El agua embotellada es un negocio de cientos de miles de millones de euros. Pero, ¿quién gana realmente con el agua? Si todos tuviéramos acceso a fuentes de agua potable, no necesitaríamos recurrir a la embotellada.
Como las botellas de plástico dañan nuestro medio ambiente. Beber unos 8 vasos diarios de agua es parte de llevar un estilo de vida saludable y activo. Pero hay un problema: el envase. Se necesitan 100 ml de petróleo para fabricar una sola botella de plástico. No solo la producción supone un peligro para el medio ambiente, sino que la eliminación de residuos es también una carga enorme.
Las botellas lamentablemente constituyen un grave factor de contaminación, especialmente en ríos, costas y océanos. Si se incinera el plástico, se producen vapores tóxicos que contaminan de forma muy grave el medio ambiente. Si se la tira directamente a la basura, acaba en un vertedero. Y los compuestos con los que está fabricada pueden tardar siglos en degradarse completamente. Y mientras lo hace, los microplásticos que se desprenden siguen contaminando.
El reciclaje es una solución, pero no la mejor. Sí, lo sería si las botellas se reutilizaran para fabricar más botellas. Pero la realidad es que como se mezclan los diferentes tipos de plásticos, lo que se fabrica son productos de menor calidad. Y se pierde un porcentaje en cada reciclaje, por lo que el ciclo no es infinito
Basta de Botellas
La mejor de las decisiones como ciudadanos es renunciar a las botellas plásticas, especialmente a las individuales. Esto no solo será excepcionalmente positivo para el medio ambiente, sino que también redundará en el nuestro. Ahorraremos dinero comprando envases grandes y trasegando en botellas de vidrio o de metal. Que conservan mejor y además no se deterioran dejando nuestra agua llena de microplásticos.
Podemos recurrir a beber agua del grifo, especialmente en aquellas provincias en las que se sabe que es de buena calidad. En las que no lo es, una buena solución es exigir a los políticos que endurezcan las normativas en cuanta a la calidad del agua que se vende en cada municipio.
Beber agua del grifo ahorra dinero y evita que tengamos que acarrear kilos de más cuando hacemos la compra. por si fuera poco es muy positivo para el medio ambiente. Es hora de que digamos NO al uso y la compra masiva de botellines. Vivimos durante muchísimos años sin ellos y nadie se murió de sed. ¿Por qué no podemos cortar con esa dependencia ilógica? Está en nosotros que lo razonemos y tomemos medidas para acabar con este flagelo mundial.