Integrarse al Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS permitiría a Argentina financiar obras de infraestructura sin las “condicionalidades muy fuertes” de organismos como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en los que Estados Unidos tiene mucha influencia, dijo a Sputnik la economista argentina Andrea Molinari.
El Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) de los BRICS podría aportar a Argentina una fuente alternativa de financiamiento con mayor soberanía. Así lo interpreta la economista argentina Andrea Molinari, investigadora de la Universidad de Buenos Aires y el Conicet que ha estudiado tanto al NDB como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB), dos instituciones financieras que la académica incluye en la categoría de “nuevos bancos de desarrollo”.
En diálogo con Sputnik, Molinari diferenció al NDB de otros bancos de desarrollo como el Banco Mundial o el BID, surgidos a partir de los Acuerdos de Breton Woods de 1944 y estructurados “a imagen y semejanza del hegemón capitalista post Segunda Guerra Mundial, que era Estados Unidos”.
Por ese motivo, la experta consideró que la consolidación del NDB “viene a disputar” la hegemonía de instituciones como el Banco Mundial o el BID, en los que Washington mantiene una importante influencia y un “poder de veto”. De todas maneras, aclaró que esa disputa propuesta por el banco de los BRICS “no ha sido disruptiva”, sino que se plantea más bien como “complementaria”, pero de una forma “más eficiente, más ágil y más verde”.
La idea de conformar un banco de desarrollo propio comenzó a discutirse en el seno de los BRICS en 2012 pero no fue hasta 2014 en la ciudad brasileña de Fortaleza cuando los Gobiernos de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica firmaron el acuerdo fundacional de la institución. La primera sesión del banco se produjo en 2015 y, tras la primera capitalización, comenzó a operar en 2016.
En 2021 se incorporaron Egipto, Bangladés y Emiratos Árabes Unidos (EUA) y actualmente se encuentra terminando los trámites para incorporar a Uruguay. El encuentro entre la presidenta del NDB, la brasileña Dilma Rousseff, y el ministro de Economía argentino, Sergio Massa, abrió las puertas para que Argentina sea posiblemente el siguiente país en incorporarse desde agosto.
Molinari recordó que los cinco miembros fundadores aportan el 18,98% del capital —originalmente era del 20% pero descendió al incorporar nuevos socios—, mientras que Egipto mantiene un 2,27%, siendo el socio no fundador con mayor participación. Bangladés, en tanto, tiene el 1,79% del capital y EUA el 1,06%. Si bien no está establecido aún, la economista especuló con que Argentina podría ingresar al banco con una participación cercana al 2%.
Para la experta, una de las principales diferencias con los bancos de desarrollo surgidos de Breton Woods es que en el banco de los BRICS no hay socios prestatarios y no prestatarios. Es decir, todos los socios aportan capital y pueden recibir préstamos, a diferencia del Banco Mundial o el BID, donde hay socios que solo aportan fondos y no reciben préstamos. Para Molinari, esta cuestión genera “una tensión en la gobernanza” que no se replica en organismos como el NDB, donde todos los accionistas también pueden recibir préstamos.
Una cuestión de soberanía
Con la finalidad de prestar dinero específicamente para obras de infraestructura o programas que aporten al desarrollo, el NDB podría ser, remarcó Molinari, “muy importante” para asegurarle a Argentina tener una fuente de financiamiento en momentos en que el Banco Mundial o el BID interrumpan o reduzcan el apoyo al país sudamericano, algo que ha sucedido en la última década por decisiones más políticas que técnicas.
Sin ir más lejos, a mediados de 2022 el entonces presidente del BID, el estadounidense Mauricio Claver-Carone, calificó a Argentina como un “país insolvente” y detuvo el envío de un préstamo de 500 millones de dólares que ya había sido aprobado por los técnicos del banco, alegando que no iba a “poner en riesgo el patrimonio del banco prestándole a un país insolvente”.
“Los economistas siempre decimos que no hay que poner todos los huevos en la misma canasta”, enfatizó Molinari, asegurando que Argentina debe “diversificar el riesgo y la fuente de financiamiento”.
Y, si bien admitió que la experiencia en este tipo de proyectos con los países de los BRICS aún es poca, recordó que “los financiamientos de estos bancos y del Fondo Monetario Internacional (FMI) tienen condicionalidades muy fuertes y a veces complican el desarrollo soberano que quiere tener el país”.
En la misma línea, sostuvo que las líneas de financiamiento que pueden venir del NDB pueden resultar “muy beneficiosas para Argentina en la medida en que el país pueda manifestar su soberanía con respecto a qué proyectos financiar”.
Para Molinari, el acercamiento de Argentina al banco de los BRICS también constituye “una señal” de respaldo y un gesto geopolítico al ingresar a un grupo en el que Estados Unidos no participa. Eso también puede colaborar en la búsqueda argentina de no depender del dólar estadounidense, consiguiendo préstamos en moneda local o al menos en la moneda de alguno de las cinco economías fundadores de los BRICS.
Por Sergio Pintado para SPUTNIK
El Maipo