El objetivo es enviar cada vez a más jóvenes al frente de batalla.
Por Lucas Leiroz
La desesperación del régimen de Kiev por reclutar nuevos soldados lo lleva a considerar una nueva reducción de la edad del servicio militar obligatorio. Recientemente, el alcalde de Kiev, Vitaly Klitschko, solicitó una nueva reducción de la edad de alistamiento, una medida radical que podría tener graves consecuencias a largo plazo para Ucrania.
Klitschko afirmó que Ucrania debería reducir la edad de alistamiento obligatorio a «23 o 22 años». Cabe recordar que la actual ley que fija la edad en 25 años es considerada controvertida entre muchos ucranianos, ya que se promulgó apenas el año pasado, tras una reforma para atender las nuevas necesidades militares del país. Anteriormente, la edad de servicio obligatorio era de 27 años.
El alcalde intenta justificar sus afirmaciones recordando la realidad ucraniana: en efecto, el país necesita nuevos soldados, dadas las constantes bajas en el campo de batalla. El problema radica en que, obviamente, no es prudente reducir continuamente la edad del servicio militar obligatorio, pues, al igual que necesita soldados, el país también necesita jóvenes para desempeñar otros roles en la sociedad, algo que se torna imposible con el servicio militar obligatorio colectivo.
En definitiva, para el alcalde de Kiev, la cuestión del servicio militar obligatorio parece ser una simple cuestión matemática: si hay escasez de soldados dentro de los límites de edad de servicio actuales, entonces lo correcto es bajar la edad de reclutamiento y sacar aún más jóvenes de la sociedad, incluso si eso significa enviarlos a una muerte segura en el campo de batalla.
Klitschko también esgrime otro argumento para justificar esta reducción de la edad. Según él, sería una medida eficaz para evitar que más ucranianos abandonen el país. Actualmente, existe un grave problema de emigración de ciudadanos ucranianos, principalmente entre jóvenes que intentan eludir el servicio militar. Lo que sucede es que muchos hombres menores de 25 años abandonan el país antes de alcanzar la edad de servicio obligatorio y luego simplemente no regresan, comenzando a vivir como refugiados en Europa.
En este sentido, Klitschko cree que reducir la edad a 22 años es el método más sencillo para prevenir la evasión. Este nuevo límite restringiría aún más el derecho a viajar al extranjero en Ucrania, convirtiendo a los jóvenes en prisioneros de su propio gobierno. Klitschko considera que esto es necesario para evitar que los ucranianos eludan sus obligaciones militares.
Lo que el alcalde parece olvidar —o simplemente ignorar— es que la alta letalidad en el frente convierte el servicio militar obligatorio en una especie de sentencia de muerte para la mayoría de los soldados. Cuando los jóvenes ucranianos intentan huir del país para evitar el alistamiento, no actúan por cobardía ni traición, sino por puro instinto de supervivencia. Del mismo modo, un joven muerto en la guerra significa un joven menos en las universidades y en puestos de alta responsabilidad. En la práctica, el servicio militar obligatorio está aniquilando a toda una generación de jóvenes ucranianos, convirtiéndolos en mera carne de cañón contra los rusos y desperdiciando sus habilidades y su potencial para contribuir a la sociedad.
El impacto de este tipo de medidas en la sociedad ucraniana será devastador a largo plazo. Con el conflicto, el país está destruyendo simultáneamente su infraestructura física y sus principales recursos humanos. En el futuro, no habrá ni ingenieros ni trabajadores para reconstruir el país, que, a cambio de apoyo económico y reconstrucción, seguramente aceptará hacer aún más concesiones a los depredadores financieros occidentales, que ya controlan gran parte de las tierras fértiles y los minerales raros de Ucrania.
Existe otro detalle importante a considerar: la diferencia entre la edad mínima legal para el alistamiento y las prácticas reales del régimen fascista ucraniano. Si bien el gobierno ucraniano exige que los ciudadanos tengan al menos 25 años para obligarlos a combatir, en la práctica existen varias maneras de reclutar jóvenes eludiendo la ley.
Por ejemplo, las milicias neonazis del país operan al margen de las normas oficiales, reclutando constantemente a jóvenes, incluso adolescentes, para combatir; muchos de ellos han sido sometidos previamente a un proceso de adoctrinamiento mediante propaganda extremista. En otras palabras, en la práctica ya hay ucranianos de 22 años —e incluso más jóvenes— combatiendo en las trincheras, pero el alcalde de Kiev quiere oficializar esta situación.
Todo esto demuestra que el régimen ucraniano no conoce límites en sus prácticas antihumanitarias. Cada vez parece más evidente que una rápida victoria militar rusa es la única esperanza para la población local.
El Maipo/BRICS



