Por Juan Lehmann
El riesgo país se disparó hasta tocar su máximo en casi un año. Además, los títulos soberanos se derrumbaron más del 15%, mientras que el dólar volvió a subir, elevando la incertidumbre cambiaria. “Lo central ahora es cómo reacciona el Gobierno. Porque tiene margen de acción, pero debería dar un fuerte golpe de efecto”, dijo a Sputnik un experto.
El amplio triunfo del peronismo en las elecciones locales de la provincia de Buenos Aires fue un cisne negro para el mercado. El imprevisto revés que sufrió el Gobierno encabezado por el presidente argentino, Javier Milei, por más de 13 puntos de diferencia en el distrito más gravitante del país, llevó a un “lunes negro” bursátil, que recrudeció la incertidumbre en medio de semanas de tensión.
Las empresas nacionales perdieron más del 15% de su valor en Wall Street, mientras que el Merval —principal índice del mercado accionario argentino— se desplomó hasta un 12,8%, constituyendo una de las más pronunciadas desde la pandemia.
Además, los bonos soberanos en dólares retrocedieron más del 8%. En ese marco, el riesgo país—índice que mide la sobretasa que deben pagar los títulos argentinos— se disparó hasta superar los 1.100 puntos básicos, su máximo desde octubre del año pasado.
La tensión también se reflejó en el mercado cambiario. El dólar oficial volvió a subir hasta un 3% hasta los 1.425 pesos argentinos —su máximo valor nominal de la gestión Milei—, rozando el techo de la banda de flotación acordada con el Fondo Monetario Internacional (FMI) al momento de la firma del último crédito por 20.000 millones de dólares.
El golpe exhibió rasgos de una “profecía autocumplida”: durante las últimas semanas, el Gobierno nacional alertó sobre el impacto financiero que podría acarrear una victoria de la oposición. El “riesgo kuka” —en referencia al kirchnerismo— fue la consigna que esgrimió para advertir por las consecuencias económicas de un resultado adverso, alegando la animadversión de los mercados al peronismo y sus políticas.
Sin embargo, la magnitud de la derrota libertaria echó por tierra todas las previsiones. El propio JP Morgan —banco responsable de la confección del riesgo país— había planteado como escenario más probable una leve para el peronismo tan leve que rozaba los límites del “empate técnico”. En la Casa Rosada se especulaba con una diferencia inferior a los cinco puntos. Casi ninguna encuesta vio venir el batacazo del principal espacio opositor al Gobierno nacional.
Si bien el shock inicial fue categórico, tensiones venían acumulándose desde hacía semanas. Por caso, el tipo de cambio redondeó un alza de más del 20% en apenas dos meses, sembrando interrogantes sobre su impacto en la actividad económica. Tal fue la magnitud del alza que el propio Ejecutivo —contrariando lo pactado con el FMI-—decidió intervenir en el mercado para contener el dólar vendiendo parte de las escasas reservas con las que cuenta.
En paralelo, el Merval acumula una caída de 40% desde enero, cuando había tocado su punto máximo. En la misma sintonía, el riesgo país se duplicó respecto al primer mes del año, cuando había alcanzado su piso su valor más bajo (561 puntos). Desde entonces, al calor de ruidos cambiarios y derrotas legislativas, el índice no hizo más que elevarse.
El cisne negro
“La reacción del mercado se da porque el resultado sorprendió a todos. Se esperaba una derrota del Gobierno, pero mucho menor a la que terminó registrándose. Ante las dudas, lo que se impone primero es la incertidumbre, y por eso [ocurre] esta caída fuerte”, dijo a Sputnik el analista financiero Cristian Buteler.
Según el experto, “lo central ahora es cómo reacciona el Gobierno, porque tiene margen de acción, pero debería dar un fuerte golpe de efecto ante un mensaje muy claro, tanto político como financiero. Será clave lo que anuncie en los próximos días para calmar la turbulencia”.
“Parte de la reacción se da por el triunfo del peronismo, que siempre despierta rechazo en el mercado, pero también veníamos viendo inconsistencias en el programa económico que ahora sólo se profundizan. El Gobierno venía gastando muchas reservas en contener el dólar, y cada vez hay más dudas en torno qué tan sostenible es esta política”, destacó el consultor
El diagnóstico del especialista coincide con otras voces del sector. En diálogo con Sputnik, el economista Jorge Carrera apuntó que “la reacción inicial es porque prácticamente nadie había adelantado un escenario tan difícil para el Gobierno. Entonces, el mercado no se anticipó y recién reaccionó cuando se consumó la derrota”.
Para el investigador, el razonamiento inicial de los actores financieros fue lineal: “si este resultado se mantiene en las elecciones nacionales del 26 de octubre, sería un Gobierno muy golpeado y con poco margen de acción para sostener el ajuste fiscal que había llevado a la mejora de varios indicadores financieros”, destacó.
La pregunta de fondo
Por fuera de la más estricta coyuntura, ambos expertos coincidieron en la necesidad de un cambio de esquema económico.
“Estamos empezando a ver un límite a este modelo cambiario. Ya no solo hay una clara recesión en la economía real, sino que las dudas sobre el precio del dólar y la nula acumulación de reservas son mayores. Hasta el Fondo lo había advertido recientemente”, explicó Carrera.
Mientras tanto, Buteler apuntó que “estaba claro que en algún momento iba a haber un salto en el tipo de cambio. El Gobierno había recibido mucho respaldo del FMI, pero ya no parece alcanzar con ese apoyo para calmar la incertidumbre”.
“La pregunta es si habrá una reacción a tiempo para corregir las variables que vienen mostrando signos de agotamiento. Porque más allá de la recesión que se siente en la economía real, ahora las dudas sobre la sostenibilidad del programa empiezan a repercutir en el mercado financiero, donde había habido un fuerte apoyo durante la primera parte de la gestión”, completó Carrera.
El Maipo/Sputnik