Los millones de usuarios de gas licuado de petróleo (GLP) en nuestro país estamos perplejos frente al escándalo con que se ha informado sobre el plan piloto desarrollado por ENAP. Iniciativa que tiene como objetivo estudiar y generar condiciones para que este vital elemento llegue a nuestros hogares a un precio justo, razonable y alcanzable, especialmente para las familias de más bajos recursos.
Recordemos que en su Cuenta Pública a la Nación del 1° de junio de 2022, el Presidente Gabriel Boric anunció el denominado programa “Gas de Chile”, anuncio que debía hacerse cargo de buscar una solución a las graves alteraciones detectadas por la Fiscalía Nacional Económica en el mercado del GLP, descritas en el Informe Final del Estudio de Mercado de Gas el 29 de diciembre de 2021, y para lo cual, el ex Ministro de Energía, Claudio Huepe, implementó un plan piloto para dar inicio a un servicio estratégico para toda la sociedad del país, y con ello evitar lo ya detectado por diversos estudios que denunciaban los sobre precios del gas licuado.
Hechos comprobados, no solo por estudios, sino también por sus usuarios que han visto como el gas sube año a año, a pesar de cualquier lógica económica, en el contexto de una industria que debiese ser regulada y que hoy tiene claras sospechas de colusión entre sus tres grandes operadores.
Ese es el problema que aqueja a la población, no otro.
Contrariamente, al conocerse algunos detalles del programa piloto de ENAP sectores de la oposición han querido levantar una polémica con ribetes de escándalo porque los costos unitarios de precio a público serían excesivos, respecto del valor en el mercado desregulado en el cual estamos inmersos.
Según alegan, el costo por el cual Enap adquirió cada balón de gas que fueron entregados en el plan piloto “gas a precio justo” fue de $117 mil. Por otra parte, estos balones fueron vendidos a público al precio de $15.000 (35% más bajo que el precio de mercado), con lo cual, según sus detractores, se estaría subsidiando con platas públicas, en torno al 85% del valor del balón. Es decir, todos estaríamos pagando por ese balón a menor precio a través del gasto público.
Debido a este “problema”, la bancada de diputados de la UDI comunicó que citaría a los ministros de Desarrollo Social, Giorgio Jackson, y de Energía, Diego Pardow para dar explicaciones al respecto.
Por otra parte, el Ministro de Hacienda Mario Marcel sostuvo que “el propósito de los programas piloto es probar una determinada intervención y evaluar si es adecuada, si corresponde seguir de la manera en que estaba previsto o modificarla”.
Además, complementó que “Las cifras y los costos están a la vista, las fuentes de sus mayores costos se conocen, se entendió y se incorporó en el diseño de una política más permanente”.
“Los programas piloto tienen ese propósito, no puede esperar que un programa piloto sea perfecto, pero sí lo que puede asegurar es que, si hay errores de diseño o de altos costos, va a tener la oportunidad de corregir, modificar antes de escalarlo a un programa más ambicioso”, indicó el Ministro de Hacienda.
Entonces, lo que vemos es una crítica mañosa basada en cálculos numéricos ajenos a toda lógica comercial y que llega a ridículos costos por balón debe ser descartada de plano en cualquier debate serio.
Lo “denunciado” por la oposición al Gobierno sería algo así como decir que el precio del primer completo en un carrito de comida rápida tendría que ser la suma de los insumos directos del completo mismo, más los costos de implementación del carrito Food Track, en donde se producen y se comercialización, más los costos de personal que lo vende, más las patentes, más otros costos varios. Es decir, un precio de varios decenas o centenas de miles de pesos, frente a un valor de mercado en torno a $1.500.
No hace falta ser empresario o economista para saber que la inversión se recupera después de un tiempo y que el precio del completo tiene que ser competitivo, es decir no estar por sobre el precio que las personas pagan normalmente.
Desplegar toda esta “parafernalia economicista” para deslegitimar un proyecto piloto parece una versión 2.0 de las ya tristemente célebres Fake News, normalmente originadas en oscuros intersticios de la web, para llevarlas al centro mismo del ya desprestigiado congreso nacional y los medios de comunicación hegemónicos.
Mientras tanto, los vecinos y vecinas de los territorios seguimos esperando precios justos por el gas que consumimos día a día.
El Maipo