Nueva Zelanda publicó esta semana una revisión de sus estrategias de defensa y seguridad nacional, alejándose de su antigua política exterior independiente y sometiéndose a los dictados geopolíticos de Estados Unidos.
El Gobierno de Nueva Zelanda hizo públicos el viernes 4 de agosto los dos primeros documentos de la Revisión de la Política de Defensa y su primera Estrategia de Seguridad Nacional, con el primer ministro y ministro de Seguridad Nacional e Inteligencia Chris Hipkins advirtiendo “una gama de desafíos de seguridad complejos y perturbadores”.
“El entorno de seguridad nacional e internacional ha cambiado y nuestra preparación también debe cambiar: tener una visión clara de los riesgos y establecer las capacidades adecuadas para ser efectivos“, enfatizó la autoridad neozelandesa.
Por su parte, el ministro de Defensa, Andrew Little, anunció nuevas inversiones “para modernizar las capacidades en tierra, mar y aire, y fortalecer nuestras relaciones con amigos y socios en el Pacífico y más allá”.
“Tomamos el mundo como es, no como nos gustaría que fuera. Es esencial responder adecuadamente a toda la gama de amenazas a la seguridad nacional de Nueva Zelanda y nuestros intereses“, enfatizó.
Las nuevas doctrinas marcan un cambio importante en la política exterior de Nueva Zelanda y sugieren la intención del gobierno de unirse a AUKUS, una alianza tripartita de habla inglesa cuyo acrónimo deriva de sus miembros: Estados Unidos, el Reino Unido y Australia, según concluye el Quincy Institute for Responsible Statecraft, un grupo de expertos con sede en Washington.
A juzgar por la Declaración de Política y Estrategia de Defensa del país, Nueva Zelanda adoptará el pilar dos del pacto AUKUS, que, aseguran en el documento, “puede presentar una oportunidad para que Nueva Zelanda coopere con socios de seguridad cercanos en tecnologías emergentes”.
Académicos sugieren que Little “pareció abrir la puerta a AUKUS” ya en marzo de 2023, cuando señaló que Nueva Zelanda estaría “dispuesta a explorar” las oportunidades del pacto en el campo de las tecnologías avanzadas.
Anteriormente, Wellington dejó en claro que no se uniría al primer pilar del pacto, que implica el suministro de submarinos de propulsión nuclear a Australia, dijo la semana pasada la ministra de Relaciones Exteriores, Nanaia Mahuta. Aun así, la deriva de la nación hacia la alianza anglófona parece estar en marcha.
¿Nueva Zelanda está abandonando su política exterior independiente?
Durante décadas, Wellington ha sido conocida por su “política exterior independiente”, según explicó el grupo de expertos. En 1986, Nueva Zelanda fue suspendida del Tratado de Seguridad de Australia, Nueva Zelanda y EEUU (ANZUS) de 1951 por su decisión de declarar una zona libre de armas nucleares en las aguas territoriales del país.
Después del final de la Guerra Fría, el país aprovechó su estrategia exterior independiente al diversificar los lazos diplomáticos y comerciales con varias naciones, sin que obstaran sus orientaciones políticas.
En particular, Nueva Zelanda firmó un acuerdo de libre comercio con China en 2008. Desde entonces, la República Popular se ha convertido en el mayor socio comercial del país isleño, con un comercio bidireccional valorado en más de 37.000 millones de dólares neozelandeses (22.000 millones de dólares estadounidenses) en 2021.
Este acuerdo fue especialmente beneficioso para los neozelandeses, dado que las exportaciones a China totalizan 21.450 millones de dólares neozelandeses (alrededor de 13.000 millones de dólares estadounidenses), lo que supera sus importaciones de la República Popular.
China también se ha convertido en el “segundo mercado turístico más grande y de más rápido crecimiento” de Nueva Zelanda; “la fuente más grande de estudiantes internacionales”; y una “fuente importante de inversión extranjera”, según el sitio del Gobierno de Wellington.
No obstante, parece que la era de la política exterior independiente neozelandesa ha “terminado”, según el grupo de expertos.
