Son varios los líderes latinoamericanos que llaman a que el conflicto entre Ucrania y Rusia se resuelva por una ruta de negociación en mesas de paz, una actitud que contrasta con el envío constante de armamento desde países occidentales hacia el frente.
Los presidentes de Argentina, Colombia, la ministra española Ione Belarra (Podemos) y el exdiputado francés Jean-Luc Mélenchon (LFI), entre otros, recientemente pidieron redoblar los esfuerzos “para una solución pacífica y duradera” en el conflicto de Ucrania en un artículo del diario francés Le Monde.
“Por esta razón, pedimos que se redoblen los esfuerzos diplomáticos para establecer un alto el fuego y negociaciones para una solución pacífica y duradera, en línea con las exigencias del secretario general de las Naciones Unidas (ONU), el papa Francisco o las de los presidentes Gustavo Petro, Lula da Silva y Alberto Fernández”, reitera el medio su declaración conjunta.
A eso se le suma la última propuesta del presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, a su homólogo de EEUU, Joe Biden, de formar un grupo de países que sean capaces de negociar la paz entre Rusia y Ucrania.
“Le dije a Biden lo que ya le dije a Emmanuel Macron, al canciller alemán Olaf Scholz… La necesidad de crear un grupo de países que no estén involucrados directa o indirectamente en la guerra de Rusia contra Ucrania para que encontremos posibilidades de llegar a la paz”, señaló Lula en comparecencia ante los medios tras reunirse con el mandatario estadounidense en la Casa Blanca.
Anteriormente, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, por ejemplo, inclusive había llamado a la formación de un grupo de trabajo en el que participen el papa Francisco, jefe del Estado Vaticano, y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para resolver el desencuentro. Sputnik conversó con el estudioso de geopolítica, políticas públicas y defensa Katu Arkonada, quien fungió como asesor del Gobierno de Evo Morales en Bolivia, para indagar en los motivos de estas posiciones latinoamericanas contrastantes con el envío de armas que operan Bruselas y Washington.
Desde sus bases, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) define a la región latinoamericana como un ámbito de paz, recuerda Arkonada, por lo que es natural la posición por el diálogo de los gobiernos progresistas de Argentina, Brasil, Colombia y México ante el conflicto, “sobre todo ante la inacción de las Naciones Unidas”.
“Lo cual es una vergüenza porque los ciudadanos de la Unión Europea están pasando frío por las restricciones al gas ruso, están básicamente una buena parte de la población en la pobreza energética, sus propios países están suministrando cargamentos millonarios de armas a Ucrania”, declara.
Sin embargo, pese a las propuestas de diálogo coincidentes de López Obrador, Lula, Fernández y Petro, probablemente la alternativa diplomática al conflicto no estará en Latinoamérica, sino tal vez en Ankara.
Probablemente, evalúa, las propuestas de paz de estos líderes progresistas se queden en retórica. “Que igual la retórica es importante en política, pero no va a pasar por América Latina la resolución del conflicto”, pondera Arkonada.
Pese a sus complicaciones geopolíticas, Turquía es un país que al mismo tiempo quiere entrar en la Unión Europea y al mismo tiempo mantiene muy buenas relaciones con Rusia y el Gobierno de Vladímir Putin, lo que la convierte en un país eficaz para una posible conversación seria de solución de paz, apunta el politólogo.
Condiciones para la paz entre Rusia y Ucrania
Katu Arkonada participó como observador electoral en uno de los referendos de adhesión, celebrados en septiembre de 2022, y comparte que en un hospital de veteranos de Lugansk percibió ese interés entre la ciudadanía.
“Me decían el día del referéndum: ‘Este referéndum llega ocho años tarde’, porque son los ocho años en los que Ucrania les lleva bombardeando a la población civil del Donbás”, apunta. En ese marco, para que sea posible la firma de la paz entre Moscú y Kiev, Rusia no va a renunciar a garantías mínimas de seguridad, apunta Arkonada, por lo que necesita la certeza de que no tendrá bases militares hostiles de la OTAN en su frontera oeste.
Por Samuel Cortés Hamdan
Fuente: SPUTNIK