Miércoles, Noviembre 12, 2025

La COP30 llega al corazón de la Amazonia brasileña

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(Belém) Belém amaneció hoy como epicentro de la esperanza climática al subir la COP30 sus telones, con líderes mundiales reunidos en la ciudad que entre ríos, selva y perenne lluvia proyecta historia, cultura y futuro sostenible.

Por las aguas del Guamá y la brisa húmeda del norteño estado de Pará, la metrópoli amazónica, Santa María de Belém do Grão-Pará, acoge desde este jueves y hasta mañana la Cumbre de Líderes de la 30 Conferencia de Naciones Unidas sobre el Clima (COP30), como voz activa en la lucha por la supervivencia global.

Urbe de leyenda y resistencia, fundada en 1616 por Francisco Caldeira Castelo Branco, nació como bastión del imperio ibérico.

Cuatro siglos después, se transforma en capital simbólica de la humanidad frente al desafío ambiental.

Allí donde antes se erguía el Forte do Presépio como defensa colonial, hoy se alzan discursos por un futuro sostenible.

Con cerca de 1,3 millones de habitantes, según el último censo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), Belém vibra con una mezcla de tradición y renovación.

Su pueblo cálido y su cultura mestiza la vuelven un espejo del Brasil profundo: tierra de música, aromas de tucupí y açaí, mercados donde la vida se vende en colores y voces.

Hasta la lluvia diaria, puntual y generosa, parece acompañar el pulso de la localidad que abre sus brazos al mundo.

El visitante que llega por primera vez encuentra un museo vivo de historia y naturaleza. Lugares como la Estação das Docas, el Mangal das Garças, el Theatro da Paz, el Museo Paraense Emílio Goeldi, el Mercado do Ver-o-Peso o la Casa das Onze Janelas conforman una geografía cultural, donde la Amazonia se cuenta a sí misma en arquitectura, sabor y sonido.

Pero Belém no solo es belleza, resulta también memoria y resistencia cultural. El Parlamento paraense aprobó recientemente leyes que reconocen su legado, como el proyecto que declara al Círio de Nazaré —la procesión religiosa más grande de Brasil— Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado.

En sus calles se siente la fe como parte del aire, una devoción que funde lo espiritual con lo terrenal, lo popular con lo sagrado. En esa mezcla de historia, fe y selva, Belém se reinventa ahora como emporio climático del planeta.

La COP30 no podía tener mejor anfitriona: una ciudad nacida del agua, curtida por el tiempo y sostenida por su gente. Esta puerta del Amazonas simboliza el punto de encuentro entre la herencia colonial y la urgencia ecológica, entre los rezos del Círio y las voces que claman por justicia climática.

Bajo el mismo cielo donde llueve cada tarde, miles de delegados y más de 50 jefes de Estado buscarán acuerdos, pero también inspiración.

Y tal vez descubran que, en este rincón del norte brasileño, donde la tierra y el agua dialogan desde hace siglos, ya se respira el espíritu de un nuevo pacto con la vida.

El Maipo/PL

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