Para ilustrar su punto, los académicos de Washington se refieren al enfoque inusualmente crítico de las nuevas doctrinas hacia China, que encaja en una estrategia más amplia propagada por Washington, Londres y Canberra en sus respectivas estrategias del Indo-Pacífico.
“El ascenso de China es un importante impulsor del cambio geopolítico”, advierte la Estrategia de Seguridad Nacional de Nueva Zelanda, que argumenta que Pekín se está volviendo “más asertivo y más dispuesto a desafiar las reglas y normas internacionales existentes” y está utilizando la “coerción económica” para lograr sus objetivos.
“Para Wellington, que en gran medida se ha mantenido en buenos términos con Pekín incluso cuando las relaciones de China con Occidente se han deteriorado, las palabras y el tono general y la sustancia de los documentos reflejan un cambio histórico“, subraya el grupo de expertos.
Incremento del presupuesto militar
Nueva Zelanda también está lista para reforzar su gasto militar. Si bien el país actualmente gasta alrededor del 1,4% de su Producto Interno Bruto (PIB) en el rubro, a principios de mayo el ministro de Defensa, Andrew Little, anunció nuevas inyecciones de dinero en el presupuesto militar del país.
“La paga de muchos miembros del personal de las Fuerzas de Defensa de Nueva Zelanda, incluido la de los nuevos reclutas y el personal de servicio calificado de menor rango, aumentará entre 4.000 dólares neozelandeses [2.413 dólares estadounidenses] y 15.000 dólares neozelandeses [9.049 dólares estadounidenses] a partir del 1 de julio”, especificó el titular de la Defensa.
“Al invertir más de 419 millones de dólares neozelandeses [252,7 millones de dólares estadounidenses] para aumentar la nómina de Defensa, podemos continuar manteniendo y atrayendo las habilidades, la experiencia y los conocimientos que nuestro personal brinda en el país y en el extranjero, además de abordar las presiones del costo de vida”, abundó.
El funcionario explicó en aquel momento que el presupuesto para 2023 también invierte otros 328 millones de dólares neozelandeses (197,8 millones de dólares estadounidenses) en la mejora de los activos y la infraestructura de las Fuerzas de Defensa de Nueva Zelanda.
El impulso se ha realizado para “garantizar que [Wellington] pueda trabajar mejor con sus socios para cumplir sus compromisos aquí, en el Pacífico y en el extranjero”.
Los anuncios de mayo elevaron el monto total invertido en las Fuerzas Armadas de la nación a 4.700 millones de dólares neozelandeses (2.840 millones de dólares estadounidenses) desde 2017, o “el doble de lo que gastó el Gobierno anterior”.
El grupo de expertos comenta que el aumento parece especialmente significativo dado que Nueva Zelanda es una nación de solo 5 millones de personas.
Además, los académicos han llamado la atención sobre el hecho de que la revisión de la política de defensa del país debería haberse publicado a mediados de 2024; sin embargo, Little la “aceleró” y publicó los documentos en agosto de 2023.
La publicación de la nueva doctrina militar estuvo precedida por la participación de Nueva Zelanda como invitado en las cumbres de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de 2022 y 2023.
La nueva doctrina militar esbozada por Little pone énfasis en la necesidad de hacer que las Fuerzas Armadas de Nueva Zelanda sean más “capaces de combatir” y expandir las actividades militares de la nación en la región del Pacífico.
Además de gastar más en el personal militar, Wellington recientemente tomó posesión de una flota de aviones Boeing P-8A Poseidon que se ordenaron en 2018, a un costo total de más de 2.000 millones de dólares neozelandeses (1.210 millones de dólares estadounidenses).
Nueva Zelanda no es el único socio de EEUU que recientemente revirtió una política exterior mayoritariamente pacifista y aumentó su gasto militar: Japón también está aumentando su presupuesto militar, cerrando filas con EEUU e intensificando la cooperación con la OTAN.
Al mismo tiempo, Estados Unidos está reforzando su propia presencia militar en la región de Asia-Indo-Pacífico y acelerando el suministro de armas a Taiwán.
La militarización en curso despierta preocupaciones sobre una mayor escalada de las tensiones en la región, que está plagada de graves riesgos de seguridad.
Fuente: El Maipo/SPUTNIK