Las últimas elecciones municipales y autonómicas de España, como también el plebiscito constitucional y la última elección de Consejeros Constitucionales en Chile, están demostrando un fenómeno difícil de digerir y asimilar por una gran cantidad de ciudadanos en el mundo. El fenómeno en cuestión es la creciente brecha entre la izquierda política y una mayoría de electores que permitan dar un gobierno y sostenibilidad a un variopinto conjunto de reformas profundas en sus respectivas sociedades.
Más allá de analizar las razones de las constantes victorias de las derechas, en donde lograron hacerse del triunfo del rechazo en el plebiscito de salida en Chile y posteriormente lograr una mayoría absoluta en el próximo consejo constitucional, como también lograr mayorías absolutas en las comunidades autónomas y municipios españoles, es necesario revisar que está pasando con esta tendencia política que se autoproclamaba como “Vanguardia del Pueblo organizado” y que al parecer el mismo pueblo le está dando la espalda.
“Es que el problema son las fake news de la derecha”, esa es la explicación que siempre resuena desde la izquierda después de una derrota, asumiendo a priori, que siempre su proyecto es el mejor y que se distorsiona comunicacionalmente, por lo tanto, las mayorías no logran comprenderlo y votan por la derecha. Si asumimos que el problema es comunicacional como dicen, podríamos preguntarnos ¿Qué se ha hecho al respecto? ¿Cuál es la oferta que muestra la izquierda al gran electorado nacional?
Dentro de la literatura política, se ha escrito bastante sobre la situación la izquierda en el mundo, la cual en estas últimas décadas ha ido abrazando los movimientos identitarios de la sociedad como las diversidades sexuales, ambientalismo, feminismo, etc. Por otra parte, también encontramos una izquierda nostálgica de los movimientos obreros del siglo XX y que siguen encarnando la misma cultura de hace muchos años atrás. Este fenómeno le ha significado contar con un colchón de votantes lo suficientemente robusto para convertirse en una fuerza significativa dentro del panorama político, alcanzando porcentajes considerables dentro de las instituciones democráticas. Si bien, este porcentaje constituye un primer paso para el poder, los sucesos de los últimos años han demostrado que no alcanza para una mayoría política, impidiendo que los proyectos de izquierda se conviertan en política pública, relegándolos a un voto testimonial.
El problema de abrazar las identidades, es el efecto contrario que estos movimientos generan, en otras palabras, el lado B del discurso, porque si bien, una identidad es una manera de sentirse reflejado con una problemática, por otra parte, es una exposición de una diferencia, en donde el discurso no está dirigido a todas las personas, sino que a un cierto grupo que comparte los mismos valores, misma cultura, mismas problemáticas y que ven a otro grupo como causa del problema.
Pero, ¿Qué pasa con las personas que no se sienten reflejadas con ninguno de estos movimientos identitarios?, el gran grupo de personas que han ido forjando su proyecto de vida a través de su trabajo, de su familia, de su entorno de amigos, club de fútbol, su cercanía con Dios, capacidad de consumo, etc. Que de la misma forma sufre los problemas inmediatos de la sociedad, como la economía, seguridad, entre otras. ¿Cuál es la oferta política que hace la izquierda hacia ese creciente grupo de personas? Que también han mostrado un gran desinterés y molestia hacía la política, las identidades y sus formas de representación.
He aquí la gran disyuntiva de la izquierda en estos días, ¿Se va a conformar con solo hablar a las identidades y asegurar un colchón de votos menor, pero altamente impugnador y testimonial? o encontrará la forma de conciliar un gran relato que agrupe a las identidades, pero que incluya a las grandes masas de votantes ya mencionadas, ¿Qué puntos en común existen para construir la mayoría?
Estas deben ser las cuestiones que la izquierda debiese debatir pensando en su futuro, entendiendo que en Chile las elecciones municipales están a la vuelta de la esquina, donde la necesidad de construir mayorías es vital y la tentación de cometer los mismos errores están siempre presentes.
Para El Maipo, Fabián Tello, Profesor Historia de Peñaflor
El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial El Maipo.