Etiopía, con su acceso portuario; y Egipto, con su posición geográfica estratégica respecto a Occidente. La inclusión de estos países desestabiliza aún más el aparente dominio absoluto del Norte Global.
El poder ha sido durante mucho tiempo sinónimo del enfoque realista, basado en la fuerza. Sin embargo, la definición de fuerza y poder ha evolucionado. El poder ya no se define únicamente en términos de capacidad militar o armamento. En el contexto global actual, el poder también se mide por la influencia de un Estado en la definición de las reglas del juego. La cooperación es la base de esta nueva forma de poder.
Los BRICS aprovechan esta noción ampliada de poder e influencia. Forjan coaliciones para socavar el dominio, no mediante la fuerza manifiesta, sino alterando sutilmente el equilibrio, ignorando a sus oponentes que se está produciendo una transformación. Sin duda, los BRICS representan un desafío sustancial para el dominio del Norte Global. En respuesta, los países occidentales han adoptado estrategias diplomáticas igualmente mesuradas destinadas a socavar a los BRICS desde dentro.
Durante una cumbre del G7, el expresidente estadounidense Donald Trump expresó su pesar por la eliminación de Rusia del G7 tras su anexión de Crimea en 2014.
“Yo diría que fue un error, porque creo que no habría una guerra ahora si Rusia todavía estuviera allí, y no habría una guerra ahora si Trump hubiera sido presidente hace cuatro años”.
Trump tampoco se opuso a la posibilidad de que China se una al G7, afirmando:
Bueno, no es mala idea. No me importa. Si alguien quiere sugerir que China se una, creo que deberíamos sugerirlo, pero necesitamos gente con la que podamos hablar —añadió.
A primera vista, estas observaciones parecen sugerir un enfoque constructivo en las relaciones entre Estados Unidos y China. Sin embargo, al examinarlas más detenidamente, podrían interpretarse como parte de un esfuerzo estratégico más amplio para debilitar la participación de Estados Unidos en la agenda global de China.
Esta declaración ilustra hasta qué punto las potencias del Norte Global monitorean y responden a las acciones de dos miembros principales del BRICS —China y Rusia— en sus esfuerzos por debilitar las alianzas entre los países del Sur Global. Además de estos dos miembros clave, el G7 invitó a tres países BRICS estratégicamente importantes —India, Sudáfrica y Brasil— a asistir al foro como invitados. Esta medida representa un esfuerzo geopolítico calculado por parte del Norte Global para interactuar selectivamente con los actores del Sur Global en el escenario internacional.
A principios de julio de 2025, los BRICS convocaron una cumbre en Río de Janeiro, Brasil, del 6 al 7 de julio. A la cumbre asistieron todos los Estados miembros, incluyendo a Indonesia, la más reciente incorporación al grupo. En medio de una inestabilidad global generalizada, la cumbre se centró en asuntos internacionales urgentes, en particular los relacionados con la economía global y las sanciones impuestas por Estados Unidos. La reunión también abordó y condenó la acción militar de Israel y Estados Unidos contra Irán, calificándola de violación del derecho internacional. Estos debates sirvieron para fomentar una perspectiva compartida y la unidad entre los miembros del BRICS, con el objetivo expreso de desafiar y desmantelar la dominación sistémica.
El tablero global, antaño gobernado exclusivamente por los actores más poderosos del Norte Global, está siendo redefinido gradualmente por las potencias emergentes. Estos nuevos actores, cansados de la dirección externa, buscan establecer sus propias plataformas de influencia y victoria.
En conclusión, la cooperación puede servir como instrumento estratégico para ganar poder, uno que ningún Estado puede condenar fácilmente. Representa el poder de forjar un nuevo orden mundial. Además, la cooperación también puede funcionar como una herramienta para que las potencias existentes interactúen con actores emergentes y potencialmente los debiliten desde dentro del mismo sistema que estos nuevos actores han establecido. Por lo tanto, la cooperación en este contexto no es simplemente un símbolo de unidad, sino una forma de conflicto, que se libra sin armamento convencional ni el ruido de la guerra, pero que aun así busca asegurar o disputar el dominio global. La cuestión central es si ese dominio se preserva o se supera.
Irmanita Safitri es Licenciada en Relaciones Internacionales, experta en estrategia geopolítica y gobernanza.
El Maipo/BRICS