Por Anderson Santana
El avance del mar en la costa norte de Paraíba, en el nordeste de Brasil, amenaza a comunidades indígenas potiguara de Baía da Traição. La erosión ya destruyó y arrasó casas, lo que ha obligado a decenas de familias a dejar sus hogares. El proceso pone en riesgo la principal vía de acceso a las aldeas y está impidiendo la pesca, actividad esencial para la subsistencia en el territorio indígena.
«Perdí mi hogar. Más de 40 familias también tuvieron que irse«, dice el cacique Caboquinho Potiguara, líder de la comunidad indígena Aldeia do Forte, señalando lo que queda de Praia do Forte, una larga extensión de playa bañada por las aguas del océano Atlántico, en el municipio de Baía da Traição. Allí es donde antes había casas de pescadores y niños jugando en la arena y ahora el mar avanza sin control en territorio indígena. «La naturaleza está haciendo su trabajo, pero nosotros no tenemos apoyo», sostiene.
En esa playa reducida al mínimo está la Baía da Traição, una población ubicada a más de 80 kilómetros de João Pessoa, capital del estado de Paraíba y hogar de la población indígena potiguara. Con unos 9000 habitantes, enfrenta uno de los mayores desafíos ambientales de su historia debido al avance del mar. Este proceso amenaza, de manera creciente, la vida de los habitantes, sus viviendas y la carretera principal que da acceso a las comunidades indígenas, lo que podría dificultar la entrada y salida, y aislar a las poblaciones.

El cacique Caboquinho afirma que «esto es una continuación de la impunidad y la mala gestión». «Ya sabíamos que el mar estaba subiendo, pero nadie lo contuvo, nadie protegió nuestras casas”, dijo.
Cerca del 90 % del área del municipio está dentro de reservas indígenas, donde los potiguara, a lo largo de los siglos, han resistido para preservar su cultura y sus tierras. Sin embargo, el avance del mar y la erosión están actualmente en el centro de sus preocupaciones. Las consecuencias costeras del cambio climático son su nueva amenaza.
El cacique Caboquinho describe cómo el avance del mar ha alterado la vida en el territorio. Según él, la erosión costera dejó rocas expuestas en la playa, lo que limita el acceso al mar y ha impedido la pesca, actividad esencial para la subsistencia de las familias locales. «Estamos sin poder pescar, hay muchas piedras en la playa y ya no podemos frecuentar el mar, que avanza con cada marea», enfatiza.
Para Poran Potiguara, ingeniero forestal y líder indígena, el avance del mar no es un fenómeno nuevo. «Hace más de 20 años, el mar ya había invadido parte de Aldeia do Forte, y las familias tuvieron que ser reubicadas con el apoyo de la Fundación Nacional del Indio [Funai]», recuerda. «En aquel momento, pensábamos que era un ciclo natural, pero ahora entendemos que se debe al cambio climático y al impacto directo de la acción humana«, señala.
También relata que, desde entonces, el mar ha seguido avanzando hacia territorio indígena, y amenaza también a aldeas como Akajutibiró y Coqueirinho. Allí, «las casas ya están destruidas o a punto de derrumbarse. Si esto continúa, otras familias tendrán que abandonar sus tierras de nuevo», advierte.
La crecida del mar también amenaza el acceso principal a Baía de Traição. «Hay unos 15 o 20 metros de tierra entre el río y el mar. Si la carretera se destruye, las aldeas quedarán aisladas», explica Poran Potiguara. Añade que la carretera atraviesa una llanura aluvial natural, lo que agrava el problema: «Cuando llueve, la zona ya se inunda. Si las aguas se juntan, será imposible llegar a la ciudad por tierra«.
La preocupación es aún mayor porque el río Sinimbu abastece a la población. «El agua que llega a los grifos proviene del río. Si el mar entra, se salará y quienes no puedan comprar agua embotellada serán los primeros en sufrir», manifiesta el mismo líder.
Los líderes potiguara afirman que no hay un debate estructurado sobre los riesgos que enfrentan las comunidades. «No veo ninguna preocupación, ni en la ciudad ni entre las autoridades. Parece que nadie se ha dado cuenta de que estamos a punto de experimentar una catástrofe ambiental«, asegura Poran Potiguara.

