Miércoles, Noviembre 12, 2025

Lula da Silva impulsa la transición energética en la COP30 y el debate del fin del petróleo

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El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se ha consolidado como una de las voces más influyentes en el debate global sobre la transición energética. De cara a la COP30, busca colocar a Brasil como líder del cambio a un modelo energético sostenible, equilibrando su papel como gran productor de petróleo con su compromiso climático.

Lula ha enfatizado que el futuro de la humanidad depende de una transición justa y gradual hacia energías limpias. Su gobierno impulsa una agenda verde que incluye la expansión de las energías solar, eólica y de biocombustibles, así como programas para reducir la deforestación amazónica.

Además, promueve una mayor cooperación internacional para financiar la transición en los países en desarrollo, subrayando que “los que más contaminan deben asumir más responsabilidades”.

El camino hacia la transición energética de Brasil

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, espera que la cumbre climática de la ONU (COP30), que comienza oficialmente el día 10 en Belém, se desarrolle sin sesgos ideológicos y apruebe una «línea de tiempo» para abandonar los combustibles fósiles.

De cara a la COP30, busca colocar a Brasil como líder del cambio a un modelo energético sostenible, equilibrando su papel como gran productor de petróleo con su compromiso climático.

En un encuentro con agencias internacionales, Lula también abordó los ataques de Estados Unidos contra lanchas en el Caribe y el Pacífico, las negociaciones en curso con el presidente Donald Trump por los aranceles y sus motivaciones para presentarse a la reelección en 2026.

El dirigente progresista atendió a corresponsales extranjeros dos días antes de recibir a medio centenar de jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre de líderes de la COP30, sobre la que está convencido de que será «la mejor» de la historia.

«No queremos que la COP continúe siendo un mercadillo climático de productos ideológicos, en el que cada uno dice lo que quiere, cómo lo quiere y nadie está obligado» a cumplir lo pactado, dijo.

En este contexto, salió en defensa de China. Reconoció que el gigante asiático, principal socio comercial de Brasil, contamina «mucho», pero al mismo tiempo situó a ese país como el que «más ha avanzado» en la transición energética.

El gobernante dijo que no sirve de nada echarse la culpa los unos o los otros, apostó por acelerar la implementación de los pactos climáticos y adelantó que presentará a sus pares varias propuestas.

Así, lanzará un fondo global para la protección de las selvas tropicales que acabará con el concepto de «donación», pues todas las partes se verán beneficiadas; y propondrá cuadruplicar la producción global de combustibles sostenibles, como el etanol.

También impulsará la creación de un consejo internacional vinculado a la ONU que fiscalice y eventualmente sancione a un país que incumpla lo acordado.

Y finalmente, el punto más delicado de la agenda: el petróleo. Lula se mostró a favor de discutir «una línea de tiempo» para abandonar los combustibles fósiles, pero sin fechas concretas.

Para él, sería «un acto de incoherencia e irresponsabilidad» decretar ahora el fin del uso del petróleo.

El tema es espinoso en Brasil, uno de los diez mayores productores mundiales de petróleo y que, en vísperas de la COP30, autorizó la exploración de crudo en un área próxima a la desembocadura del río Amazonas, de enorme valor biológico.

«Si fuera un líder falso y mentiroso, habría esperado a que la COP pasara» para que saliera la licencia medioambiental, comentó.

Lula emplaza a la CELAC a abordar los ataques de EEUU

Por otro lado, el jefe de Estado también analizó la situación en el Caribe y el Pacífico, donde EE.UU. bombardea lanchas supuestamente vinculadas con el narcotráfico, en unos ataques que han dejado hasta el momento más de 60 muertos.

«Tuve la oportunidad de hablar con el presidente Trump sobre ese asunto y le dije que América Latina es una zona de paz (…) No necesitamos guerras«, explicó.

En su opinión, «no es necesario» todo ese operativo y, por ello, invitó al Gobierno Trump a ayudar a combatir el narcotráfico «sin estar disparando» contra esos países latinoamericanos.

Para él, los problemas políticos tienen que resolverse dentro de la «política» y «no con armas», en aparente alusión a la crisis venezolana.

Ante hipotéticas operaciones estadounidenses en territorio venezolano, Lula dijo que «no quiere que se llegue a una invasión terrestre» y se puso a disposición para mediar entre las partes.

«No queremos conflictos en Suramérica. El único que queremos es el conflicto verbal», reiteró para después informar que también conversó del asunto con la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum.

Lula se mostró a favor de discutir «una línea de tiempo» para abandonar los combustibles fósiles, pero sin fechas concretas.

Asimismo, defendió tratar esa ofensiva militar en la cumbre de la CELAC-UE, que se celebra la semana próxima en Colombia.

En paralelo, Lula también negocia con Trump para revocar las sanciones a autoridades brasileñas y eliminar los aranceles del 50 % sobre los productos del país suramericano, impuestos en represalia por el juicio que condujo a una condena del expresidente Jair Bolsonaro por intento de golpe de Estado.

En ese marco, espera poder alcanzar un acuerdo y anticipó que volverá a llamar a Trump tras la COP30, si observa que las negociaciones no avanzan.

Con ganas de disputar las elecciones de 2026

A nivel local, Lula defendió su candidatura de cara a las elecciones de octubre de 2026, pues considera que, a sus 80 años, se encuentra en «el mejor momento de su vida» y, además, no quiere que vuelva la extrema derecha al poder. «En lo que dependa de mí, nunca más alguien de la extrema derecha negacionista va a gobernar».

Lula ocupa la Presidencia desde enero de 2023, cuando sucedió al ultraderechista Jair Bolsonaro, hoy en prisión domiciliaria y condenado a 27 años de prisión por «liderar» una trama golpista para «perpetuarse» en el poder tras perder los comicios de 2022, precisamente contra Lula.

Según las encuestas divulgadas hasta la fecha, Lula lidera todos los escenarios de intención de voto frente a cualquiera de los posibles candidatos.

Sin embargo, su posición genera debate: mientras defiende el liderazgo de Brasil en energías renovables, el país sigue invirtiendo en exploración petrolera, especialmente en el llamado “presal”, una de las mayores reservas de crudo del mundo.

Lula sostiene que el petróleo aún será necesario durante un periodo de transición, pero insiste en que sus beneficios deben destinarse a acelerar la descarbonización y preparar la economía para el fin de la era fósil.

En la COP30, Lula pretende unir a los países en una voz común que exija justicia climática y financiamiento verde. EFE

El Maipo/ECOticias

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