Laurence Tubiana, diplomática y economista francesa, es ampliamente reconocida como una de las principales arquitectas del Acuerdo de París de 2015, el pacto internacional más ambicioso hasta la fecha para combatir el cambio climático. Su papel fue clave en la negociación y redacción del acuerdo que unió a casi 200 países contra el cambio climático: limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2 °C, e idealmente a 1,5 °C.
Hoy, casi una década después, esta mujer vuelve a alzar la voz, advirtiendo sobre la necesidad urgente de “resistir la ola negacionista” que amenaza con frenar los avances logrados. En los últimos años, el negacionismo climático ha resurgido en distintas partes del mundo, alimentado por intereses políticos, económicos y campañas de desinformación en redes sociales.
Tubiana denuncia que esta corriente no solo pone en riesgo las políticas ambientales, sino también la confianza en la ciencia y en las instituciones democráticas. Para ella, rendirse ante el escepticismo sería un retroceso devastador en la lucha por un planeta habitable.
Desde la firma del Acuerdo de París, Laurence Tubiana recuerda la importancia de atajar el cambio climático y resistir ante la ola negacionista
El Acuerdo de París, firmado el 15 de diciembre de 2015, marca «un antes y un después» en la gobernanza medioambiental, según una de sus artíficesque llama a «resistir» a la «ola negacionista» en la «carrera contrarreloj» contra el cambio climático en vísperas de la COP30 que se celebra en Brasil este mes de noviembre.
En los últimos años, el negacionismo climático ha resurgido en distintas partes del mundo, alimentado por intereses políticos, económicos y campañas de desinformación en redes sociales.
La directora general de la Fundación Europea del Clima y decana de la recién creada Escuela del Clima en Sciences Po aboga además por una «coreografía de la gobernanza», en la que se tengan en cuenta las problemáticas de todos los actores globales frente a un reto mundial complejo para el que no hay «recetas mágicas».
«Se necesita coordinación internacional», insiste Tubiana en un encuentro con un pequeño grupo de medios de comunicación y ve una oportunidad de seguir avanzando en la próxima COP30 que se abre la semana próxima en Belém.
En esa cita, Tubiana aboga por una evolución en la idea de gobernanza climática para extender el Acuerdo de París a la participación de las autoridades locales, los ciudadanos y las empresas, y crear «una especie de mecanismo de rendición de cuentas».
Un «antes y un después» del Acuerdo de París
«Es bastante claro que hay un antes y un después» del histórico Acuerdo de París, estima Tubiana, al señalar que una década después no hay casi ningún país en el mundo que no disponga de una ley o plan climático. «No imaginaba que en 10 años avanzaríamos tan rápido«, dice.
El Acuerdo de París de 2015, que entró en vigor el 4 de noviembre de 2016, marcó un hito al fijar un objetivo de limitación del aumento de las temperaturas a niveles por debajo de 2 ºC, poniendo énfasis al esfuerzo de limitar dicho aumento a 1,5 ºC.
Ese tratado internacional vinculante establece que todos los países deben presentar Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC) en distintas rondas para aumentar la ambición climática y Tubiana, cuyo papel fue esencial en la COP21 en la que se logró, confiesa que los cambios generados se han producido «a una velocidad que no esperaba», como el desarrollo de las energías renovables.
Se necesita coordinación internacional y hay una oportunidad de seguir avanzando en la próxima COP30
«Tenemos una proporción de dos a uno a favor de las renovables frente a los combustibles fósiles, a pesar de la fuerte ofensiva del sector del petróleo y el gas, que ha sido bastante intensa en los últimos años», señala la prestigiosa economista.
También cita la «absolutamente increíble» evolución en la electrificación del transporte, el interés de muchos sectores económicos en acelerar la transición energética y el impacto de la revolución tecnológica y las «oleadas de innovación» actuales, que pueden suponer problemas, pero también soluciones para el clima.
En su apuesta por la electrificación, China es también un puntal del Acuerdo de París, ya que «no quiere que se debilite», afirma Tubiana, al llamar a la Unión Europea a «acelerar el ritmo» si no quiere quedarse «completamente rezagada».
Otra dinámica surgida del Acuerdo de París, señala, es la que transcurre por el ámbito jurídico, con 1.500 demandas en todo el mundo exigiendo a los países que cumplan con el tratado, y con el apoyo «crucial» de la Corte Internacional de Justicia.
«Se están produciendo muchas transformaciones, y además, hoy en día, en todo el mundo, la opinión pública es consciente del cambio climático» y ve que la inacción genera «costes para hoy», dice, al plantear al «imposibilidad» de asegurar esos riesgos enormes.
Resistencias
Frente a los avances de las última década, también existen las resistencias que ejercen sectores como el gasístico o el petrolero, la desinformación sobre el cambio climático, «de las más fuertes», o directamente lo que Tubiana define como la «ola negacionista» que, entre otros, abandera el presidente estadounidense Donald Trump, que se salió del Acuerdo de París en su primer y segundo mandato.
Estamos en un momento en que tenemos gobiernos «bastante perdidos», lamentó, y apostó por una «diplomacia integral», convencida de que «en todas las sociedades del mundo, y particularmente en Europa, se necesita unidad en este período tan conflictivo con los partidos populistas».
El cambio climático «no es un problema sencillo, ni tiene una solución simple, ni existe una fórmula mágica», ya que cada país desde Estados Unidos a Brasil, pasando por India, China, Sudáfrica o por cualquiera de la Unión Europea, tiene sus limitaciones, concedió.
Escuela del Clima
Como decana de la Escuela del Clima de Sciences Po, la primera europea dedicada a la transición ecológica, Tubiana espera formar a partir de 2026 a los futuros «agentes del cambio». «Una nueva generación de líderes capaces de pensar y actuar de forma diferente», mantiene.
Tubiana llama a reforzar la cooperación internacional, acelerar la transición energética y, sobre todo, mantener el compromiso ciudadano frente a la desinformación. Destaca que los jóvenes, las comunidades locales y las empresas con visión sostenible son actores esenciales en esta resistencia global.
Asimismo, insiste en que los gobiernos deben actuar con coherencia, cumpliendo las promesas de reducción de emisiones y apoyando a los países más vulnerables. Su mensaje es claro: no basta con creer en la ciencia, hay que defenderla. EFE
El Maipo/ECOticias