Un error de planificación
Según Saulo Roberto de Oliveira Vital, geógrafo y profesor de la Universidad Federal de Paraíba, no sólo el cambio climático está influyendo en el avance del mar sino también la ocupación urbana desordenada.
El experto explica que el error radicó en la construcción de una carretera que conecta la zona urbanizada de Baía da Traição con las aldeas indígenas, sin tener en cuenta los impactos ambientales de esta obra. «Lo que sucede allí es un error de planificación. La carretera fue construida rellenando una zona crítica, un pozo natural de agua, donde el río Sinimbu se encuentra con el mar. Esto causó un desequilibrio ambiental», explica Oliveira.
El profesor destaca que la carretera fue construida en una zona estratégica conocida como maceió, un pozo natural de agua donde el río Sinimbu se encuentra con el mar. «Este maceió fue rellenado hace muchas décadas y al hacerlo causaron un impacto directo en las aguas del río y en la costa», explica.
También subraya que el impacto ya es visible: «La carretera conecta la zona urbana con las aldeas, pero el terreno ha quedado comprometido y ahora el mar está retomando el lugar que perdió».
A la carretera se suma la construcción de casas en el frente costero. Para Oliveira, “la falta de control y planificación en el crecimiento urbano ha resultado en la invasión de la franja de arena, donde la urbanización avanzó de manera desordenada. Baía da Traição es un caso clásico de invasión de la playa. Las casas comenzaron a ser construidas en la franja de arena, y la situación solo empeora a medida que el mar avanza», afirma el investigador.

El profesor explica que esta ocupación no respetó los límites naturales de la costa y que la urbanización en las áreas vulnerables de la ciudad ha sido un error repetido. «Estamos enfrentando una urbanización desordenada que se expandió sin ningún control. Los impactos ambientales son un reflejo directo de la falta de planificación», enfatiza.
Para él, el problema no se limita al aumento del nivel del mar, sino que incluye la falta de acciones coordinadas para proteger la costa. «El mar está invadiendo las áreas urbanas, pero esto no es causado solo por el cambio climático. La ocupación desordenada, la deforestación y la falta de fiscalización son los principales culpables», declara.
Localizadas en áreas de acantilados, estas aldeas están relativamente seguras por ahora, pero el aumento de la erosión podría ponerlas en riesgo en el futuro. «Si no hay una planificación adecuada, la erosión podría afectar los acantilados y, por lo tanto, las aldeas», afirma.
El aislamiento de las comunidades, agravado por la falta de infraestructura y el riesgo de destrucción de las carreteras, es una preocupación constante. «Si la carretera que conecta las aldeas con la ciudad es destruida, las comunidades quedarán aún más aisladas. No solo se verá comprometido el acceso físico a las aldeas, sino también la capacidad de responder a emergencias», explica.
Oliveira sugiere que una posible solución sería la construcción de un puente, en lugar de bloquear el mar, para garantizar el acceso sin dañar el medio ambiente local.
Reordenación urbana y revitalización costera
Una solución realista para la crisis, según el geógrafo, es el reordenamiento urbano y la revitalización de las áreas costeras. «La prioridad ahora es repensar la ocupación de la ciudad. Necesitamos sacar las casas de la franja de arena y promover un desarrollo urbano sostenible», manifiesta.
Sugiere que las autoridades locales deberían abandonar las ideas de «engrosar» las playas y, en su lugar, invertir en una revitalización completa de las áreas afectadas. «Puede ser una solución rápida, pero no resuelve el problema de fondo. La verdadera solución es un reordenamiento urbano y una planificación que involucre a la población local y las comunidades indígenas», sostiene.

Para Oliveira, la planificación a largo plazo debe centrarse en la preservación del medio ambiente y la seguridad de las comunidades, con acciones que tengan en cuenta los impactos del cambio climático, pero también las necesidades locales.
«Muchas casas fueron abandonadas y puestas a la venta, ya que se volvieron inviables. La urbanización en las áreas de riesgo ya no es viable y esto está causando una gran desvalorización inmobiliaria», afirma. Destaca que las áreas de riesgo, especialmente aquellas cercanas a la playa, ahora se consideran inhabitables.
El experto asegura que la preservación del medio ambiente y la protección de las comunidades indígenas requieren un enfoque integrado, que combine el respeto a los límites naturales y la inclusión de las poblaciones locales en el proceso de decisión. “Ellos tienen un profundo conocimiento del territorio y pueden ser parte de la solución», concluye el investigador.
Respuesta a la emergencia
Diversos organismos responsables de cuestiones ambientales y de gestión pública a nivel municipal, estatal y nacional fueron contactados por Mongabay Latam para aclarar las acciones en curso. En respuesta, la Fundación Nacional del Indio (Funai) detalló sus intervenciones en las áreas afectadas.
Según la Funai, entre 2009 y 2010, la fundación autorizó y financió la construcción de 20 casas para reubicar a las familias indígenas de la Aldeia do Forte, una de las más impactadas por el avance del mar. «La Funai, a través de la Coordinación Regional João Pessoa, ha intervenido siempre que ha sido solicitada», afirmó la institución. Sin embargo, no hay datos públicos más actuales disponibles sobre obras o procesos de reubicación posteriores a ese período.
Según la Funai, «las acciones de contención del avance del mar son responsabilidad del municipio», lo que pone la obligación de la mayor parte de la acción en la esfera local. La fundación aclara que aunque ha actuado para proteger a las familias de la Aldeia do Forte, su actuación se ha centrado solo en esa área, ubicada en el perímetro urbano.
La Funai también ha invertido en acciones de protección ambiental en las tierras indígenas potiguara, con el apoyo de socios gubernamentales y asociaciones indígenas. Entre estas acciones se encuentran el monitoreo de la calidad del agua, la protección de manglares y la recuperación de bosques ribereños, además de acciones de fiscalización conjuntas con el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (Ibama) y la Policía Federal para combatir delitos ambientales.
Para complementar las acciones de la Funai, el Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático, tras la tercera posesión del presidente Luiz Inácio Lula da Silva en 2023, informó que retomó el trabajo de gestión costera. Según el Ministerio, «una de las prioridades en este sentido es identificar los municipios con mayor vulnerabilidad costera frente a los impactos del cambio climático, como el aumento del nivel del mar, procesos erosivos, inundaciones y aumento de la frecuencia e intensidad de los eventos extremos«.

Información de la entidad indica que las acciones para mitigar estos impactos se incluyeron en el Plan Plurianual (PPA) 2024-2027, con el objetivo de retomar el Programa Nacional de Conservación de la Línea Costera (Procosta), destinado a la protección de las zonas costeras.
«El componente de Adaptación del Plan Climático, que funcionará como guía de la política climática del país hasta 2030, incorpora estas acciones como prioridades en su plan específico para el océano y las zonas costeras», señala el Ministerio. Sin embargo, el organismo también dejó claro que la responsabilidad de ejecutar las acciones de adaptación al avance del mar recae sobre los estados y municipios, con el apoyo del Gobierno federal.
Con respecto a las medidas que se están tomando para combatir los impactos de la erosión en Baía da Traição, el Gobierno del estado de Paraíba, a través de la Secretaría de Medio Ambiente y Sostenibilidad (Semas), destacó que ha adoptado una serie de iniciativas para enfrentar el avance del mar.
La Semas explicó que está en curso el Programa Estratégico de Estructuras Artificiales Marinas (Preamar), una iniciativa de gestión costera que busca integrar la conservación ambiental (combinando ciencia aplicada y sostenibilidad ambiental) con la mejora de las condiciones de vida de las comunidades locales, y que el grupo de trabajo de Preamar ha tomado medidas de emergencia como la realización de visitas técnicas para fomentar propuestas rápidas y a medio plazo. El análisis histórico del proceso erosivo y el uso de modelos hidrodinámicos son parte esencial del diagnóstico.
En busca de soluciones
La primera reunión ordinaria del Preamar, que tiene una duración de cuatro años, tuvo lugar el 28 de enero de 2025, con el objetivo de iniciar las acciones para prevenir y mitigar los impactos de la erosión costera en el litoral de Paraíba, especialmente en el municipio de Baía da Traição. Este encuentro reunió a representantes de diversas instituciones.
El enfoque principal del encuentro fue la presentación de una nota técnica elaborada por profesores doctores, que contenía un análisis de riesgos y soluciones científicas a corto, medio y largo plazo, dirigidas a mitigar la erosión en las playas de Baía da Traição.
Entre las medidas propuestas se destaca la protección de la integridad de la carretera estatal PB-008, vital para el municipio, y el abastecimiento de agua. Como solución urgente, se sugirió colocar bloques de piedra (enrocamiento) a lo largo de los tramos donde el mar amenaza la carretera. Esta medida, de bajo costo y fácil ejecución, será temporal hasta que se completen los estudios más detallados.
Además, para reducir la energía de las olas que entran en la bahía, se propuso la construcción de rompeolas arqueados y sumergidos en el interior de la bahía, más allá de la barrera de arrecifes costeros. Estos rompeolas se instalarán inicialmente utilizando bloques de arrecifes artificiales.
En marzo de 2025, el Ministerio Público Federal de Paraíba (MPF/PB) emitió una recomendación pública y urgente basada en otra nota técnica elaborada por el Panel Científico del programa Preamar-PB, un grupo de especialistas que ofrece el respaldo técnico del proceso.
Entre las medidas recomendadas se mencionan el refuerzo provisional del litoral con rocas y manta geotextil en Praia do Forte, adecuaciones de drenaje para disipar la energía de las olas y la instalación de rompeolas sumergidos con estructuras marinas artificiales como alternativa de medio y largo plazo para estabilizar los tramos críticos de erosión.
A futuro, el objetivo es ampliar el diagnóstico de la erosión para toda la costa de Paraíba y proponer soluciones, compromisos y responsabilidades de todos los actores implicados.
Sobre intervenciones anteriores en el área, la Semas reconoció referencias históricas mencionadas en reuniones del Panel Científico, incluyendo acciones ejecutadas por el municipio décadas atrás. «Hubo instalación de estructuras de gaviones (estructuras utilizadas para estabilizar suelos y controlar la erosión), pero sin precisión de fecha ni registros técnicos detallados consolidados en un informe público reciente», informó.
Hasta el cierre de este reportaje, el Ministerio de los Pueblos Indígenas (MPI), organismo federal, responsable de coordinar y articular políticas públicas para los pueblos indígenas en Brasil, no respondió las consultas sobre la situación de apoyo y colaboración a las comunidades indígenas de Baía da Traição.
Tampoco respondió la alcaldía de Baía da Traição, a pesar de varios intentos por obtener información oficial de orden municipal sobre la situación y las acciones concretas para enfrentar la erosión costera.

Las comunidades buscan ayuda
Puesto que el problema continúa, las comunidades indígenas potiguara han buscado ayuda también en el ámbito legislativo municipal por medio de la Câmara de Vereadores, el consejo local de representantes electos, responsable de fiscalizar el poder ejecutivo y articular el diálogo con las demandas públicas de la ciudad.
El presidente de la Cámara, Ronaldo do Mel, reconoce que hay una situación extremadamente crítica, que afecta a varias aldeas y amenaza el acceso a muchas comunidades. Dice que cuando pasa un camión pesado, el suelo tiembla. «Vimos con nuestros propios ojos cómo se desprende la barrera. El cacique está preocupado, sobre todo por el autobús escolar y la seguridad de las niñas y niños. Por eso tomó una medida preventiva: creó una barrera artesanal por la que solo pueden pasar carros pequeños y motos, bloqueando el paso de vehículos grandes».
Y asegura que aunque la Câmara de Vereadores ha intentado dar respuestas políticas y seguimiento a los recursos aprobados, la ejecución de las obras sigue estancada porque depende del poder ejecutivo municipal.
«El municipio necesita asumir su responsabilidad y actuar con urgencia», dice Ronaldo do Mel. «Es lamentable porque necesitamos apoyo institucional, alianzas, efectividad. Solo con publicaciones o mensajes no se resuelve. Se necesita remangarse para resolver el problema. A veces hay que tomar medidas drásticas, cerrar, frenar de verdad para que algo ocurra», asegura.
Reclamos de los pueblos indígenas
Poran Potiguara asegura que las comunidades no participaron de forma amplia en las reuniones donde se definieron las acciones para mitigar los impactos del avance del mar en sus territorios, lo que generó decisiones sin consulta comunitaria suficiente ni representatividad territorial. «El proceso debe respetar el derecho a la consulta libre, previa e informada«, dice.
Para el líder indígena, es importante garantizar que las comunidades tengan voz en la toma de decisiones. «El Estado debe comprender que la gente ha vivido allí durante más de 500 años. Queremos ser parte de la solución», afirma. «Las poblaciones más vulnerables siempre son las primeras en sufrir, y nuestra gente está en primera línea de esta crisis». Reconoce que «hubo algunas reuniones del programa Preamar-PB, pero solo con representantes puntuales, y no todas las comunidades afectadas por el avance del mar estuvieron representadas en esos encuentros».
Cuestionada, la Semas dice que los procesos de diálogo directo y participación social con las comunidades indígenas no son conducidos por el Gobierno estatal ni por el MPF, sino que dependen exclusivamente de la gestión municipal. «El diálogo con las aldeas y comunidades es responsabilidad total de la Prefectura, que también coordina la ejecución de la obra y las etapas de consulta social», dice la Semas.
Con el fin de avanzar hacia una solución efectiva, la Semas confirmó oficialmente que la inversión ya está prevista y formalizada: «El Gobierno del estado de Paraíba, mediante convenio publicado en el Diario Oficial el 8 de octubre, oficializó el traspaso de 5 263 056.90 de reales destinados a la Prefectura de Baía da Traição para la ejecución de obras de contención costera. El convenio fue firmado por la SEPLAG-PB — Secretaría de Planificación, Presupuesto y Gestión de Paraíba».
Ronaldo do Mel dice que la cámara ya aprobó el crédito presupuestario de 157 000 reales como contrapartida municipal para viabilizar los recursos estatales: «Fue votada, autorizada como crédito complementario para destrabar las obras junto al estado. Y aun así, hasta ahora nada sucede», dice.

Las expectativas frente a la COP30
Entre el 10 y el 21 de noviembre de 2025, Brasil fue la sede y el país anfitrión de la COP30, la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), el foro diplomático global dedicado a la crisis climática. Con Brasil recibiendo el encuentro en Belém, capital del estado de Pará, surgió una expectativa social y política de que agendas territoriales urgentes, especialmente las que afectan a los pueblos originarios, ocupasen un lugar central en el debate internacional.
Los pueblos indígenas costeros del nordeste brasileño esperaban que la discusión sobre la erosión costera, la subida del nivel del mar y la protección de sus territorios estuviera sobre la mesa como prioridad y con escucha activa hacia todas las comunidades afectadas. Pero, según Poran Potiguara, quien estuvo presente en el evento, no fue lo que ocurrió. Sus preocupaciones no hicieron parte de las discusiones centrales. El encuentro no ayudó a poner sobre la mesa los riesgos que están corriendo los pueblos que viven frente a los mares.
Así pues, mientras señala los escombros arrastrados por la marea, el cacique Caboquinho afirma con contundencia: «Los pueblos indígenas sufren. Lo que ocurre aquí es falta de atención, falta de respeto y, sobre todo, falta de derechos humanos para los pueblos indígenas».
Imagen principal: el avance del mar en Baía da Traição pone en riesgo las viviendas de la zona costera y amenaza la supervivencia de las comunidades indígenas, que han resistido durante siglos. Foto: cortesía Saulo Roberto de Oliveira Vital
«Este artículo forma parte de la serie de publicaciones resultado del programa de becas del proyecto Get Ready for the COP, ejecutado por DW Akademie y financiado por el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ).»
El Maipo/Mongabay



